El comercio del calzado es fundamental en Melilla. Los y las melillenses acuden a estos negocios de zapatería para reponer su calzado y comprar una prenda para una celebración, para cualquier evento o simplemente para su día a día.
Tanto hombres como mujeres demandan este tipo de prendas. Pero, ¿Cómo está el sector en Melilla?, ¿Qué preferencias tienen las melillenses a la hora de comprar sus zapatos?, ¿y qué hay de los melillenses?
El Faro ha salido a la calle para preguntar a los comercios acerca del estado del sector en la ciudad. Además de la demanda que existe, dependiendo del cliente y cómo afecta la situación en la frontera al negocio.
Estos comercios coinciden en la “incertidumbre” en la que se encuentra el sector en la ciudad. En el caso de la zapatería Eclipse, su encargada, Raquel, afirma que este mes ha bajado el número de ventas, aunque los meses anteriores el negocio marchaba “muy bien”.
Por otro lado, de cara a la temporada de verano, Raquel no tiene claro como se desarrollarán las ventas. “No sólo cada temporada es una sorpresa, sino cada mes. Ningún mes es igual al mismo del año pasado”, sostiene la encargada de Eclipse.
Por su parte, Mohamed, gerente del negocio La Casa del Zapato, dice que mientras los clientes sigan acudiendo “no se quejan”. No obstante, lamenta la bajada de ventas. “Estamos al 50 o 60 por ciento”.
Afirma Mohamed que estos meses, en principio, son buenos porque es temporada de ventas, pero este invierno pasado ha sido “muy malo”.
“De enero a marzo ha sido malísimo, no hemos sacado a veces ni para gastos”.
El gerente de la Casa del Zapato confía en una buena temporada, pero no se arriesga a adivinar como se desarrollará este verano en su negocio.
La inflación también trastoca al sector. Melilla es una de las autonomías donde más han subido los precios y el calzado no se queda atrás. En la Casa del Zapato lamentan haber tenido que subir los precios. “Hemos tenido que subir, pues ha aumentado todo y no podemos permitirnos mantener los precios, pero intentamos hacerlo lo mínimo posible para que no afecte a nuestros clientes”, afirma Mohamed, gerente del negocio.
En Uno Calzados, el dueño, Mohamed, sostiene que el sector en nuestra ciudad va bien. En su caso dice que disponen de las tendencias y eso ayuda en cuanto a las cifras de ventas, sin embargo afirma, “va por zonas”. En su local situado en el centro, las cifras de ventas son menores que en su otra tienda del centro comercial. “El centro no está bien, además nos afectan las obras”.
La incertidumbre también es el caso del negocio Don Zapato. El dueño, Ibrahim, dice que la situación va “de día a día”. Sostiene que las ventas varían dependiendo si hay una celebración cerca, ya sea religiosa o no así como dependiendo si es fin de semana.
La temporada primavera-verano está marcada en el calendario de los trabajadores del sector. Los clientes cambian sus zapatos cerrados por un calzado más fresco y abierto.
En el caso de Melilla, el calzado cómodo y fresco impera en las ventas en esta temporada. Al ser una ciudad costera, el calzado de playa domina en los negocios, así como en ventas.
Ibrahim, dueño de Don Zapato, sostiene que las ventas en verano son mucho mayores que en otra época. “Los melillenses piden calzado de playa, las ventas se mueven mucho por la compra de chanclas y sandalias”, afirma. El dueño lamenta que esta temporada se prevé una disminución en las ventas, en comparación con años anteriores. Sin embargo, confía en la marcha del negocio. “Nos va bien”.
La encargada de la zapatería Eclipse, reafirma el deseo de un calzado de playa para esta época del año, además de un calzado fresco y sobre todo “cómodo”. “El verano es una época más alegre y se demanda este tipo de calzado, pero aún así, también vendemos de todo”.
Los comerciantes de nuestra ciudad coinciden en un dato revelador, las mujeres compran más que los hombres.
La zapatería Uno Calzados sostiene que las melillenses, especialmente ahora con el tema de comuniones y fiestas, demandan tacones no muy altos y cómodos. La variedad de colores van del verde, beige, negro, oro, bouganvilla o con cristales brillantes.
Para los melillenses, Mohamed afirma que las ventas se reducen a un calzado cómodo, ligero y fresco. “Los hombres quieren un calzado que sea ponible y se ajuste a cualquier pantalón, un calzado versátil, en definitiva”.
En Don Zapato las mujeres demandan variedad de calzado. “Los vestidos deben ir con su zapato correspondiente”, dice Ibrahim. En el caso de los niños, impera el calzado cómodo, pero también se vende mucho zapato de colegial.
En el caso de Eclipse, las clientas piden de todo, además, la encargada insiste en que disponen de todo tipo de calzado para las melillenses. No obstante, los melillenses, afirma, se calzan menos. Los hombres piden zapatillas cómodas y que sirvan para todas las temporadas. “El hombre compra una vez al año, es más básico en el tema del calzado. Las mujeres compran más”.
En la Casa del Zapato, las melillenses demandan todo tipo de calzado. “Vendemos zapatilla deportiva, sandalias, manoletinas, chanclas, esparteñas. La venta varía dependiendo del tipo de clienta”.
En el caso de los niños, estos demandan un calzado más cómodo. Para los más pequeños prima la venta de sandalias o zapatillas de lona.
La situación de la frontera afecta sin duda no sólo a la vida personal de multitud de melillenses, sino que también, afecta a la economía de la ciudad.
El sector del calzado no es ajeno a esta problemática. Los trabajadores coinciden en la pérdida de clientes debido a la situación de la frontera.
En la zapatería Uno demandan una solución “urgente” al tema de la frontera. En concreto, al régimen de viajeros. Solicitan a los políticos la implementación de dicho régimen, pues, sostiene, “en la frontera no se está aplicando y es un acuerdo internacional que aquí no se está aplicando”.
Desde Eclipse, la encargada confió en que la situación en la frontera mejorase para que el flujo de clientes también subiera. La encargada denunció que se puede introducir mercancía a Melilla, pero no se puede sacar de aquí hacia Marruecos. “El cierre de la frontera se notó bastante”.
En Don Zapato, la situación en la frontera les ha afectado, pues el dueño sostiene que el número de clientes ha bajado. “Antes se vendía más, pero desde que sólo vienen melillenses el número de ventas es menor, especialmente los fines de semana”.
Mohamed, de la Casa del Zapato, sostiene que la situación en la frontera ha afectado negativamente al negocio y demanda una solución. “Aquí no va a venir un estadounidense o un canadiense a comprar, el turismo lo teníamos al lado”, denuncia.
El oficio de zapatero se engloba dentro de los oficios en peligro de extinción. Cuando se nos estropeaban los zapatos, la gente acudía a repararlos a estos establecimientos.
En la actualidad, la gente compra el calzado con mayor frecuencia y, una vez se estropea, lo tira y vuelve a comprar otro.
En el caso de Melilla, Luis, zapatero de ‘Reparación de calzado El Francés’, afirma que, al ser un pequeño establecimiento, las grandes empresas del calzado afectan a su negocio.
“Llevo 14 años en Melilla y 10 viviendo de este negocio”.
Por otro lado, Luis afirma que el cliente más habitual son las mujeres, en una proporción de “7 de 10”.
Por último, Luis demanda más trabajadores para su sector, pues cada vez son menos y el negocio se ve “muy afectado”.
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