Datos escalofriantes, que se conocían en parte pero que ahora, con la última Encuesta de Población Activa (EPA), reflejan una realidad para no dormir. Especialmente en una ciudad como Melilla con tantos desequilibrios sociales, una población con empleo público muy estable y buenos sueldos en muchos casos, y una población que aspira a trabajar o trabaja en la empresa privada, con sueldos muchos más bajos y en la que se ceba especialmente el altísimo índice de paro que sufre la ciudad.
El 26,6 por ciento de la población activa melillense está en paro. Un dato tremendo, el tercero más alto de España, inaguantable como decía ayer el presidente Imbroda que exige de más implicación por parte del Gobierno socialista, y no del recorte en inversiones al que nos ha condenado este año el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.