La Ciudad ha celebrado esta tarde la primera edición del Premio Concordia, Convivencia y Diálogo Interreligioso 'Ciudad Autónoma de Melilla'. Un evento en el que participan las cinco comunidades religiosas de la ciudad y se reconoce a aquellas personas que han contribuido de manera ejemplar a las relaciones humanas de Melilla, fomentando la convivencia, justicia y libertad.
El viceconsejero de Juventud y Participación Ciudadana, Abderrahim Hammu, agradeció la presencia de estos primeros premios. Señalando como las calles de Melilla son reflejo de sociedad que convive cultural y religiosamente. Un aspecto que hace que la tarea de la ciudad como plataforma entre culturas y religiones deba ser más importante q su extensión e importancia demográfica.
Asimismo, quiso indicar como las cinco comunidades religiosas han elegido libremente, "sin limitación política y mucho menos partidista", quienes podían ser merecedores de tal reconocimiento.
Hassan Laboudi, presidente de la Comisión Islámica, ofreció un discurso acerca del premiado Mohamed Alhuari Sadik, imán de la ciudad que falleció durante la pandemia. En su lugar lo recogió Houssein El Ouariachi, quien dedicó unas bonitas palabras sobre el homenajeado, siendo "historia de Melilla y de la Comunidad Musulmana".
Posteriormente, el Vicario Episcopal de la ciudad, Eduardo Resa, señaló la tolerancia y el respeto que convive en la ciudad de Melilla y anunció que la Comunidad Católica y Cristiana de Melilla le concede el premio a la religiosa María Inmaculada.
Las religiosas de Maria inmaculada, también conocidas como las monjas del monte, llevan casi 100 años dedicadas a estas labores que se premian en este día.
Tras esto, Mordejay Guahnich, presidente de la Asociación Mem Guímel, animó durante su intervención a continuar en esta línea de concordia y convivencia, siendo un ejemplo para el mundo. "Es nuestro mayor bien y patrimonio, material e inmaterial", apuntó. La Comunidad Israelita premió a Hebrá Kadishá de Melilla, que ofreció un discurso con toque de humor que hizo reír a todos los presentes.
Ramesh Ramand, presidente de la Comunidad Hindú, fue el encargado de premiar a Arjan Jhamandas Lalchandani, que falleció hace veinte años pero sigue siendo muy recordado por todos en la ciudad.
El premio lo recogió su mujer, que dedicó un emotivo discurso donde recordaba el amor que su marido profesaba a la ciudad.
Finalmente, David García, perteneciente a la Fraternidad de Iglesias Evangélicas de Melilla, entregó el premió a César Augusto Gil, quien habiendo nacido en Colombia y vivido en Nueva York, decidió asentarse en la ciudad de Melilla y promulga el amor como la base de todo.
Para finalizar, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, también ofreció un discurso, donde resaltó la labor de los cinco premiados en la ciudad y destacó la importancia de la convivencia que existía en Melilla.
Un reconocimiento concedido a personas e instituciones religiosas que hayan contribuido a la ciudad de forma relevante y ejemplar a las relaciones humanas, donde también se valora que hayan fomentado la convivencia, así como los valores de justicia, paz y libertad.
La entrega de los premios ha tenido lugar en una fecha señalada, pues es el Día Internacional de la Tolerancia, tal y como instauró la ONU en 1195.
¿Tolerancia? Yo ahí solo veo inquisidores.