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La hostelería se anima con las comidas de Navidad

Se aproximan las fechas navideñas y con ellas, las reuniones entre compañeros de trabajo que aprovechan la ocasión para compartir una comida (o una cena, según los casos) y celebrar juntos las fiestas por excelencia de cada año. Estos encuentros alrededor de una mesa animan, y mucho, la hostelería melillense.

La mayoría de los empresarios consultados por El Faro reconoce que el mes de diciembre es de los mejores que pueden tener y que en muchos casos les salvan el año. Ya no solo por las comidas de empresa, sino por la propia dinámica de la época que se avecina, caracterizada por una mayor afluencia de personas en la calle.

Juan Carlos García, propietario del Soul Beach, confiesa que diciembre le permite subsistir durante todo el invierno. “Claro que nos convienen esas comidas. Esperamos al mes de diciembre como agua de mayo porque si no fuera por esas fechas, igual ni abriríamos en el invierno”, reconoció.

Soul Beach ya tiene el comedor completo los días 16, 17 y 18 de diciembre y por las noches casi han agotado su capacidad. Sus clientes suelen ser policías, guardias civiles, colegios e institutos. Y tiene reservas para grupos grandes de entre 40 y 50 comensales.

Como tantos otros locales de hostelería en Melilla, Soul Beach sufrió de lleno la pandemia y las restricciones que trajo consigo. “Solo permitieron terraza, luego la gente no se quería juntar y perdimos dos años y sin la Navidad dejas de ingresar mucho con lo que eso conlleva incluso para la generación de puestos de trabajo”, explicó.

Perder la Navidad, según Juan Carlos García, es perder el mantenimiento del local durante todo el invierno. “Nosotros tiramos en condiciones en verano para poder aguantar el año entero”.

A Francisco Benítez también le están yendo bien las reservas, no solo de las comidas de empresa sino también para las fechas claves de la Navidad, como Nochebuena, Fin de Año y Reyes. “Las comidas de empresa se van animando”, señaló Benítez quien añadió que “tengo mis reservas y está casi completo”.

A su local acuden grupos grandes como, por ejemplo, los de los colegios. “Suelen ser muchas más personas que por empresas y oscilan entre 20 y 40 comensales”, explicó. De hecho, la capacidad de su restaurante permite ente 38 y 40 personas por cada salón. “Esas son las mesas que estoy cogiendo”.

La diferencia con la Navidad de 2021 es notable. El año pasado hubo reservas pero muchas de ellas se anularon poco antes; en otros casos, acudían menos comensales de los que habían confirmado asistencia. “Se nota muchísimo la diferencia”, dijo Benítez.

Coincide con el propietario de Soul Beach en que diciembre es un buen mes para la hostelería. “Es una de las temporadas altas y creo que lo es para todo el sector. Es cuando hacemos caja porque la gente suele salir mucho a la calle con la Navidad. Podríamos decir que es la temporada más alta del año”.

Amaruch Hassan, de Casa Sadia, está de acuerdo con sus colegas de profesión. Él también está reservando ya de cara a esas comidas de empresa y repartiendo los menús que ha elaborado para facilitar la organización a sus clientes.

“Tenemos grupos de entre treinta y cuarenta personas y seguimos repartiendo los menús para que esos comensales puedan decidir lo que prefieren. Ya tenemos reservas”.

A su juicio, la Navidad siempre es una buena fecha para el negocio. “El mes de diciembre ha sido el salvador del año muchas veces”, recordó aunque se pasó mal durante la pandemia y en 2021, cuando se anularon las reservas de un día para otro.

“A raíz de una comida de médicos en Málaga, el año pasado empezaron a caerse las reservas y hubo un cien por cien de anulaciones. Fue muy duro, más que cualquier año”.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hostelería y dueño de La Traviata, Chakib Mohamed, también manifestó que este año hay “mucho interés” en ese tipo de comidas entre compañeros de trabajo fundamentalmente. Recordó el desastre que se produjo en diciembre de 2021, cuando se produjo un 80% de cancelaciones de las reservas en los distintos restaurantes melillenses. “La gente tenía muchas ganas de reunirse en una comida pero conforme se acercaba la fecha, viéndose los datos de covid que había entonces y que eran devastadores, empezaron a echarse atrás”.

Mohamed no tiene tan claro, sin embargo, que esos almuerzos tengan gran repercusión en la caja anual de ingresos de los hosteleros. “Son prácticamente dos días. Se forma mucho revuelo con esto pero son dos días en el calendario”.

En ese sentido, destacó que entre el 2 y el 11 de diciembre es un largo puente en el que muchas personas descansan o incluso salen a la península. “Las comidas se circunscriben del 11 al 18 de mes que es cuando todo el mundo vuelve a estar en la vida cotidiana”, concluyó.

 

 

 

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