“La Iglesia tiene siempre que defender el respeto a los derechos humanos”

Muñoz reconoce que el problema de la inmigración es complejo, pero se muestra convencido de que una valla no va a frenar a estas personas l Resalta el trabajo de la Iglesia en Melilla y Nador

Ramón Muñoz es el delegado de Migraciones de la Diócesis de Málaga. Lleva años trabajando con inmigrantes que entran a nuestro país de manera irregular. Muñoz, que conoce de cerca la problemática de la inmigración, analiza cuál es el problema real y qué soluciones considera que habría que adoptar. Asimismo se muestra convencido de que la Iglesia tiene que posicionarse siempre del lado del respeto de los derechos humanos.
–¿Cómo ve la Diócesis de Málaga el fenómeno de la inmigración irregular en Melilla?
–Nosotros el tema de la inmigración lo vemos con mucha preocupación porque es un drama humano que están viviendo muchísimas personas que se ven obligadas a salir de su propia tierra para encontrar una forma de vida más digna. Es un proceso que lleva mucho tiempo a estas personas, que en algunos casos tardan años en llegar desde su país de origen hasta la frontera y luego, una vez que han alcanzado su destino, se encuentran muchísimos obstáculos. Por eso, consideramos que hay que tomar conciencia del drama humano que viven estas personas. Además,  por nuestra parte tenemos que darnos cuenta de que desde  el punto de vista cristiano no debemos quedarnos solamente pensando en la propia legalidad (aunque sobre la legalidad también habría que decir muchas cosas), sino que nuestra tarea fundamental es mostrar la compasión y el amor misericordioso que Dios nos tiene a cada uno de nosotros y por tanto abrir nuestro corazón a este gran drama y tratar de dar respuesta a las personas que llegan.
–Habla usted de legalidad. En este punto no podemos obviar que hace pocas semanas se ha aprobado una modificación de la Ley de Extranjería que legaliza las ‘devoluciones en caliente’. ¿Qué opina de esta práctica?
–Pensamos que realmente no es una solución y que el acuerdo que ha realizado el Gobierno incumple una serie de acuerdos y requisitos internacionales. De hecho hace pocos días un grupo de profesores de Derecho ha analizado la reforma y ha vertido críticas a esta modificación de la legislación. Los derechos humanos no están siendo reconocidos.
–En relación a ese respeto a los derechos humanos, la postura de la Iglesia debe ser siempre su salvaguarda, ¿no es así?
–La Iglesia tiene siempre que defender y promover el respeto a los derechos humanos. Para la Iglesia cualquier persona es imagen de Dios y por tanto por encima de la ley está el amor a las personas y el respeto a su dignidad.
–Está claro que el fenómeno de la inmigración es muy complejo. Pero ¿qué soluciones cree que podrían adoptarse para evitar el drama que viven estas personas?
–La solución real a todo este tema no está sólo en la frontera. El problema real está en las condiciones de vida de estas personas en los países de origen y mientras no se aborde esta cuestión y también la de los conflictos bélicos de los países en los que viven muchos de estos inmigrantes del norte de África, el problema no se solucionará. Nosotros lo que podemos hacer es atender a las necesidades urgentes de las personas que se acercan, pero mientras no se aborde el origen el problema no se va a solucionar nunca. En este asunto, Europa tiene una responsabilidad muy grande de promover el desarrollo de estos países.
–¿Cuál es el trabajo que hace la Diócesis aquí en Melilla?
–Las acciones que realiza la Diócesis se gestionan sobre todo a través de Cáritas Melilla. También hay instituciones religiosas trabajando al otro lado de la frontera en una atención directa con los inmigrantes, como curarles las heridas o llevarlos a los hospitales cuando necesitan atención. Hay una tarea muy importante que se está desarrollando tanto en Melilla como al otro lado de la frontera.
–Y qué opina de los supuestos malos tratos que a veces sufren los inmigrantes por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de uno y otro lado.
–A veces ha habido maltrato, pero no se puede generalizar, no se puede decir que la Policía española trate mal a los inmigrantes en general, porque de hecho en algunas ocasiones incluso les salvan la vida. No obstante, en acciones puntuales sí se han dado abusos y esos abusos hay que denunciarlos. En cuanto a la Policía marroquí, los datos que me llegan no están contrastados y por tanto prefiero no hacer una valoración.
–Hace más de un año que el Gobierno colocó concertinas sobre la valla, aunque ya casi no se hable ya de este asunto, muy denunciado en su momento, lo cierto es que siguen ahí. ¿Qué opina de esta medida?
–Eso es un trato vejatorio, porque realmente por más fronteras que se pongan cuando una persona ha hecho un recorrido de meses y a veces años, ha intentado saltar la valla cuatro o cinco veces y se ha hecho daño físico y lo sigue intentando, esto significa que por más valla que se ponga, los inmigrantes van a buscar la forma de poder salvarla. De hecho, la concertina no ha sido un obstáculo insalvable. Y si ponen vallas aún más altas, buscarán la forma de saltarla para entrar en Europa, porque la mayoría lo que quiere es ir a otros países europeos no quedarse aquí.
–Por último, además del trabajo que realizan a través de Cáritas aquí en Melilla, también actúa en Málaga a través de la Delegación de Migraciones. ¿En qué consiste su función?
–La Diócesis de Málaga tiene dos campos de actuación. Por un lado, la atención a las necesidades más inmediatas de los inmigrantes, que se hace a través de Cáritas. Después la delegación lo que hace es promover la integración de los inmigrantes en la comunidad cristiana. Es un proceso de integración social. También tratamos de elevar la conciencia de los cristianos para que sean sensibles con el problema de la inmigración que hoy nos afecta.