Amelga celebra el próximo 27 de junio su fiesta anual del Orgullo LGTB l Al respecto, el presidente de esta asociación considera que “cada colectivo tiene su manera de reivindicar y manifestarse”.
Como cada año, la Asociación Melillense en favor de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Amlega) celebra su principal actividad reivindicativa, la fiesta del Orgullo LGTB. Su presidente considera que aún es necesario celebrar este tipo de actos, puesto que son una manera efectiva de poner de manifiesto ciertos derechos.
–¿Considera que el colectivo LGTB está politizado?
–Es natural que en un principio existiese una clara división política de nuestras demandas, porque los dos principales partidos del país habían tomado posiciones. Eso influía a la hora de aceptar nuestras demandas. En Melilla al principio este tema no se asume bien por parte de la Administración local y se toma como cuestiones políticas, pero a lo largo de los años terminan valorando tanto el papel que Amlega representa como las revindicaciones que realizamos y el papel que desean jugar en este tema y llega un momento en el que nos apoyan de manera importante a nivel institucional.
–A día de hoy, la tolerancia hacia el colectivo LGTB, ¿va más allá de las siglas políticas?
–Yo creo que sí, que ahora mismo difícilmente un partido que quiera tener recorrido, tanto en la ciudad como a nivel nacional, puede sostener su discurso con la homofobia. Es impensable e inadmisible que un partido no tenga ciertos gestos hacia nuestras revindicaciones y derechos.
–¿En qué forma les apoya la Administración?
–Nos apoya a través de subvenciones y con la participación en diferentes actividades. Nuestra acción se desarrolla en tres áreas diferenciadas. La Consejería de Educación nos apoya con la semana de educación afectivo-sexual de género y familiar y el Área de Salud en las actividades del Día contra el VIH. También hacemos campañas de distribución de preservativos y de prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual. Además, para nosotros la actividad principal es el Día del Orgullo LGTB, porque es la reivindicación de nuestros derechos como personas que hemos sido excluidos desde un punto de vista legal y seguimos siendo excluidos por parte de la sociedad.
–¿Desde cuando realiza Amlega sus actividades en Melilla?
–Este año realizamos el Orgullo número 11. El primero lo hicimos el mismo año que nos constituimos. Nos sentimos orgullosos de que en Melilla se haya realizado durante todo este tiempo la fiesta del Orgullo, sobre todo en la época en la que era más difícil y complicado, no sólo desde el punto de vista político. Hubo que ser valientes y reivindicar nuestros derechos con todas las consecuencias. Ha habido momentos de avances y marchas atrás. Una vez que empezamos a celebrar el Orgullo en la calle, tuvimos que volver a los locales porque no contábamos con ayuda y recursos por parte de la Ciudad porque coincidió con un momento en que dejaron de convocar las subvenciones.
–¿Notaron rechazo cuando empezaron a hacer charlas en los institutos?
–El tema de Educación lo empezamos a realizar en el IES Miguel Fernández, donde yo trabajaba. Allí encontré mucho apoyo del Ministerio y del director del centro que, para hacernos una idea, eran de colores políticos diferentes, además de por parte de compañeros y alumnos. Al principio nos generaba sorpresa la reacción, ya que igual que valorábamos positivamente que el centro autorizase el que desarrolláramos la actividad, veíamos que había pegas con los contenidos por los miedos de las familias, aunque nunca llegamos a tener quejas.
–¿Y cuál fue la reacción de los alumnos?
–Depende del grado de homofobia del alumnado en cuestión, pero eran más bien chiquilladas. El alumnado está siempre muy abierto a todo lo que se le enseña de manera oficial, y si se imparte una charla en un centro educativo, ésta adquiere la oficialidad que tiene que tener este tipo de cosas. A día de hoy no tenemos una Dirección Provincial de Educación tan favorable, con lo cual se ponen demasiados obstáculos para entrar en los centros y eso, unido a la falta de recursos, nos lleva a que no hagamos actividades en los centros. Es un paso atrás.
–¿Se han encontrado con dificultades por la diversidad cultural?
–Yo creo que la diversidad cultural que hay en Melilla ayuda a aceptar la diversidad sexual. Es un elemento a favor. Creo que hay una aceptación por parte de la sociedad melillense con más normalidad que lo que en principio podría parecer. Sin embargo, en este tema hay cierta politización cuando se quieren utilizar estos argumentos para atacar. Al principio una asociación musulmana que no tiene ningún peso ni aceptación por parte de la comunidad musulmana aparecía con ciertos ataques y decían que ‘homosexualizábamos’ a los jóvenes. La diversidad cultural de Melilla ayuda a que se acepten otro tipo de diversidades, pero siempre hay gente que quiere utilizarlo de manera política, como argumento para atacar. No creo que a ningún colectivo de la ciudad le moleste especialmente lo que hacemos.
–¿Hay espacios para la comunidad LGTB en Melilla?
–En Melilla es más difícil porque es una ciudad pequeña y aquí funciona más como un pueblo. Es como cualquier sitio pequeño y es más complicado que haya unos locales de ambiente propios. Hay que valorar la valentía que han tenido muchos locales de la ciudad. Tengo que mencionar a la Sala Manhattan, que fue donde hicimos el primer Orgullo, durante mucho tiempo, o el Pub Barlovento, que ya no existe. En ese momento hubo locales que sabían que suponía cierto riesgo hacer esta actividad en su local, porque podía entender la gente que era un local de ambiente, cosa que en Melilla puede perjudicar. Desde el punto de vista empresarial no siempre es fácil acoger este tipo de festividades por las consecuencias económicas que después puedan traer.
–¿Cree que es necesario seguir celebrando la fiesta del Orgullo?
–La necesidad sigue ahí. Vivimos en una sociedad que aún presenta unas actitudes homófobas sobre las que tenemos que seguir trabajando, ya sea desde el ámbito educativo o laboral, contra el rechazo o la exclusión. En este país, la principal causa para sufrir un delito de odio es la identidad sexual y de género. En Melilla, cuando se ha preguntado por estas cuestiones, la principal razón para los delitos de odio ha sido ésta, y con diferencia. Queremos seguir normalizando incluso desde el punto de vista de las leyes, porque todo esto podría mejorar con una Ley de Igualdad de Trato, que afectaría a diferentes sectores sociales además del al LGTB. Además, tenemos el caso de la transexualidad, que necesita muchos avances que difícilmente llegan.
–Pero, ¿por qué creen necesario reivindicar de la manera llamativa en que lo hacen?
–Al respecto entiendo que la gente se pueda plantear si es la mejor manera de reivindicar cosas, pero cuando entras de lleno en la cuestión y vas más allá de las apariencias, no terminas de entender cuál es el problema. Si se trata del porque reivindicamos dándole un formato lúdico-festivo, creo que las personas que hacen esta crítica, sabiendo que lo hacen con toda la buena fe del mundo y en favor de la normalización, deberían plantearse que cada colectivo tiene su manera de reivindicar y manifestarse y que es una cuestión cultural. También me gustaría que la gente se plantease si lo que molesta es el hecho de que la gente se manifieste transgrediendo el género. Si ése es el problema, habría que plantearse si lo problemático es que no aceptamos que un papel social de hombre y mujer se pueda transgredir en algún momento. Puede que ahí exista una homofobia sutil de la que nos cuesta desprendernos, incluso a personas del colectivo LGTB.
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