El paso fronterizo de Beni-Enzar, entre España y Marruecos en Melilla, ha registrado el tránsito de 5.651 personas y 1.923 vehículos en ambas direcciones desde su reapertura en la medianoche del 17 de mayo.
Según los datos facilitados por la Delegación del Gobierno, es mayor el tránsito peatonal de Melilla hacia Marruecos, con un total de 2.970 personas, frente a las 2.681 que cruzaron la frontera desde el país vecino hacia la ciudad autónoma.
En cambio, en el capítulo de vehículos, son más los que han pasado de Marruecos hacia Melilla, un total de 1.005, frente a los 918 que han pasado de Melilla a Marruecos desde la reapertura.
Entre las 7.00 horas de ayer miércoles y las 7.00 horas de este jueves, han pasado la frontera terrestre 1.866 personas, de las cuales 954 fueron de Melilla a Marruecos y 912 en sentido inverso.
En cuanto a vehículos, fueron 649 en ese mismo periodo, de los cuales 366 salieron hacia Marruecos desde Melilla y 283 entraron a la ciudad autónoma procedentes del país vecino.
Por su parte la frontera de Ceuta mantiene tránsito fluido con más de 10.000 personas, el doble de las que pasan por Beni Enzar.
Según ha podido comprobar EFE este martes, en el paso fronterizo ha desaparecido la enorme expectación que se vivió la madrugada de la reapertura con la presencia de cientos de personas en las inmediaciones de la aduana, donde los vehículos que acceden a Marruecos y los que proceden de ese país son controlados por vigilantes de seguridad y por agentes de la Guardia Civil.
Funcionarios del servicio de Aduanas son los encargados de controlar la entrada de mercancías, que no está permitida en esta primera fase de reapertura.
El martes, en Ceuta, media docena de inmigrantes subsaharianos y magrebíes aguardaban en un lateral de la frontera para acceder a la Oficina de Asilo situada en la aduana con el fin de cumplimentar trámites burocráticos.
Por otro lado, en el espigón fronterizo del Tarajal, por donde hace un año accedieron miles de personas en dos avalanchas consecutivas, desde el martes se llevan a cabo una serie de trabajos en el arenal situado en mitad de las dos fronteras, en el lugar conocido como "tierra de nadie".
La aduana del Tarajal vivió la noche del lunes una jornada calificada como histórica al reabrir sus puertas tras más de dos años cerrada por la covid-19, lo que motivó que cientos de personas se agolparan en sus inmediaciones, sobre todo curiosos para comprobar la situación.
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