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La Facultad de Ciencias de la Salud insiste en que el nuevo hospital se nombre Dr. Pagés

A pesar de la respuesta negativa del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), la Facultad de Ciencias de la Salud de Melilla ha iniciado los trámites para volver a solicitar que el nuevo hospital de la ciudad se denomine "Hospital Universitario Dr. Pagés".

Así lo afirma en un comunicado la decana de la Facultad María del Mar Alfaya Góngora quien, además, resaltó que esa solicitud partió del comité colaborador de los "Actos Conmemorativos con motivo del centenario del descubrimiento de la anestesia epidural", que organiza el centro docente universitario.

En ese sentido, la decana destaca que se trata de un Comité compuesto por presidentes de los Colegios Profesionales de Enfermería y de Médicos; representantes de la Delegación de Defensa en Melilla, la Real Academia Española y de Andalucía Oriental Ceuta y Melilla de Medicina, la Facultad de Ciencias de la Salud de Melilla, y la rectora de la Universidad de Granada.

Según Alfaya Góngora, la solicitud está justificada por argumentos que se basan en "la trayectoria profesional y científica" del doctor Fidel Pagés, "su calidad humana, la trascendencia de su descubrimiento en la medicina y su vinculación con la historia de Melilla".

Asimismo, la Decana añade que "esperamos que finalmente el nuevo hospital se denomine 'Hospital Universitario de Melilla Dr. Pagés' y que "no nos priven" del nombre de una figura tan relevante, "por el hecho de igualar" el del Hospital Universitario de Ceuta.

Un criterio de "homogeneidad" que no se entiende

Recientemente también el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Melilla (ICOMME) mostró su rechazo hacia la negativa del Ingesa, basada en el referido argumento de "homogeneidad".

Puntualmente, el Ingesa respondió a la solicitud formal hecha el pasado 14 de diciembre diciendo que, como gestiona la asistencia sanitaria en las ciudades de Ceuta y de Melilla, "la denominación para el nuevo hospital de Melilla será ‘Hospital Universitario de Melilla’", "homogénea" con la del hospital del Ingesa en Ceuta.

El ICOMME recalcó entonces que no entendía por qué el nuevo hospital de Melilla tiene que llamarse igual que el de la vecina ciudad autónoma y adelantó que le daría una respuesta a la decisión del Ingesa "por la vía reglamentaria y oficial".

Vale reiterar que Fidel Pagés fue un médico militar que cursó gran parte de su carrera en Melilla y que revolucionó la medicina del dolor con el descubrimiento de la anestesia epidural.

De ahí que tanto el ICOMME como la Facultad hayan lamentado que el hecho de rendir "un justo y merecido homenaje" al protagonista de uno de los avances médicos más destacados del siglo XX no le parezca argumento suficiente al Ingesa para aprobar su petición.

De hecho, no solo no ha tenido en cuenta "todas las consideraciones históricas y especiales de Fidel Pagés con la ciudad de Melilla y con la historia reciente de España", sino que el Ingesa no ha aplicado el criterio de homogeneidad en todas las autonomías.

Al respecto, se ha pronuncIado igualmente el Partido Popular (PP) de Melilla, que calificó de "muy sectaria" la decisión del Ingesa. Para el PP, se trata de un pronunciamiento que evidencia "una falta absoluta de conocimiento, por no decir una ignorancia supina" sobre la figura de Fidel Pagés y su desempeño en Melilla.

La corta, pero fructífera vida del doctor Pagés

Fidel Pagés Miravé (1886-1923) llegó con poco más de veinte años a Melilla como segundo oficial médico. Arribó a la ciudad en julio de 1909, poco antes de que ocurriera el Desastre del Barranco del Lobo.

Apenas había terminado su carrera en la Universidad de Madrid y había sido destinado al Hospital Militar de Carabanchel. Pero, casi inmediatamente juró bandera ante la del Regimiento de Infantería Asturias 31 y terminó asistiendo a cientos de heridos en el campo de batalla durante la Guerra de Melilla, donde palpó la falta de personal y de recursos para atender a los soldados.

En 1910 volvió al madrileño Hospital Militar  y, casi un año después, a Melilla, donde logró mejorar el material médico de la dotación de las ambulancias de montaña y fue nombrado instructor de los reclutas de la compañía de sanidad. Pronto su labor docente y práctica en la región del Rif le hicieron ganar un amplio prestigio.

De regreso a Madrid, el nacido en Huesca (Aragón) continuó trabajando de manera incansable y su fama como cirujano creció grandemente. Pasó también por el Hospital Provincial de la Beneficencia y se convirtió en médico de la Casa Real, donde atendería a la reina regente María Cristina.

Vinculado al gabinete del Ministerio de la Guerra y al Estado Mayor Central del Ejército y conocedor de varios idiomas (en especial el alemán), Pagés llegó como comisionado en febrero de 1917 a Viena, en plena Primera Guerra Mundial. Pero no se limitó a inspeccionar los campos de prisioneros austro-húngaros, sino que terminó realizando intervenciones quirúrgicas en el Hospital Militar de la ciudad.

Ya en España, le sería entregada la medalla de la Cruz Roja Española por su altruista desempeño allí y se le nombraría secretario de la Revista de Sanidad Militar. En 1919 fundaría junto al doctor Ramírez de la Mata la Revista Española de Cirugía.

En esta última publicaría en 1921 el descubrimiento que lo colocaría en la historia como inmenso benefactor de la Humanidad, el de la anestesia epidural (entonces llamada anestesia metamérica y ampliamente utilizada hoy en obstetricia, cirugía genito-urinaria y traumatología).

Tristemente, al poco tiempo este procedimiento tuvo que ser empleado por el oscense durante los sucesos de Annual y, en 1923, 24 horas después de realizar en el Hospital Militar de San Sebastián la que sería su última cirugía, murió en un trágico accidente en Burgos, con solo 37 años.

Aunque en los años 30 el italiano Achilles Dogliotti se atribuyó el crédito por el descubrimiento de Pagés y los estudios del médico español no fueron traducidos ni publicados en inglés hasta 1961, y en francés, hasta 1975, en los últimos tiempos se ha intentado rescatar del olvido la impronta de quien se preocupó tanto por aliviar el dolor de otros. Hoy, en Melilla, tenemos una oportunidad de agradecerle.

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