Cuando accedes al tempo hindú, ubicado en Padre Lerchundi, te invade inmediatamente la paz y serenidad del lugar, y más si quién te recibe es Anju Doulatram, de la Comunidad Hindú en Melilla. El local, donde se encuentra actualmente ubicada la sede es hermosa, pero tan sólo consta de 40 metros cuadrados, lo que imposibilita el acceso de muchas personas a las visitas al templo o a la realización de actividades de gran éxito como, por ejemplo, las clases de yoga. De éste y otros temas conversamos con Anju Doulatram: “El centro se nos queda un poco pequeño para celebrar actos y no podemos desarrollar las actividades que, normalmente, celebrábamos en el otro templo, así que ahora las hemos trasladado a La Salle. Antes teníamos el local en la calle Castelar y contaba con 200 metros cuadrados, pero las instalaciones estaban en muy malas condiciones. Entonces, nos mudamos aquí de forma provisional, ya que el anterior Gobierno se comprometió a encontrarnos un sitio en el antiguo edificio de correos, pero parece ser que no será posible porque se destinará a uso académico. Desde la Comunidad Hindú solicitamos un lugar céntrico de acuerdo a nuestras necesidades, ya no sólo a las de nuestra Comunidad. Aquí vienen muchas personas para practicar yoga, meditación, o los talleres, que evidentemente, no los podemos celebrar”. Aunque Anju se muestra más prudente con este tema, El Faro se puso en contacto con el presidente de la Comunidad Hindú, Ramesh Ramchad, quién se mostró visiblemente más enfadado: “Cuando nos dijeron que el edificio se iba a dedicar a la Universidad de Granada nos pareció fenomenal, pero eso no es óbice para que nosotros no contemos con una sede en condiciones. Nos sentimos marginados respecto al resto de confesiones que sí disponen de locales amplios. La Comunidad Hindú es compresiva, pero creemos que aquí no se nos está tratando equitativamente”. Tal y como comenta Anju, “aunque somos una comunidad pequeñita vienen también de otras confesiones porque estamos abiertos a todo el mundo, a todas las religiones y este local se no está quedando pequeño para recibir visitas. Si a la Sinagoga, o a la Iglesia pueden entrar cuarenta personas, nosotros nos vemos obligados a dividir los grupos”.
Por otra parte, el templo hindú acoge actividades que gozan de gran popularidad, tales como talleres de bollywood, meditaciones…: “Yo antes subía a las redes los talleres que llevábamos a cabo y el templo se llenaba en unos minutos, pero ahora supone trasladarse a La Salle y a las personas les gustaba venir a nuestras instalaciones porque les otorgaba paz, pero esperemos que, en breve, encontremos una solución. El presidente lleva tiempo luchando por un local en condiciones y creo que lo vamos a conseguir”. En la actualidad, la Comunidad Hindú en Melilla está compuesta por cerca de cien personas, pero también hay muchas personas estudiando fuera que vienen.
Desde la Comunidad Hindú no quieren ni más, ni menos que las demás confesiones, pero sí lo mismo: “Los negocios hindúes han cerrado y sabemos que somos pocos, pero arrastramos a personas de todas las religiones. Formamos parte, tanto del pasado como del presente y del futuro de Melilla. Nuestra familia reside aquí desde hace un siglo y aunque quedamos pocos, estamos integrados en esta sociedad y la gente solicita nuestra presencia. Aquí tiene cabida todo el mundo, tal y como reza nuestro lema Namasté (te doy la bienvenida)”. Anju tiene claros los valores que propugna el Hinduismo y viven en armonía con ellos: “Proclamamos el respeto ante todo, la educación y vivir en paz”.
Talleres
En poco espacio de tiempo se abrirán los talleres de yoga, que suelen, tener una duración de tres meses, y se organizan dos sesiones por semana. “Una vez que se abren, se colapsan, los precios que estipulamos son a modo de donativos. Todo lo que recaudamos lo donamos para comprar alimentos, ayudar a determinadas familias, que no son de la comunidad, sino de diferentes asociaciones. Entre nosotras, nos ayudamos”, nos comenta Anju Doulatram. Del mismo éxito gozan las clases de bollywood o reiki: “Si tú vibras en una buena energía vas a hacer que el que esté a tu lado vibre bien. De esta forma, se logra un poquito de calma para tener esa paz mental interior que todos necesitamos”. Sobre las visitas al templo hindú, éstas se celebran los domingos a las 11:30 horas, aunque en épocas como Semana Santa se “tuvieron que establecer horarios extraordinarios porque tuvimos mucha demanda de turistas. Sin ir más lejos, la semana pasada llegó un crucero a Melilla y ofrecimos, nada más y nada menos, que cuatro charlas en un día”, nos explica Anju.
Sin lugar a dudas, la Comunidad Hindú necesita como agua del mes de mayo un nuevo local. Pertenecen a Melilla al igual que el resto de confesiones, son abiertos y muchos melillenses van a su templo por el mero hecho de estar en paz. Así que la Ciudad Autónoma tendrá que encontrar un espacio adecuado para que todos los melillenses que quieran asistir a este templo sin problemas de horarios, ni dimensiones puedan hacerlo cualquier día de la semana. Namasté.
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