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Informes de la Guardia Civil recogidos por la Abogacía del Estado atribuyen una estructura casi militar a los grupos de subsaharianos que intentan rebasar el perímetro fronterizo
Presidente, ‘chairman’, primer ministro y oficiales. No estamos hablando de una cumbre política, sino de la estructura de las mafias que organizan “ataques violentos y masivos” a las vallas de Melilla y Ceuta. Así lo afirman informes de la Guardia Civil recogidos por la Abogacía del Estado para defender la legalidad de las actuaciones de las Fuerzas de Seguridad en el perímetro fronterizo.
El Faro ha tenido acceso a esos documentos, en los que se revela el entramado organizado por las mafias de traficantes, que viene desde los países de origen de los inmigrantes hasta el entorno de las dos ciudades autónomas.
Los informes de la Benemérita enviados a la Abogacía del Estado señalan que las “organizaciones criminales” existentes en el África subsahariana reclaman a los interesados en acceder a suelo de la Unión Europea cantidades que pueden oscilar “entre 5.000 y 10.000 euros”.
Entrada ilegal “segura”
Esas mafias “difunden información gráfica y oral sobre la posibilidad de tránsito y entrada ilegal de manera segura, sin referencia a los riesgos del viaje ni a la eventualidad de no poder culminar el intento de entrada ilegal”, indican los informes.
La Guardia Civil subraya que durante el viaje los inmigrantes se encuentran en una situación de “desprotección” en la que los miembros de las organizaciones criminales los pueden someter “a todo tipo de abusos físicos o morales”.
En el Gurugú
Cuando se aproximan a Melilla y llegan al monte Gurugú, los subsaharianos “se van estableciendo en grupos perfectamente diferenciados por nacionalidades”, añaden los informes.
Dentro de estos conjuntos, se rigen por “normas y leyes internas” que han decidido quienes “ostentan los estatus de Presidente, ‘Chairman’ y Primer Ministro”. Los tres, de acuerdo con las investigaciones plasmadas en los informes en manos de la Abogacía del Estado, “toman las decisiones relacionadas con el resto del colectivo”.
Protección para los ‘líderes’
El Presidente, el ‘Chairman’ y el Primer Ministro son protegidos por cinco hombres llamados Oficiales, quienes se encargan de transmitir las órdenes emitidas por el Presidente y el ‘Chairman’.
Todos los inmigrantes que quieran formar parte de estos colectivos han de pagar un precio por ello, fijado en 200 dirhams, de acuerdo con los documentos citados. Una vez abonado este peaje, se integran en el grupo de inmigrantes “que van a intentar vulnerar el perímetro fronterizo de Melilla”.
Las indagaciones de la Guardia Civil mencionadas por la Abogacía del Estado señalan que quienes no acceden a pagar, se ven “obligados a subsistir en una zona apartada del resto de la comunidad y a intentar la entrada irregular (en suelo español) de forma individual”.
El Presidente decide el “día”, la “hora” y el “punto exacto” en el que se va a llevar a cabo el asalto al perímetro fronterizo. El ‘Chairman’ es quien cobra los 200 dirhams para poder formar parte del grupo. La mayor parte de ese dinero se la quedan los individuos que componen la “estructura de poder” para “costearse sus vicios”. Asimismo, forma el “consejo de justicia” que resuelve “los distintos conflictos”.
El Primer Ministro y los cinco Oficiales “someten físicamente” a cualquier inmigrante “que no acate una orden impartida por el ‘Chairman’”.
Antes de asaltar el perímetro fronterizo, se envía a individuos para que determinen “los puntos más vulnerables”.
En el “ataque” (a la valla) participan “todos” los que están en el campamento, excepto los “lesionados” o “castigados”. Si el asalto es masivo (de un millar o más) “se suelen dividir en líneas de ataque”. Si hay “óptima coordinación entre los distintos Presidentes/Chairman de los asentamientos y nacionalidades, se suelen preparar ataques de forma simultánea en varios puntos distintos, con la finalidad de sorprender a las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas”.
La hora del asalto
Según los informes, es habitual el “lanzamiento de piedras” a los marroquíes al llevar a cabo el asalto. Estos efectivos “no siempre cuentan con material antidisturbios”, lo que “en más de una ocasión” ha causado que se refugien “en el interior del vallado para evitar ser agredidos por los inmigrantes”.
También aseguran que algunos migrantes tienen “armas blancas” y que otros “prenden fuego sobre ropas de abrigo para atacar a la Guardia Civil”. Esto provoca que haya menos agentes “en labores de contención”, pues han de desplazarse para socorrer a sus compañeros.