El actor Manuel Medina presenta en Melilla ‘Dos hombres solos sin punto com ni ná’, una comedia que lleva en escena desde hace once años y que ha cosechado los aplausos del público andaluz desde su nacimiento.
Manuel Medina y Rodrigo Ponce de León estrenan en Melilla ‘Dos hombres sin punto com ni ná’ una comedia que pretende hacer reír sin parar a los melillenses. Las entradas salieron a la venta la semana pasada y se pueden adquirir por Internet o en la taquilla del teatro. Estarán en el escenario el 21 de septiembre a las 21:15 horas y el 22, a las 20:30 horas. Medina, un actor de Jerez de la Frontera, comentó a El Faro cómo surgió esta obra y la clave de su éxito. data-original-string="R+Rp+BdlGq8IcAx73Gll3whjJfsXIrsE4ukapEhdnPE=" class="apbct-email-encoder" title="This contact has been encoded by Anti-Spam by CleanTalk. Click to decode. To finish the decoding make sure that JavaScript is enabled in your browser.">yo*****@ho*****.com
–¿Ha estado alguna vez en Melilla?
–Estuve en Melilla hace unos doce años con la presentación de mi segundo disco. Y es que, aunque parezca mentira, yo canto. No me hace caso nadie, pero canto. Con este disco estuve en una gala que se hizo en la ciudad para Televisión Española y que produjo José Luis Moreno. Desde entonces no he vuelto. Me acuerdo poco de la ciudad porque estuve fijándome sobre todo en detalles, pero me llamó la atención.
–¿‘Dos hombres solos sin punto com ni ná’ nace de sus experiencias?
–La obra indudablemente es pensada con anécdotas propias. Con cosas que van pasando y sobre todo, es un homenaje a mi madre. Ella era esa jerezana de patio que tenía una forma particular de hablar. Me acuerdo que un día estábamos viendo el informativo y salió Christopher Reeves, el actor que hacía de ‘Superman’, tras caerse del caballo. Mi madre que se quedó muy seria mirándome y me dice: “Hay que ver Manolín con lo que ha volao ese hombre”. (Risas). Esa fuente de información humorística la tenía en mi casa. Mi madre era de esas señoras que le daba igual lo que decía porque aseguraba que ella se entendía. Era personaje tan especial que lo mezclé con otro de un amigo mío. Se llama Gonzalo y tiene ocho hijos.Cuando vas a verle a casa te lo encuentras con una bata roja y con un dragón en la espalda dando unos aletazos... Todo el mundo piensa que Gonzalo es maricón, pero no lo es. Es un macho típico de la raza española, pero muy loca. Se ha criado entre mujeres y es el típico que al hablar pues es amanerado. Mezclé los dos personajes y lo subí a un escenario. El próximo 15 de noviembre se cumplen once años desde su estreno.
–Esta obra ha crecido con vosotros y habrá cambiado mucho desde su estreno.
–El espectáculo no es que no sea distinto de un año para otro, sino que es distinto de una función a otra. Puedes decir: “¡Anda que no es exagerado el calvo este! Pero es verdad. Es la realidad. Nosotros procuramos que cada espectáculo sea distinto porque nosotros somos distintos. La improvisación esta a la orden del día y el público de cada obra te da pie a una gran cantidad de anécdotas distintas. Por eso, somos la única compañía de teatro que cumplimos el pasado domingo la cuarta temporada completa desde mayo hasta septiembre en el teatro Alameda de Málaga. Somos la única compañía de este país que ha conseguido eso. Y lo hemos hecho porque somos los primeros que nos lo pasamos bien sobre el escenario. La gente no viene una, sino hasta cinco y seis veces a vernos, porque cada espectáculo es distinto. También es verdad que se ha juntado el hambre con las ganas de comer. La gente lo esta pasando muy mal y la crisis está cada vez más acentuada. Por eso, la gente lo que quiere es sentarse en la butaca de un teatro y salir no muerto, sino destrozado de la risa. Y esta obra es garantía de esto.
–¿Recuerda la primera vez que subió al escenario con esta obra?
–Cuando la escribí fue por cachondeo, por pasar un rato. Dije de reunir a los amigos y reírnos un ratito. He hecho de todo, pero el humor era lo que más miedo me daba hacer. Ese hilo conductor entre el ridículo y la carcajada es muy fino y me sigue dando miedo. Conté aquella historia porque tenía un amigo que dueño de un pub en Jerez de la Frontera. Montamos el espectáculo y resultó que éste tenía otros amigos y cuando nos hemos dado cuenta, hacemos diez años pisando los escenarios de primera fila y llenándolos. Tenemos lo mejor del mundo, el sí del público y eso no lo para nadie. El boca a boca del público es tan beneficioso si hablan de forma positiva, como negativo si el comentario es malo. Y de nosotros, hasta ahora, todo el mundo habla bien. Es una pedantería, pero es la verdad.
