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"La especialidad del Bar Aragón es su clientela"

El propietario del Bar Aragón, Manuel Garcés, conocido como ‘Manolete’, se corta la coleta. Esta semana celebró su 66 cumpleaños y también su jubilación no sin cierta nostalgia.

El Bar Aragón es un establecimiento hostelero emblemático en Melilla, una leyenda. Por este local han pasado cantantes, políticos y personajes del mundo de la cultura. Abierto en la década de los 60 por el padre de Manuel Garcés, la tercera generación ha decidido no seguir con el negocio familiar y, finalmente, tras llevar el timón de este bar, ‘Manolete’ decidió traspasarlo.

Antes de irse de vacaciones hablamos con Manuel Garcés sobre toda una vida al frente de un local repleto de historias. Algunas se pueden contar, y otras permanecerán entre sus paredes para siempre.

Manuel Garcés reconoce que se irá acostumbrando, poco a poco, a la jubilación. Por el momento se encuentra extraño: “El miércoles me encontré un poquito raro porque sentía que me faltaba algo, pero al estar rodeado de mis hijos, mis nietos y de mi mujer estaba feliz. Ahora toca hacerse a la idea, cuidarse y disfrutar de la vida porque no sabemos lo que puede pasar mañana”.

El Bar Aragón es toda una institución en Melilla. No en vano, muchos recuerdan cómo el día de Nochebuena era tradición tomar algo en ese establecimiento antes de la cena, en el que la fiesta estaba asegurada. Es más, dicen que en Melilla el pistoletazo de salida a la Navidad se daba en el Bar Aragón: “En 1962, mi padre, Juan Garcés, ‘Juanele’ se instaló en Melilla y fundó este local. Nosotros somos cuatro hermanos y todos trabajábamos en el bar. Era un negocio familiar al que se le tenía mucho cariño en Melilla. Lo que los clientes tenían con mi padre era admiración. Todo el mundo decía: “¡Qué familia ha formado ‘Juanele’! Todos los hijos lo quieren con locura. Mi padre era una institución en Melilla. A mi padre lo apreciaban como si fuese uno más de la familia. Mi padre se quedó muy joven viudo, crió a sus cuatro hijos y nos hemos situado todos. Esas cosas se llevan en el corazón”.

Cuando se le pregunta a Manuel Garcés por la especialidad de la casa, él lo tiene muy claro: “Nuestra especialidad es la clientela. Hemos tenido clientes que a mí me conocen desde chiquitillo, hay otros que han fallecido, pero conozco a sus hijos, a sus nietos y lo primero que me dicen es: “Hay que ver lo que ha sido vuestro padre para ustedes y para Melilla. Muchas personas piensan que el Bar Aragón va a desaparecer, pero no lo hará y además se mantienen los mismos trabajadores que teníamos y son como hermanos. Uno de ellos, que ahora será encargado, trabaja conmigo desde hace 33 años. Lo único que les pedí es que el Bar Aragón se siga conociendo como hasta ahora, como cuando empezó mi padre”.

A lo largo de los años, Manolo Garcés ha visto crecer a muchas generaciones: “He conocido a los padres y abuelos de muchos clientes y les digo ¡Hay qué ver! Yo te conocía a ti de chiquitillo. Eso es lo que me gusta de Melilla. Es una ciudad muy acogedora, la hostelería entera de Melilla es muy cercana y hay que conservarlo. La hostelería melillense es muy buena y también la localidad. Muchas personas vienen a Melilla por la hostelería”.

Entre los recuerdos de este bar, se guardan los derbis entre el Real Madrid y el Barcelona: “Mi hermano mayor, Chiqui, era del Barcelona; mi hermana del Real Madrid, mi cuñada del Barcelona, así que los días de partido había un gran ambiente en el bar. No quiero que estas tradiciones desaparezcan. Tengo amigos en diferentes puntos de España y todavía recuerdan el Madrid-Barcelona en Melilla”.

Estando con un hostelero de pro, le preguntamos sobre cómo valora la marcha de este sector en la actualidad: “Conozco a toda la directiva del sector hostelero y sé que se están preocupando por el bien de la ciudad. La llegada de cruceros hace que vengan muchos turistas y eso es beneficioso para la hostelería. Espero que no se nos vaya ese trozo de corazón, hay que mantenerlo, hay que lucharlo y vamos a poner todo de nuestra parte para que nunca desaparezca esta esencia”.

Tras jubilarse su padre, su hermano mayor y Manuel Garcés cogieron el testigo. Sin embargo, la tercera generación dirige sus pasos hacia otras profesiones: “Gracias a Dios mis hijos están bien situados. Prefiero que el Bar Aragón lo gestionen los trabajadores que han estado conmigo toda la vida. Ahora, siempre les he dicho que si un día hace falta que les eche una mano yo soy el primero en estar a su disposición”.

El jueves, Manolo Aragón partirá hacia Madrid para visitar a uno de sus hijos que juega en el Atlético de Madrid, pero regresará a su querida Melilla en unas semanas: “Si yo quiero algo de Melilla es a la clientela. Todo lo que tengo es gracias a mi familia, a mi mujer, que es lo mejor que he tenido en la vida, y a mis hijos. No quiero llorar, pero me emociono al pensar en nuestra clientela a la que estoy muy agradecido. Ahora toca descansar”.

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