Categorías: Editorial

La hostelería, de capa caída

LA crisis ha hecho estragos en el sector de la hostelería española y con ella han llegado, por un lado, los cierres de establecimientos que no han soportado el pulso de la baja demanda... ...y por otro, al menos a la península, una caída generalizada de los precios en bares y restaurantes que intentan adaptarse a los nuevos tiempos.
Los efectos de la crisis también se han notado, como no podía ser de otra manera, en Melilla, donde desde el año 2007 en que empezó la debacle han cerrado 57 bares. Si bien es cierto que el sector ha hecho un esfuerzo enorme por ajustar sus precios a la actual coyuntura económica, hay que reconocer que sigue siendo más barato tapear en el centro de Granada o de Murcia e incluso ir de cervezas en determinada zona de Madrid, que en algunos locales de la ciudad.
Algo habrá que hacer al respecto o de lo contrario más de un restaurante o bar de Melilla se verá abocado al cierre. Una cosa está clara: Los españoles gastamos hoy menos dinero en restauración. De eso ha dado fe un estudio del Ministerio de Agricultura que cifró el año pasado la reducción del gasto medio en bares y restaurantes en un 4%. ¿Por qué es más barato cenar en el centro de Berlín, de Lisboa o de Oporto que en España? Podríamos decir que porque la materia prima y la mano de obra son mucho mejores, que porque el producto final es más atractivo... Pero también habría que recapacitar sobre la carga impositiva que soporta el empresario español que tiene un bar: Paga tasas al Ayuntamiento, a la SGAE, la luz, el agua, los sueldos, a Hacienda...
En Melilla, por ejemplo, los hosteleros ven la solución a la crisis de bares y restaurantes no sólo en los ajustes de precios que se han hecho en la península (y también en la ciudad) sino en una ayuda urgente que dé un poco de oxígeno al sector, de la misma manera que reciben esa ayuda, por ejemplo, los taxis o el transporte público. También, y sobre todo, necesitan el apoyo de los clientes. Aunque habría que dejar claro que la gente no sale de tapas no porque no le apetezca o porque de pronto ya no le guste la gastronomía local y prefiera comer en Marruecos sino porque no puede permitírselo.
Está claro que el ajuste de precios en bares y restaurantes de la ciudad es una solución, pero no la única. Para que los hosteleros bajen sus precios, también debe bajar el importe de lo que pagan en alquileres o las cotizaciones a la Seguridad Social o el precio del barril de cerveza... Todo el sacrificio no puede aguantarlo el empresario.
A la crisis del sector hay que echarle también imaginación. Ahí están los festivales de tapas, que animan al cliente a salir por varios locales y votar el mejor sitio para tapear; la organización de semanas gastronómicas e incluso, por qué no, de rebajas y promociones. Hay que darle más vueltas al problema, pero hay que dárselas ya, porque corremos el riesgo de dejar muy tocado uno de los pilares del turismo de esta ciudad: Su oferta gastronómica. Éste es un tema que nos afecta a todos.

Compartir

Artículos recientes

Prueba Video Embed DailyMotion

La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…

6 días hace

Los Caleros de Ayamonte de Pepe Gámez

En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…

2 meses hace

Indagando sobre el sentido del temor a la muerte

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…

2 meses hace

Percebes

De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…

2 meses hace

Derecho a discrepar

Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…

2 meses hace

Verano del tiempo viejo (VII)

Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…

2 meses hace