Categorías: Sociedad

La hora de emprender el vuelo

El Centro de Aves Rapaces del Fuerte de Rostrogordo liberó ayer a 10 de las aves que permanecían allí acogidas. Varias personas se enfundaron el guante de cetrero y lanzaron a estos animales para que desplegaran sus alas y volaran hacia su hábitat natural.

Ayer llegó la hora de emprender el vuelo para una decena de ejemplares alojadas en el Centro de Aves Rapaces del Fuerte de Rostrogordo. Tras haber recibido durante largo tiempo los cuidados del personal del centro, las aves desplegaron sus alas para volver a surcar los aires.
El viceconsejero de Turismo de la Ciudad Autónoma, Javier Mateo, fue uno de los encargados de enfundarse el preceptivo guante de cetrero y soltar a un ave. Después lo hicieron varias de las personas que visitaron este centro.
Según explicó Mateo, la suelta de aves se lleva a cabo “cada año o  año y medio”. El viceconsejero de Turismo explicó que “no todas las aves son recuperables”, es decir, algunas de las acogidas en el centro presentan heridas que les impiden emprender de nuevo el vuelo. Éstas se quedan en Rostrogordo o “son donadas a otros centros en la península” para su cría.
Antes de soltar a las rapaces, varias personas conocieron de cerca a estas aves. Y qué mejor manera que ajustándose el guante de cetrero y sintiéndolas sobre el brazo.
Un búho de enormes ojos fue el ave que se eligió para que las visitas, todas damas, se familiarizaran con estas rapaces.
“No tenga miedo, no pica. Es muy bueno”, decía uno de los encargados del centro a una señora que mostró una amplia sonrisa al sostener al animal sobre su brazo.
A esta misma persona, y a varias de sus compañeras, les tocó después el turno de soltar a otras de las rapaces a las que les llegó la hora de la libertad.
“El centro de recuperación de especies tiene entre sus funciones que los visitantes conozcan las especies de la zona”, manifestó Mateo instantes después de que la última de las aves liberadas, entre las que hubo algun águila ratonera, ‘despegase’ hacia su hábitat natural.
Javier Mateo subrayó que en caso de que alguien se encuentre una de estas aves heridas en la ciudad, “nunca se la lleve a casa”. No hay que olvidar que estamos hablando de “animales salvajes”.

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