Ésta era la primera vez que el periodista, escritor, traductor y poeta Pere Bonnín venía a nuestra ciudad. Ayer ofreció una conferencia bajo el título ‘El Regreso a Sefarad’, en el Casino Militar. “Me ha llamado mucho la atención que la comunidad de las cuatro culturas aquí se esté haciendo realidad”, manifestó instantes antes de que diera comienzo su conferencia en declaraciones a El Faro.
El investigador aseguró que Melilla le ha “encantado”. La describió como “el brazo alargado de Barcelona”, ciudad en la que reside, pese a ser de Mallorca. “Encuentro muchas similitudes por el arte modernista, e incluso por el diseño urbanístico de la ciudad”, apuntó Bonnín.
La normalización actual
Durante su ponencia, organizada desde la Asociación Mem Guímel en colaboración con el Instituto de las Culturas, trató de ofrecer una resumen histórico de la expulsión que sufrieron los judíos y de todas las dificultades que han tenido que sortear hasta conseguir llegar a la normalización actual.
“Hoy tenemos relaciones diplomáticas con Israel y comunidades judías en todo el territorio, pero llegar a esto ha costado mucho, han pasado siglos de historia”, señaló el periodista.
Bonnín, que comenzó a publicar artículos analizando la historia de la comunidad judía en 1972 en el semanario El Mundo de Barcelona, puso de manifiesto que uno de los puntos que más le llaman la atención de su investigación histórica es “el enorme trabajo e influjo que tuvieron los judíos españoles expulsados en el desarrollo de todo el mundo”.
Como reseñó, fueron “la base” del imperio turco, de la banca moderna, en la independencia de EEUU, y también contribuyeron “enormemente” al desarrollo de los imperios británico y holandés.
Empezar de cero
“Es increíble lo que hizo esta gente después de que fueran expulsados y tuvieran que empezar prácticamente desde cero en los países en los que fueron acogidos”, reslató Bonnín.
Como recordó, en su obra ‘Sangre Judía’ se tratan las claves para comprender la historia política y social española. Precisamente, en esta misma publicación, Bonnín recoge más de 3.000 apellidos suspectos de ascendencia judía, sacados de los censos de las juderías y listas de condenados durante la inquisición.
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