Categorías: Editorial

La frontera

Los Verdes reclamaban ayer soluciones para los problemas fronterizos de Melilla. Se trata de una vieja reivindicación de todos los melillenses, independientemente de su color político.

Una frontera fluida es buena para todos. Ahí hay consenso. Pero por más que nos empeñemos en flagelarnos, no depende sólo de Melilla. Nada podemos hacer si Marruecos no mueve ficha.
Las cosas han mejorado en la pasada legislatura aunque no al ritmo que desearíamos, pero teniendo en cuenta que Rabat no reconoce a la ciudad autónoma, los avances son, como poco, destacables.
En 2012 teníamos altercados en la frontera día sí y día también. Ahora los alborotadores están desactivados. El control fronterizo marroquí no tenía verjas y ahora las tiene. Por Beni Enzar se colaban los coches ‘kamikazes’ y teníamos conos para frenarlos. Hoy es mucho más difícil.
Con lo que no hemos podido es con las colas, la lentitud, el embotellamiento y el caos de porteadores intentando pasar mercancía de un lado a otro de la frontera.
Ése es nuestro gran reto. El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, intentó desplazar el comercio atípico hacia Barrio Chino, pero hoy tenemos Beni Enzar hasta los topes de bultos.
El pasado sábado, incluso, los porteadores se atrincheraron en el principal paso fronterizo de la ciudad y bloquearon la entrada a Melilla durante casi una hora.
Pese a que los sábados no hay comercio atípico, querían entrar en Melilla por las bravas y tuvieron que intervenir las autoridades marroquíes.
Mientras tengamos un Gobierno en funciones, previsiblemente el problema seguirá si, con suerte, no va a peor.
Muchos melillenses no salen de la ciudad y muchos marroquíes no vienen a Melilla por las colas de la frontera.
Las cosas se pueden hacer de otra manera, pero de momento no hemos encontrado la fórmula.
De nada sirve que nos gastemos casi dos millones de euros en remodelar Beni Enzar si no resolvemos el problema desde la raíz. Hay colas porque España abre todos sus carriles y Marruecos no.
Si en una legislatura en la que éramos socios preferentes del Reino alauí no conseguimos salvar este obstáculo, difícilmente podremos hacerlo ahora que las relaciones entre el país vecino y la Unión Europea están rotas.
Marruecos no va a dar su brazo a torcer y no quiere que nadie le diga nada del Sáhara, ni siquiera el Tribunal Europeo de Justicia.
En principio, la crisis euromarroquí no se está notando en Melilla. Seguimos como estábamos, pero del proyecto de abrir una nueva frontera entre Beni Enzar y Barrio Chino no se ha vuelto a hablar. Ni una palabra. El tema ha quedado en ‘stand by’.

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