Editorial

La corrección de Marruecos

El presidente del Senado marroquí Enaam Mayara, del partido gobernante nacionalista Istiqlal, ha dado marcha atrás a su declaración de intenciones sobre Ceuta y Melilla después de que la ministra española de Defensa, Margarita Robles, pusiera pie en pared y recordara que las dos ciudades autónomas son tan españolas como Zamora o Palencia.

La rectificación, matización, corrección o como quiera llamarse, del presidente del Senado marroquí es, sin duda, de las mejores noticias que nos llegan desde el otro lado de la frontera porque demuestra que la reconciliación hispano-marroquí empieza a encauzarse, al menos en las más altas esferas. Esto ahora sí parece que va en serio.

Si la Reunión de Alto Nivel en Rabat nos dejó un sabor agridulce por la ausencia del rey Mohamed VI en la foto oficial, la marcha atrás del presidente del Senado marroquí apunta a que nadie quiere estropear los avances, especialmente después de que los dos países se comprometieron a no decir o hacer nada que 'atentara' contra la soberanía territorial de cada uno de ellos y que España y Portugal anunciaran que compartirán candidatura del Mundial de 2030 con Marruecos.

Encauzar y cuidar las relaciones hispano-marroquíes es una prioridad para el presidente Pedro Sánchez y ahora comprobamos que también lo es para el rey Mohamed VI.

En un contexto internacional bastante convulso, hay que evitar subidas de tono, declaraciones trasnochadas y desafortunadas que no aportan nada positivo a la convivencia entre dos vecinos y socios comerciales estratégicos.

Los melillenses queremos normalizar el tráfico fronterizo y reabrir la aduana porque no hacerlo en un mundo globalizado es básicamente antinatura. No podemos seguir compitiendo en hostilidad y desconfianza como si esto fuera Corea del Sur y del otro lado tuviéramos a la Corea del Norte.

La rectificación de las declaraciones del presidente del Senado marroquí, contestadas con contundencia por la ministra Margarita Robles, es una buena noticia para esta ciudad. Nos da esperanzas y nos invita a pensar que hemos dado un paso de gigante en la senda de la recuperación de la normalidad.

Melilla necesita una frontera abierta y fluida para dar y recibir; para importar y exportar mercancías y recuperar los casi tres años de disputas y desacuerdos que han sido nefastos para esta ciudad, pero también para la gente de Nador. No están los tiempos para desperdiciar oportunidades. Juntos podemos crecer más y más rápido; pero eso solo se consigue en un clima de confianza mutua.

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