La frontera inteligente

EL 21 de julio de 2015 el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, en su sexta visita a Melilla, anunció a bombo y platillo el inicio de la implantación de la frontera inteligente en Beni Enzar en septiembre de ese mismo año.

Entonces dijo que la obra costaría 1.150.000 euros y además añadió que la modernización del principal paso fronterizo de nuestra ciudad era una prioridad para su ministerio.

Casi cuatro años más tarde... Qué os voy a contar. Nuestra frontera sigue siendo igual de vieja, lenta y complicada: seguimos sin saber quién entra o sale de Melilla.

Creo que al exministro Fernández Díaz se le calentó el ‘pico’ en aquella visita a nuestra ciudad porque venía de inaugurar la frontera inteligente de Algeciras y en una semana iba a estrenar la del aeropuerto del Prat, en Barcelona.

No creo, sin embargo, que nos mintiera sólo porque tenemos cara de incautos y nos creemos todo lo que nos cuenta alguien que viene de Madrid. El político al que hoy vinculan a las cloacas del Estado dio el visto bueno al presupuesto para remodelar las fronteras de Beni Enzar y Farhana y abrir las oficinas de asilo de Melilla.

¿Se podía haber hecho mejor? Desde luego, pero la inversión se hizo con él al frente de Interior aunque hoy nos parezca que sólo sirvió para callarnos la boca.

Fernández Díaz siguió viniendo a Melilla pero durante el Gobierno de Rajoy no volvimos a saber qué había sido de la frontera inteligente hasta que el 8 de marzo de 2017 el excomisario de la Jefatura Superior de Policía José Ángel Jiménez, hoy jefe de la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional, soltó un bombazo y nos contó la verdad: el proyecto de la frontera inteligente había quedado aparcado hasta que se consiguiera concentrar el comercio atípico en un único paso fronterizo de Melilla.

Ya se nos había olvidado la frontera inteligente cuando el 19 de enero pasado, el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez aprobó, a sugerencia del Ministerio del Interior, un presupuesto de 33 millones de euros para modernizar los pasos fronterizos de Melilla y Ceuta y hacerlos inteligentes.

En el caso de Beni Enzar, el ministro Fernando Grande-Marlaska admitió que es una frontera “obsoleta”, pero en ese momento no soltó prenda sobre qué se hará con toda esa lluvia de dinero de la que aún no hemos visto un duro.

En este punto, lo normal es tener dudas. ¿Los 33 millones de euros son para la frontera inteligente o ese presupuesto es un cajón de sastre en el que entra además la retirada de las concertinas, levantar dos metros más la valla y cuanta chapuza se tercie?

Empecemos por aclarar que los 33 millones no se iban ni se van a invertir de golpe. Forman parte de un plan plurianual, según han aclarado los socialistas melillenses. Significa que a partir de ahora ese dinero se troceará (con suerte) en varias partidas anuales.

A Fernández Díaz le iba a costar la frontera inteligente de Melilla 1,1 millones y los socialistas han presupuestado el mismo trabajo por, digamos, 16,5 millones, suponiendo que tenemos que repartirnos la mitad (de 33 millones de euros) con Ceuta.

No podemos olvidar que Pedro Sánchez tuvo que convocar elecciones anticipadas para que vayamos a las urnas este 28 de abril porque no consiguió aprobar sus presupuestos generales cuando los independentistas catalanes lo dejaron caer.

En medio de estos nubarrones, el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, llegó a Melilla la semana pasada a prometer la frontera inteligente en Beni Enzar.

Los socialistas de Melilla le ha afeado el atrevimiento y le han recordado vía titular de El Faro que eso ya está programado.

A mí la música de este culebrón me suena muy parecida a la de aquellos 300 millones que el PP decía que Rajoy había dejado a buen recaudo para la ampliación del puerto de Melilla y que luego se quedaron en agua de borrajas porque, según explicaron, el PSOE nos quitó ese dinero para premiar a los separatistas de Cataluña.

La líder socialista melillense Gloria Rojas retó al Ejecutivo local a demostrar la acusación, pero el debate se murió y los melillenses lo enterramos. Nos conformamos con creer que eso es lo que tienen los cambios de gobierno: que el que viene sacude la alfombra y si te he visto no me acuerdo.

Pero mira por dónde, la frontera inteligente ha entrado en campaña electoral como si eso fuera lo más importante para los más de 86.000 habitantes de esta ciudad.

Coincido con Marlaska en que Beni Enzar se ha quedado obsoleta. Es más, yo diría que hoy es la mejor candidata para avergonzar a Europa. Pero me preocupa que si a ojo de buen cubero tardamos horas en entrar a Melilla, cuando haya que meter el dedo en el lector de huellas dactilares, no quiero ni imaginarme la que se puede montar un domingo por la tarde en el principal paso de la ciudad.

Estamos en campaña y en esta etapa no hablamos de hechos sino de intenciones. El PSOE tiene presupuestada las fronteras inteligentes de Melilla y Ceuta, pero tan mal han vendido su proyecto que ha tenido que venir desde Bruselas González Pons para que los socialistas saquen pecho de una inversión que, pase lo que pase el 28 de abril en las urnas, llevará el sello del ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska.

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