Categorías: Opinión

La denuncia de Luisa Al-Lal contra CpM

Ayer prosiguió la crónica de sucesos que anda suplantando a la crónica puramente política o de ideas en esta campaña electoral. La circunstancia no es baladí ni tampoco un capricho ni de denunciantes ni de periodistas. Es grave, muy grave, que se intenten comprar voluntades a cambio de dinero, que se llame a la gente para intentar captar votos a cambio de recompensas económicas, como denunció ayer una militante del PP, de confesión musulmana, a la que llamaron desde CpM para que se convirtiera en agente electoral, con el fin exclusivo de captar votos a cambio de una recompensa económica inicial de 50 euros.
En CpM está práctica la consideran al parecer lícita y normal en la actividad de un partido político. No obstante, es muy distinto que en el organigrama de una formación política se recompense a sus colaboradores más entregados, a que se utilice un archivo de datos discriminadamente para acceder a los melillenses de origen amazigh, en su mayoría de confesión musulmana, y ofrecerles 50 euros a cambio de su voto.
Al fin y al cabo esto es lo que ha hecho CpM con Luisa Al.-lal, quien dio todo lujos de detalles sobre la denuncia que ha presentado al respecto en el Juzgado de Guardia, ha ratificado ya ante el juez y en la que aporta como prueba la grabación de la conversación en la que una persona de CpM le ofrece los 50 euros a cambio de su voto y el de toda su familia si es posible.
El problema está en que no es posible comprobar que ni Luisa ni su familia voten a CpM para el caso de que hubiera accedido a la propuesta. Por tanto, lo único que puede probarse es que se ofrece dinero a cambio del voto de la persona a la que se llama con tal fin, aún a riesgo de que finalmente no lo emita a favor de los cepemistas.
La falta de garantías del procedimiento para los objetivos de CpM no varia la irregularidad de la intencionalidad del mismo partido, ni convierte en nada normal que un partido se dedique a llamar a los melillenses de origen bereber para pedirles su voto a cambio de dinero.
¿Qué les parecería a ustedes si recibieran una llamada en su móvil o teléfono fijo desde el PSOE o PP en los mismos términos? Seguramente se escandalizarían porque su sensación no sería otra que la de haber sido víctima de un intento de compra a cambio de 50 euros.
Posiblemente, para muchos de nosotros 50 euros no sea ninguna cantidad a considerar ni suficiente para comprar nuestra voluntad, pero hay personas necesitadas que valoran esa misma cuantía de dinero de manera muy distinta a los que tenemos la suerte de tener trabajo y además poder vivir de manera relativamente holgada, con nuestras necesidades y hasta caprichos cubiertos.
Podrían objetarme que CpM es ajena a todo esto, pero sucede que su candidato nº8, Yasin Puertas, lo ha reconocido, aunque según él se ha malintepretado la oferta, porque de lo que se trataba era de captar a personas para que hicieran de agentes electorales el día de las votaciones, con la recompensa de pagar 50 euros en concepto de dieta por sus labores de supervisión en los colegios habilitados para emitir el voto.
Sin embargo, la conversación a la que alude la denunciante Luisa Al-lal es de otro tono bien distinto y perseguía tanto su voto como el de sus familiares, a cambio de una “recompensa” económica, lo que resultaría del todo imposible desde la labor aséptica y de simple observador que Yasin Puertas asigna a la figura de “agente electoral” según él la concibe.
Por tanto, asistimos a un escándalo más de una campaña ya de por sí escandalosa, con demasiadas agresiones, la última al presidente de Annour al parecer también por parte de un simpatizante de CpM según su denuncia, y en la que, como se dice vulgarmente, llueve sobre mojado, si nos atenemos a las denuncias anteriores por agresiones o intentos de agresión a miembros del PP desde las mismas filas de CpM, las igualmente denunciadas por el PDM o las noticias diversas sobre intentos de compra de votos a personas necesitadas a cambio de 50 euros.
Afortunadamente, Luisa Al-lal no se ha limitado a contarlo para después no rubricarlo con su nombre y apellidos, sino que lo ha denunciado en el Juzgado aportando la grabación de la conversación para que las autoridades competentes actúen.
Su denuncia es un elemento más de esta desgraciada campaña electoral que también tiene otros tintes grotescos. El último, la cuadratura del círculo o la prueba del nueve de la deriva en la que ha entrado el no candidato del PPL, Ignacio Velázquez, al verse apoyado quien firmó la moción de censura que terminó por defenestrarlo de la Presidencia de la Ciudad en el año 1998. Me refiero al exdiputado local Abdemalik Tahar, que en cierto modo simboliza el tenor de las nuevas alianzas de Velázquez, tan arropado hoy en día por muchos que otrora obraban con igual ímpetu en su contra. Y esto sin mencionar lo que ayer destapó la Ser como prueba irrefutable de la connivencia CpM-PSOE-PPL y que recogemos en esta misma edición en la página 13. Luego algunos pretenden jugar a chicos buenos y a hacernos comulgar con ruedas de molino, cuando en Melilla, al final, todo se sabe.

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