Melilla dice adiós a una persona que han dedicado toda su vida al mundo de la música y la cultura, Mariano Salgado. Falleció ayer tras una larga enfermedad.
Este melillense dirigió el Orfeón Padre Victoria, institución a la que ha estado vinculado hasta que hace tres años cuando su salud comenzó a debilitarse. Los miembros del Orfeón han estado ensayando durante muchos meses sin Salgado. Su esperanza era que su ‘padre’ volviera a mandar y dirigir sus actuaciones. Pero ya no será posible. Salgado se ha ido para siempre, aunque deja un importante legado.
Sus muchos años de trabajo se recordaran durante generaciones. Las decenas de personas que han compartido días de trabajo y creación musical con él serán los encargados de que sus enseñanzas no se pierdan. Así lo manifestaron sus ‘aprendices’ de canto en el homenaje que le rindieron el pasado 22 de junio. Aquel día 300 personas le aplaudieron y le hicieron llorar de emoción. Salgado no pudo evitar que sus lágrimas corrieran por sus mejillas cuando vio sobre el escenario del Kursaal a sus compañeros del Orfeón.
En ese reconocimiento no pudo hablar debido a su enfermedad. Fue su mujer Chelo la encargada de dirigir unas palabras al público que asistió al acto. “Mariano Salgado pasará, como todos, pero el Orfeón Padre Victoria, continuará”, aseguró. Ahora esta agrupación no tendrá más remedio que recordar a su fundador como mejor sabe, interpretando un gran repertorio de canciones y recordando a las generaciones futuras que fue Salgado el que hizo nacer y crecer al Orfeón.
También en ese acto, la consejera de Cultura, Simi Chocrón, y la viceconsejera del Mayor, Carmina San Martín, le hicieron entrega de una placa en la que se reconoce su dedicación al mundo de la música y de la cultura de Melilla.