No hace mucho, cuando el 2017 llegaba a su fin, el Club Melilla Baloncesto caía derrotado en Amorebieta ante Araberri Sáenz-Horeca por 78-73 y sumaba su sexta derrota de la temporada.
El Club Melilla Baloncesto se conformó este verano como una plantilla donde el talento debía predominar por encima de todo, pero en contraposición, Alejandro Alcoba sabía que tenía que dotar a su equipo de ese carácter defensivo, de ese ADN de equipo luchador en un bloque totalmente nuevo (solo dos jugadores repetían del pasado año).
A finales del pasado mes de diciembre, los de Alejandro Alcoba estaban atravesando un momento complicado. Ese encuentro en tierras vizcaína suponía la tercera derrota consecutiva de un plantel que había realizado un buen inicio de temporada y que incluso llegó a luchar por disputar la Copa Princesa. Pero esos tres partidos le habían apartado de ese primer objetivo de la temporada. Pero esa noche, de regreso a la Ciudad Autónoma, los azulinos sabían que tenían que reaccionar.
Llegó el año nuevo y con él una oportunidad para la redención. Tras esa racha, el Decano iniciaba el 2018 recibiendo en el pabellón Javier Imbroda al TAU Castelló. El vestuario azulino se había conjurado y esa mañana de domingo algo se olía en el aire, había algo diferente.
Casi una vuelta después, el técnico melillense parecía haber dado con la tecla. Ese encuentro ante TAU Castelló, un equipo dinámico, de muchas posesiones y alta anotación acabó derrotado anotando solo 68 puntos.
Desde ese encuentro, los melillenses suman cinco victorias consecutivas, la mejor racha de la temporada, y sobre todo transmiten sensación de solidez. Y es que hay un dato clave en todos estos triunfos: la defensa. El Club Melilla Baloncesto ha pasado de encajar un promedio de 82.6 puntos en esas tres derrotas de diciembre a solo 63.2 puntos, casi veinte puntos menos.
Lo primero que se piensa es: ¿por qué motivo el equipo no defendía de esta manera anteriormente? La respuesta no es sencilla, pero si hay muchos factores que ayudan a entenderlo. Uno de ellos es que la plantilla ha sabido comprender que por encima de cuestiones personales está el sacrificio por el bien del grupo.
Los resultados están a la vista. La mejor defensa del mes de enero y un mes con pleno de victorias. Es solo el comienzo, pero el hecho de encontrar un camino es un aliciente muy grande de cara a estos, al menos, tres meses de competición que restan. El futuro es prometedor, pero todo dependerá de seguir manteniendo ese nivel de compromiso.
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