–¿De qué trata ‘Dos hombres sin punto com ni ná’?
–El argumento de la obra es la historia de dos hombres que viven juntos, pero ninguno de los dos es gay. Rodrigo es quien trae el dinero a casa y yo soy el ama de casa. Mi personaje se ha criado con su madre y sus hermanas y un mayordomo maricón, con lo cual tiene ‘muchos aletazos’. Mi personaje que se ha criado en un ambiente femenino, pero le gustan las mujeres.
–¿Y de qué hablan las historias de estos personajes?
–Imagínate un tío totalmente hetero que le gustan las mujeres a rabiar, con un delantal y un abanico ‘loca del coño’. Te lo puedo decir más fuerte, pero no más claro. Este personaje es muy ‘mari’, pero no le gustan los hombres. Es totalmente masculino. Como la cosa está tan mala, esta viviendo con un muchachito joven muy guapo. La gente se piensa que son homoxesuales, pero nada que ver. Imagínate esa casa en la que pasan locuras y que le pegas una patada a la cuarta pared y dejas que la gente vea como vives. Eso es ‘Dos hombres sin punto como ni ná’. No tiene un nudo y un desenlace. Esta obra es un hilo conductor que no conduce a nada, bueno sí, a destornillarte de risa. Muchas veces la gente me pregunta de dónde salen todas estas cosas. El espectáculo dura unas tres horas y cuando sale el público no se ha enterado de esto. Esto sale de la experiencia, de anécdotas reales que nos han pasado. Son historias naturales y muy vivas. Yo defino a ‘Dos hombres sin punto com ni ná’ como la única obra de teatro española políticamente incorrecta. Aquí a las cosas se las llama por su nombre, si hablamos de sexo decimos follar. No disfrazamos nada. Creo que la gente hasta cierto punto lo agradece, es decir, que haya una obra de teatro en la que tú no te tengas que calentar el coco, sino que te sientas en la butaca del teatro a disfrutar.
–¿Nos destacaría alguna anécdota?
–Hace unos días cuando acabó una de la funciones una señora me dice que iba a hablar con su médico para que me recete la obra. Y yo me quedé sin saber qué decir. Esta mujer me aseguró que era la séptima vez que iba a vernos. Y conocemos a un chico que ha ido nueve veces. Te das cuenta de que está pasando algo con esta obra. Un periódico nacional publicaba que se estaba convirtiendo en digna de un estudio sociológico y me lo voy a empezar a creer porque no es normal.
–¿El humor y la sinceridad de los personajes son las claves de la obra?
–Si yo tuviera el secreto de esto sería millonario. Pero sí que es verdad que si hablamos del secreto de la obra son la constancia y la perseverancia. Nosotros no nos hemos bajado del burro y hemos sido constantes. De alguna manera, hemos mostrado al público de forma continua nuestro producto hasta que ha gustado. El secreto de esto es que llevamos once años con ella, pero funcionando de verdad son los cuatro últimos, que coinciden con el inicio de la crisis. La gente tiene muchas ganas de reírse, de sentarse en la butaca y no escuchar un clásico, con todos mis respectos, sino salir destrozado de la risa. Tenemos un e-mail para los que desean ponerse en contacto con nosotros
–¿Por qué eligieron ese título?
–Porque cuando terminé de escribir la obra era cuando estaban las obras de ‘Cinco mujeres punto com’ y no sé cuantos hombres punto com. Y yo quería quitar esa muletilla, pero para ello tenía que decirlo. Hemos acertado porque la gente cuando ve en el cartel a ese gordito calvo con delantal y el título sienten curiosidad por la obra y miran en Internet para saber más.
–¿Continuarán de gira con esta obra?
–Aunque tiene once años desde que nació, sólo lleva cuatro en los circuitos de primera fila. Ahora estamos con las negociaciones serias para entrar en Madrid. Esto tiene vida. No hay nuevos proyectos porque no puedo matar a esta gallina de los huevos de oro de ninguna de las maneras. No puedo despistarme con otro proyecto. Tengo que tener mi conciencia centrada en ‘Dos hombres sin punto com ni ná’, porque estamos convencidos de que éste es el comienzo.
–¿Cómo animaría a los melillenses a asistir a esta función de teatro?
–No soy nadie para decir que compren una entrada. Creo que el espectáculo esta ahí y si quieren tener un referente de lo que pasa, pueden buscar en Youtube y verán una ristra de vídeos donde pasamos por muchos teatros con público partido de la risa y sin parar de aplaudir. Ésa es nuestra carta de presentación.
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