Poco a poco la normalidad vuelve al vecindario, tras el susto que supuso escuchar un estruendo tal que hizo pensar en una explosión de gas al filo de la medianoche del miércoles.
Sin embargo, los vecinos de Averroes aún se sienten preocupados por lo que vendrá ahora. Las grietas persisten en el bloque 5 y 7 y en el resto del complejo residencial.
Ahora empieza el arduo trabajo para Emvismesa. No solamente en los despachos sino también sobre el terreno. El presidente de la sociedad pública, Javier Lence, explicó ayer con detalle los pasos que ya se están dando para solventar un problema que, reconoce, ya conocían a través de las denuncias y quejas interpuestas por los vecinos desde diciembre pasado.
Ahora comienza el trabajo para determinar cuál o cuáles han podido ser los posibles errores de construcción que han llevado, en tan pocos años, a que el revestimiento exterior de una parte de la fachada haya cedido sin remedio y que el resto en Averroes pueda correr la misma suerte.
Es ahora cuando hay que poner soluciones para reparar los numerosos daños producidos y que no vuelva a repetirse un suceso de estas características.
No hay que obviar, y el presidente de Emvismesa no lo ha hecho ni lo elude en ningún momento, que lógicamente habrá que determinar las posibles responsabilidades que se deriven de los informes técnicos. Es más que un compromiso.
Ahora, los vecinos, además de tranquilidad, tienen que armarse de paciencia porque estas cosas llevan su tiempo. No por aquello de que las cosas de palacio, van despacio, sino por la envergadura y el calado que las necesarias actuaciones en las viviendas de Averroes acarrean y acarrearán.
El presidente de Emvismesa ha entendido a la perfección que este asunto está alejado de la parte política que tiene su cargo y se ha focalizado en la parte de responsabilidad que tiene estar al frente de esta sociedad pública. Incluso cuando su puesto, como el del resto de los miembros del Ejecutivo es “en funciones” hasta el próximo 3 de julio, al menos.