Entrevista a Beatriz Becerra, vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. La ex de UPyD cree que “no hay resquicio legal para considerar que se pueden hacer devoluciones” en la valla l Apuesta por un protocolo para la Benemérita.
Beatriz Becerra se ganó el escaño de eurodiputada en mayo de 2014 bajo las siglas de Unión Progreso y Democracia (UPyD), pero se dio de baja en la formación magenta en abril de este año. Ahora, como independiente dentro de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), ocupa el cargo de vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos en el Parlamento Europeo. Considera, entre otras cosas, que la entrada de Melilla en la Unión Aduanera es importante en la lucha contra el terrorismo yihadista. Su postura en contra de las ‘devoluciones en caliente’ en la valla también es tajante.
–Se habla mucho sobre si se cumplen los derechos humanos en Melilla a causa de las ‘devoluciones’, ¿qué opinión tiene?
–El punto de vista tanto del Parlamento Europeo como de la Subcomisión y de la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA, por sus siglas en inglés) es que no hay margen legal para poder considerar que se pueden hacer las ‘devoluciones en caliente’. Recientemente en el informe de la FRA queda dicho de manera muy clara: no hay resquicio legal, no se puede devolver a las personas, porque hay que respetar las convenciones de Derechos Humanos, entre otras cosas, para asegurarse de que esas personas piden o no asilo.
–¿Cómo pueden repercutir entonces al Gobierno de España los rechazos en frontera?
–Todo lo que ha tenido que ver con la gestión de fronteras en los últimos tiempos ha sido un desastre. Tenemos un verdadero problema en Europa porque no hay una política de exterior o de seguridad común. Además, si a ésto se suma que, como en el caso de Melilla y Ceuta, son fronteras de la UE porque son parte de un Estado miembro, pero no están en la Unión Aduanera, estamos en un punto en el que concurren muchos agujeros.
–¿Qué línea debería seguir una política migratoria común: la que marca la FRA o la que ha llevado al pacto con Turquía?
–El acuerdo de la UE con Turquía está rodeado de consideraciones de ilegalidad y falta de respeto a los Derechos Humanos que no vienen sólo por parte del Parlamento Europeo. Aunque se haya intentado envolver el acuerdo en una supuesta legalidad, hay dos jueces europeos que han elaborado unas sentencias reconociendo que Turquía no es un país seguro para devolver a personas que quieran tramitar asilo.
–¿Y Marruecos es seguro?
–Ahora se están iniciando los trámites para renovar el acuerdo comercial con Marruecos. Los avances en este país con respeto a Derechos Humanos, desarrollo institucional y democracia son significativos, pero es cierto que todavía hay ámbitos en los que no podemos dejar de indicar que no está a la altura. Pero desde el punto de vista de país seguro, se puede considerar que sí.
–¿Qué le parece que se condecore a los guardias civiles imputados por su actuación en la valla?
–Lo que hay que hacer con la Guardia Civil es respetarla y tratarla como se debe. Eso significa darle los recursos, las indicaciones y los protocolos que tiene que tener. No se la puede dejar sin respaldo, llevarla a la primera línea para que actúe como buenamente pueda o según instrucciones puntuales y luego dejar que la responsabilidad caiga sobre ellos y cubrir la falta de respaldo dándoles una medalla. Eso no.
–¿Es importante para la Subcomisión que haya un protocolo para los agentes en la valla?
–No hemos tratado ese tema porque la Guardia Civil responde al Ministerio del Interior. Lo que está ocurriendo con la Guardia Civil es que, aún tratándose de un Cuerpo con una actuación intachable en los campos en que trabaja, está desprotegida desde el punto de vista de las instrucciones que debe acometer cuando se trata de algo tan sensible y tan manifiestamente inhumano, en algunas ocasiones, como es la valla. La Guardia Civil ha reclamado en numerosas ocasiones que se le proporcione unos protocolos. Ahora lo que ocurre es que hay un vacío en el que los agentes se ven forzados a hacer lo que se supone que tienen que hacer, pero no ha habido ninguna modificación expresa de acuerdo al cambio que el Gobierno ha acometido en este sentido.
–Cambiando de asunto, su pregunta a la Comisión Europea sobre la “lacra” que suponía en la lucha contra el yihadismo la exclusión de Melilla de la Unión Aduanera ha generado revuelo en la ciudad, ¿qué opina?
–Es significativo que se haya hablado, sobre todo en el momento que se hace una interpretación de una pregunta escrita, que explica unas demandas concretas que se hacen a la Comisión Europea. El que haya esa intención de no entrar en lo que en realidad es importante, es que no se quiere abordar. Si lo que se pretende es buscar una relación entre terrorismo y comercio atípico, que no la hay, se quiere dejar de lado por qué Melilla no está dentro de la Unión Aduanera.
–¿Por qué cree no se ha planteado antes este asunto?
–Es obvio que Melilla y Ceuta son territorios de una gran vulnerabilidad, de una gran peligrosidad para las personas que viven allí, porque son entornos en los que la radicalización se está convirtiendo en un proceso rápido. Son España, y el Gobierno tiene que actuar, por peligrosa y complicada que sea la pobreza o la falta empleo. Todos los problemas que tiene España están concentrados, elevados a la máxima potencia, en Melilla y Ceuta.
–Esta misma mañana (ayer), el presidente de la Ciudad ha dicho que si Melilla entra en la Unión Aduanera se acabaría el comercio atípico.
–A mí me parecen de una gran irresponsabilidad esas declaraciones. Lo que dice es que Melilla tiene que estar fuera de los códigos de progreso de los países europeos. Está diciendo que Melilla, como está en África, puede tener unos márgenes para que sea ‘atípica’ o tribal. ¿Queremos volver al medievo? Un territorio europeo tiene que tener garantizado que los ciudadanos tengan los mismo derechos que el resto.
–Últimamente está trabajando en una iniciativa sobre Venezuela, ¿nos importa ahora más de la cuenta lo que pasa allí?
–Lo triste es que se piense que nos importa mucho ahora. Nos preocupa desde hace mucho tiempo. En el Parlamento Europeo, la primera resolución urgente que se hizo sobre derechos humanos en Venezuela fue a principios de 2014, tras los disturbios que hubo donde se encarceló a muchos opositores. En este tiempo hemos hecho varias resoluciones. La que vamos a hacer ahora es un debate con la Alta Representante, Federica Mogherini, para tener una postura común.
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