Las significativas bajas con las que la Unión Deportiva Melilla afrontó el encuentro del pasado domingo ante el Betis B se notaron en exceso.
A nadie se le escapa que puntuar en un grupo tan igualado como es el IV de la segunda división B, en el que el último es capaz de ganar al segundo clasificado en su propio campo, no es tarea fácil. Sobre todo cuando el potencial de los equipos, a excepción del Cádiz CF, es tan parejo que no sorprende ya ver entre los cinco primeros clasificados a escuadras como el Almería B o el Linense, que cuentan con ocho y hasta diez derrotas a estas alturas de la temporada cuando todavía quedan diez jornadas por disputarse.
El punto cosechado frente al Betis B puede darse por bueno por varias razones. Primero, porque cuando no se puede ganar lo mejor es no perder. Segundo, porque encadenar dos derrotas consecutivas hubiera minado buena parte de las expectativas que el equipo ha generado en el último tramo de competición. Y, tercero, porque a pesar de las numerosas y significativas bajas con las que la UD Melilla afrontó el duelo ante el filial verdiblanco, el equipo dio la talla durante gran parte del partido.
Aún así, siempre hay algún pero que poner o más de uno. Que la plantilla azulina es corta no es nada nuevo, pero que la falta de rotaciones limita el potencial del equipo tampoco lo es. Los daños colaterales del encuentro disputado en el Ramón de Carranza han dejado al descubierto varias cosas.
Nadie va a cuestionar que la ausencia de jugadores de cierto nivel merma el potencial de cualquier equipo, y el Melilla no va a ser una excepción. Ante el Betis B, el técnico azulino optó por reubicar a jugadores en posiciones poco habituales para ello y lo hizo en base a sensaciones. No cabe duda de que Fernando Currás es quien mejor conoce la plantilla, porque para ello trabaja a diario con sus jugadores. Sin embargo, desde fuera, la impresión que uno puede tener es la de que el entrenador unionista no arriesga lo más mínimo a la hora de apostar por algo diferente a lo que viene constituyendo el núcleo de su propuesta.
Si uno analiza la relación de jugadores más utilizados por el preparador unionista se entenderá con más facilidad. Salvo el meta Jesús Romero, el resto de componentes del banquillo azulino apenas ha gozado de minutos a lo largo de las 28 jornadas disputadas hasta el momento. En cualquier caso, y sin temor a equivocarnos, son los que menos minutos han acumulado.
Ante el Betis B el equipo bajó muchos enteros en la segunda mitad, cuando las fuerzas flaquearon. Los tres canteranos que saltaron al terreno de juego para afrontar el último tramo del choque, bastante hicieron con ayudar a aguantar el vendaval verdiblanco que casi termina arrasando al equipo azulino. Y todo ello porque al margen de que siempre ponga a los mejores, según las propias palabras del entrenador, no siempre juegan los que más en forma están.
Es obvio que ante el Betis B jugaron de inicio futbolistas que en estos momentos no están al cien por cien. Quizá por que no se confíe en todos por igual y eso haga que no hayan tenido el descanso necesario o la recuperación adecuada tras una lesión. También los es que el domingo, al igual que en anteriores partidos, participaron jugadores que tampoco están rindiendo a nivel esperado. Está bien que esto ocurra para potenciar la confianza que uno pueda tener en un determinado futbolista, pero lo que no cabe duda es que esa apuesta reiterada también sirve de cultivo para mermar la moral de otros que vienen trabajando desde el principio como el que más, y no siempre el que calla otorga.
Haría bien Fernando Currás en hacer uso de las rotaciones para que cuando el equipo lo necesite, la ausencia de los habituales no sea tan aparente. El de la primera vuelta ante el Cádiz CF y el de este domingo son claros ejemplos de que hay plantilla para pelear por metas mayores que la simple permanencia, pero la insistencia o reiteración en que algunos jueguen por cabezonería no sirve precisamente para que el nivel competitivo suba en la plantilla, sino todo lo contrario. Da la impresión de que hay jugadores de que hagan lo que hagan, tienen asegurado el puesto en el once titular el domingo siguiente y eso, al final, pasa factura. No sé si el equipo se clasificará al final para la fase de ascenso, ojalá que así sea, pero llegado el momento espero que no llegue muerto al momento cumbre del curso.
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