El inmigrante, que se encontraba desorientado y con síntomas de deshidratación, tuvo que ser reanimado con primeros auxilios. La Guardia Civil ha descubierto a un inmigrante que pretendía entrar en la ciudad en el hueco de un vehículo al que se le había quitado el depósito de combustible.
Los hechos ocurrieron el pasado martes y ayer el conductor del turismo fue puesto a disposición judicial por un delito de tráfico de inmigrantes.
La intervención de los agentes tuvo lugar en el puesto fronterizo de Beni-Enzar, durante el registro de los automóviles que pretendían entrar en Melilla a primeras hora de la mañana. Entre los vehículos que estaban en la aduana se encontraba un Renault 18, de color gris y con placas de matrícula marroquí. El automóvil sólo estaba ocupado por su conductor.
Los guardias civiles iniciaron el registro del turismo por el maletero, donde no se apreciaba ninguna anomalía, todo aparentaba estar en orden, asegura la Comandancia en una nota de prensa. Sin embargo, durante el reconocimiento, un detalle “de interés policial” infundió sospechas al agente, que procedió a continuar con el registro en el interior del coche. El miembro de la Benemérita se centró concretamente en los asientos traseros, que iban desocupados y con algunos enseres. Así, con un reconocimiento más exhaustivo de esa zona, pudo comprobar que se habían realizado algunas modificaciones en el chasis. Y al introducir la mano a través de una pequeña rendija, pudo tocar algo que le pareció que podía ser la pierna de una persona. Así, con ayuda de otros compañeros, procedió intentar extraer el inmigrante.
En primer lugar trataron de quitar los tornillos de anclaje que unen los asientos por su respaldo a la estructura del vehículo. Sin embargo, al no conseguir retirarlos de esa manera, se decidió arrancar por la fuerza todos los asientos. De este modo los agentes pudieron comprobar que el depósito de combustible del automóvil había sido retirado. En su lugar se había construido un habitáculo y en su interior se encontraba una personas. Se trataba de un joven de origen subsahariano que tuvo que ser ayudado para poder salir debido a que el lugar donde se había escondido era exiguo y hermético. Por este motivo el inmigrante presentaba síntomas de cansancio, desorientación y deshidratación. Todo ello hizo necesario que tuviera que ser reanimado con primeros auxilios. No obstante, acabó recuperándose y finalmente no hubo que llamar a los servicios sanitarios de urgencia.
El inmigrante ilegal es un varón de unos treinta años de edad. Carecía de documentación y dijo que procedía de Guinea Conakry. Los agentes le condujeron ante el juez para que prestara declaración en calidad de testigo y posteriormente fue entregado a los agentes de la Policía Nacional para aplicarle la legislación vigente en materia de Extranjería. Por su parte, el conductor pasó ayer a disposición judicial acusado de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros. El detenido es un joven de 21 años, de nacionalidad marroquí y sin vinculación con Melilla.
Este es el segundo caso de similares características que ocurren en los últimos diez días. El anterior tuvo lugar el 19 de septiembre. En aquella ocasión el inmigrante era un joven de 14 años que intentó entrar en Melilla oculto en el depósito de combustible de otro turismo. Cuando fue rescatado debido a los agentes su estado era crítico por los gases inhalados, al calor y a la falta de ventilación. Los agentes tuvieron que practicarle los primeros auxilios e incluso fue trasladado al hospital, de donde pudo salir poco después ya totalmente recuperado.