Tras oír al consejero de Deporte hablar del espinoso asunto de las denuncias contra la Federación Melillense de Fútbol, habría que preguntarse si es suficiente, en lo relativo al control del dinero publico, la justificación técnica y económica del gasto, en este caso de un total de 340.000 euros que se entregan anualmente de las arcas locales a la citada FMF. Dice el consejero que el control es doble, contable puro y duro y también cualitativo respecto de si se ajusta o no al fin por el que se concede. Sin embargo, no parece de recibo que una entidad privada, como Robles llama a la FMF, pueda incurrir en gastos legales aunque poco justificables moral o éticamente, gracias a que la cuantiosa subvención que recibe de la Ciudad pueda permitirle un supuesto dispendio a costa de otras fuentes de ingresos. La subvención obedece a una necesidad, económica principalmente, y si la entidad que la merece puede actuar como si le sobrase el dinero, ¿realmente no hay ya razón suficiente para replantearla?.
Al consejero de Deporte debería preocuparle dicho extremo tanto como la necesaria claridad en las imputaciones que se realizan contra la FMF. No basta con una justificación técnica, la política siempre debe ir más allá.