A raíz del último informe del Ministerio de Derechos Sociales que sitúa a Melilla a la cabeza de España en tasa de pobreza y exclusión entre 2015 y 2021, El Faro entrevistó a Gabriel Gozález-Bueno, especialista en Políticas de Infancia de Unicef España, sobre las causas que generan la pobreza, especialmente entre los niños.
¿Qué causas hay detrás de la pobreza infantil en España?
En la pobreza infantil, como en la pobreza en general, siempre concurren muchas causas que tienen que ver con sistemas sociales y económicos injustos, la discriminación de determinados colectivos, políticas poco redistributivas, la dificultad del acceso al empleo, los bajos ingresos y la inestabilidad en el trabajo, la falta acceso a los servicios públicos o el bajo nivel educativo.
En el caso concreto de los altos niveles de pobreza infantil en España podríamos establecer dos causas principales: la primera es los altos niveles estructurales de desempleo o empleo precario que tiene el país, históricamente muy por encima de los países de nuestro entorno.
La segunda causa tiene que ver con el escaso desarrollo de las políticas de protección social de familia e infancia, con unos niveles de gasto público muy lejos de la media de la UE (1,6% del PIB en España frente a un 2,5% europeo); un gasto, además, poco focalizado en la familias con muy bajos ingresos (ya que se canaliza en una parte importante en prestaciones asociadas a tener empleo o a través de deducciones fiscales), y con una falta baja cobertura de las prestaciones sociales (llegan a poca cantidad de familias), aunque esto último ha mejorado parcialmente con el Ingreso Mínimo Vital y su complemento de apoyo a la infancia.
¿A qué cree que se debe que la tasa de pobreza de los hogares en Melilla lidere el ranking nacional y supere a la de Ceuta, que es una ciudad con características similares a Melilla?
Unicef España no ha realizado un examen especifico de la pobreza infantil en Melilla, pero con los datos solicitados al INE de la Encuesta de Condiciones de Vida más reciente (y teniendo en cuenta que el INE advierte de que la calidad de los datos es limitada) el 50,8% de los niños, niñas y adolescentes en Melilla estarían en riesgo de pobreza o exclusión social, algo por encima de los datos de Ceuta (48,4%) y ambos bastante por encima de la media nacional del 33,4%.
En Melilla como en Ceuta concurren de forma específica unos perfiles de hogares que en el conjunto del país destacan por tener un riesgo más alto de pobreza: los hogares con progenitores inmigrantes, las familias numerosas y las monoparentales. El INE también aporta otro factor que es clave en estas cifras tan altas, especialmente en esta ciudad, y es el muy alto nivel de desigualdad entre las rentas.
Mientras que la renta media en Melilla es muy semejante a la del conjunto de la población española, y algo superior a la de Ceuta, la diferencia de ingreso entre el 20% más rico y el 20% más pobre es de 14 veces para los adultos y de 31 veces para los menores de 18 años, muy por encima de las medias nacionales, de 6 y 7 veces respectivamente. Hay que tener en cuenta que los indicadores de pobreza y exclusión social son sensibles a estos niveles de desigualdad.
Además se debe tener en cuenta que en Melilla, al igual que en Ceuta, concurre un contexto migratorio en el que se suman niños y niñas migrantes no acompañados esperando una oportunidad para su tránsito a la península.
La falta de recursos personales, familiares, y las carencias en el acceso a una solución habitacional para muchos jóvenes extutelados, deriva indefectiblemente en situaciones de marginalidad social y, concretamente, en situación de calle, provocando situaciones de exclusión social y pobreza de esta población.
¿Qué podemos hacer para frenar el avance de la pobreza infantil en Melilla?
Las medidas efectivas para abordar la pobreza infantil, con una necesaria adaptación a cada territorio y problemática, pasan por un mayor acceso a los ingresos, mejorando el acceso al empleo, su calidad y la medidas de conciliación y, por ejemplo, complementando el IMV y otras prestaciones estatales con otras ayudas sociales especialmente destinadas a las familias con hijos.
Un segundo eje de medidas pasa por promover activamente el acceso a servicios públicos de calidad de los niños y niñas más vulnerables, a ser posible de forma completamente gratuita. Por ejemplo a través de becas y el apoyo educativo en la educación obligatoria, el acceso universal a la educación de 0 a 3 años, o a los servicios de salud y medicamentos, independientemente de la situación administrativa de los progenitores.
Un tercer eje de medidas pasaría por dar a los niños y niñas un mayor protagonismo en la políticas de protección social, escuchando sus problemas y sus vivencias de la pobreza y teniéndoles en cuenta a la hora de diseñar la medidas. La Garantía Infantil Europea y su Plan Estatal de Acción pueden ser una guía útil en este sentido.
Esta es la VERGÜENZA de TODOS los melillenses. Niños sin futuro son responsabilidad de todos, no valen excusas.