La situación del Hospital Comarcal, en este tórrido mes de agosto, lleva copando páginas y páginas en nuestro Diario, no por capricho ni por sequía de noticias en el mes vacacional del año. En Melilla, nunca cesa la actualidad y, en verano, si cabe, se vuelve igualmente conflictiva, aunque con un perfil menos político-partidista, pero no por ello de menor intensidad o interés para el común de los ciudadanos.
El diputado nacional por nuestra ciudad está dispuesto a trasladar el debate al Congreso. Su rápida reacción ante las noticias que han ido apareciendo en Prensa desde la pasada semana, es la esperada por quienes vemos que desde la dirección territorial del Ingesa se intenta camuflar y negar la realidad, como dice Gutiérrez, con “medias aritméticas” que esconden la auténtica situación de saturación del centro hospitalario.
En el área de Tocoginecología, la sobrecarga es la norma y, ante ello, los directivos del Ingesa se limitan a reconocer que sufre una mayor presión asistencial pero sin dejar de catalogar de normal el nivel de ocupación en nuestro Hospital.
Los trabajadores del centro hospitalario, ya sean médicos, matronas, enfermeros, auxiliares o celadores, piensan todo lo contrario. Creen, como Gutiérrez, que tras la decisión de cerrar un ala para repintado y remozo se esconde en verdad la falta de personal que provocan las vacantes, bajas y permisos por vacaciones, sin la cobertura debida en correspondencia con la auténtica presión asistencial que continua durante la estación estival.
El altísimo número de partos en el inicio de presente mes de agosto no es una casualidad aunque, en honor a la verdad, respecto de los datos que ofrecimos ayer en nuestro reportaje sobre la situación en Tocoginecología, debemos señalar que cometimos algún error de necesaria corrección en primer término por mi parte, como autora de la misma información.
Se trata de lo que en Periodismo venimos a llamar errores de bulto, porque no varían el sentido general de lo que se relata, pero, en atención a la precisión a la que también nos debemos, es justo corregir que en 2004 el número de partos no fue de unos 900, sino que ésta es la cifra que se registró hasta primeros de agosto de dicho año y que, en comparación al mismo período en el presente 2011, revela sin género de dudas el extremo incremento en los nacimientos que deben atenderse en nuestro Hospital. Así, hasta el día de ayer, se habían registrado más de 500 partos por encima de la misma cifra, en la comparativa con 2004. En concreto, 1.427 que, a su vez, representan 106 partos mas que los atendidos en el 'Comarcal' desde enero a primeros de agosto de 2010.
En 2004, el número total de partos fue de 1.580, número que aumenta hasta 2.250 en 2010 y que promete rebasarse en este 2011 si prosigue el ritmo que se vienen registrando en los primeros siete meses largos que llevamos del presente año.
Preciso las cifras para que no haya errores, aunque su registro exacto no varía como digo una realidad determinada por una presión asistencial in crescendo, frente a la que no habría nada que objetar si existieran recursos humanos y materiales suficientes para atenderla convenientemente y sin perjuicio para la calidad asistencial que reciben los melillenses.
Lo cierto es que no es así, que el área de Tocoginecología está siempre saturada y que lo raro es que alguna vez no esté al cien por cien de ocupación o por encima del cien por cien, lo que obliga a que sus pacientes sean trasladados en muchos casos a Medicina Interna o Trauma, con el consiguiente riesgo de mezclar a enfermos de patologías muy distintas con mujeres recién paridas y neonatos.
Urge una solución, como demanda especialmente todo el personal de Toco y Obstetricia y como debe exponerse al Ingesa, al máximo nivel, con independencia de que el escaso tiempo que resta al actual Gobierno de la Nación no anime las esperanzas en medidas rápidas que hagan variar la situación actual y que, de entrada, no pasan por otra actuación que la contratación de más personal, empezando por más ginecólogos y matronas.
Pero el debate no es estéril ni inútil por poco tiempo que se prevea para el Gobierno Zapatero. Es necesario ponerlo sobre la mesa y comprometer al Partido Popular, que está llamado a ocupar la Moncloa tras las elecciones generales previstas para el próximo 20 de noviembre.
Lo que sucede en el 'Comarcal' no es una cuestión que deba servir de arma arrojadiza con carácter partidista. Es innegable la responsabilidad de unos gestores, los del Ingesa y Delegación del Gobierno en Melilla, que han pecado de falta de previsión sanitaria acorde a la demanda asistencial real que sufre nuestro Hospital, pero es necesario sobre todo que se cree una conciencia de solución que acabe con la casuística de caos y sobrecarga extrema que especialmente se da en Tocoginecología.
Lo peor además es que esa casuística crea un enfrentamiento larvado entre melillenses y marroquíes que de forma irremediable alimenta un choque desgraciado entre comunidades. Comentarios en las redes sociales lo ponen abiertamente de manifiesto, como también es posible de constatar en la sala de espera de Urgencias o en otros ámbitos del mismo Hospital, donde se realizan de forma más disimulada pero no con una carga menos dañina para la envidiable convivencia intercultural e interconfesional de la que tanto alardeamos.
Por tanto, en razón a la calidad asistencial que merece el melillense y que no puede mermarse por una política de cooperación con el vecino reino inadmisible a nuestra costa, las soluciones deben adoptarse con urgencia o, cuando menos, contar con el respaldo de un partido como el PP, llamado a formar el próximo Gobierno central.