El cementerio atesora algunos panteones de un gran valor histórico artístico, fruto de las campañas del Ejército en Marruecos.
Si hay algo que ha caracterizado a Melilla durante años y aún lo sigue haciendo en la actualidad, es la presencia del Ejército, institución unida a la ciudad a lo largo de los diversos avatares históricos que vivió prácticamente desde el inicio de la conquista en 1497, con la aparición de la Compañía de Mar.
En cualquier caso serán las campañas de Marruecos las que justifiquen el surgimiento de una serie de enterramientos tanto colectivos como individuales de militares caídos en acto de servicio. Pese a ello, hay que remontarse a la conocida como Guerra de Margallo en 1893 para ver el primer suceso de armas importante en los alrededores de la ciudad.
Así, uno de los panteones más emblemáticos es el que en su día se erigió por suscripción popular para albergar los restos del general García Margallo, muerto en acto de combate en 1893 así como otros militares que participaron en estos sucesos.
Junto a ellos, también reposan en este panteón los laureados en la campaña de 1909 y en particular los caídos en el barranco del Lobo. De hecho, acoge a 65 cuerpos rescatados y los restos anónimos encontrados en el barranco en 1909. Este panteón comenzó a construirse en 1896 y está declarado Bien de Interés Cultural.
Junto a él también pueden encontrarse en el camposanto distintos panteones de las diferentes unidades militares que están ubicadas en la ciudad y que igualmente fueron testigos de las campañas de la guerra de Marruecos, entre 1909 y la pacificación del Protectorado español en 1927. Estos recogen los restos de numerosos militares españoles caídos en combate. La campaña del kert en 1911-12 también está presente en el cementerio con los restos de algunos de los participantes.
Entre las notas curiosas destaca la tumbra de Benito López Franco, el conocido como ‘soldado de los milagros’, cuyo enterramiento es objeto de veneración por muchos melillenses de las distintas confesiones religiosas que conviven en Melilla.
Pero sin lugar a dudas, el panteón más monumental es el de los Héroes, erigido en su día para albergar los restos de los caídos distinguidos en la campaña de 1909 y cuya primera piedra fue colocada por el rey Alfonso XIII en 1911. Los costes de su construcción fueron sufragados por suscripción nacional y fue bendecido en 1915.
En 1929 se trasladaron a él los restos que había en los 58 cementerios provisionales de diversas posiciones de combate y finalmente, recibieron en 1949 los restos del cementerio de la ‘Cruz de Monte Arruit’. En total hay 16 arcones y se calcula que pueden reposar ahí unas 2996 personas. Este monumento también está declarado como Bien de Interés Cultural.
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