Editorial

La FP gana mucho terreno en Melilla

La FP se está convirtiendo en un importante referente para todos aquellos jóvenes (y no tan jóvenes) que buscan aprender un empleo u obtener la titulación de alguno que ya ejercen. Los datos que ha aportado el director provincial de Educación, Juan Ángel Berbel, no deja lugar a dudas en cuanto al avance a la hora de elegir cómo seguir los estudios después de la ESO: frente a los 2.968 alumnos que optan por la FP hay 1.276 que prefieren el bachillerato.

Estas cifras reflejan que Melilla sigue la corriente generalizada en el conjunto del país, donde la formación profesional es la primera elección para miles de chicos y chicas que quieren cualificarse para insertarse cuanto antes en el mundo laboral.

Las cosas ya no son como antes, cuando se decía aquello de ‘el que vale a bachillerato, el que no a FP’ y cada curso se amplía el número de titulaciones, algunas técnicas muy demandadas por el mercado como todo lo relacionado con las nuevas tecnologías. Se da la circunstancia de que hay determinadas carreras en la que los alumnos tienen trabajo incluso antes de que acaben sus estudios.

Y es la salida profesional inmediata la que hace tremendamente atractivo el camino de la FP. Curso tras curso es necesario ampliar los cupos que ofrece la educación pública porque la demanda crece a un ritmo imparable. Además, en Melilla se da la circunstancia de que no hay escuelas privadas donde cursar una titulación profesional, a diferencia de la casi totalidad de las provincias españolas, donde la posibilidad de hacer prácticas reales en empresas gana terreno y en muchos casos los alumnos terminan siendo los nuevos empleados en esos negocios.

Hace falta esa enseñanza dual también en nuestra ciudad, que los jóvenes salgan fuera, que viajen a la península y se integren en empresas donde puedan desarrollar todo el potencial y los conocimientos que llevan dentro. Sería un incentivo muy importante que los mejores de cada carrera pudieran tener un período de inserción como estudiantes en compañías donde aprendan algo también fundamental como es la disciplina laboral, algo que solo se adquiere trabajando como uno más dentro de la plantilla.

Está claro que Melilla sigue la estela peninsular en lo que a la FP se refiere y que cada vez son menos los alumnos que optan por el bachillerato y, por lo tanto, por continuar en la universidad, que suele ser el fin de todos aquellos que prologan sus estudios más allá de la enseñanza obligatoria de la ESO.

La ciudad también empieza a asemejarse a otras poblaciones peninsulares en lo que se refiere a la bajada de la natalidad y, con ello, el número de pequeños que entran en el circuito educativo, si bien los sindicatos siguen quejándose y criticando la elevada ratio que existe en los centros melillenses, a los que todavía no ha llegado de un modo efectivo la disminución de los nacimientos registrados en Melilla.

 

 

 

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