Esta ciudad va tener difícil arreglo si seguimos por la senda y derroteros que está marcando la dirección de CpM y sus colaboradores de la CIM tras las elecciones del pasado 22 de Mayo. No entiendo cómo puede invocarse la vía del diálogo, cuando desde la nueva portavocía de CpM o su presidencia se insiste en acusar frontalmente al PP de comprar votos y de causar las protestas en el barrio de la Cañada, sin ser capaces previamente de presentar en los juzgados una denuncia suficientemente sustentada en pruebas de lo que dicen.
Sencillamente me parece lamentable que Yasin Puertas, el candidato nº8 de CpM y a saber su nuevo portavoz, hable ahora nuevamente de practicas irregulares del PP en las elecciones de 2007, cuando todas las denuncias que contra el PP intentó hacer valer CpM o el PSOE respecto de aquellos comicios fueron sobreseídas en primera instancia y no se conoce ninguna decisión judicial al respecto que indique alguna imputación contra los populares.
Muy al contrario, lo que sí sabemos es que Mustafa Aberchán, Dionisio Muñoz, varios candidatos electorales más del PSOE y muchos dirigentes y militantes de CpM y PSOE, hasta sumar un total de 27, se encuentran imputados por un presunto fraude electoral en el voto por correo de las Generales de 2008.
Es un hecho incontestable que las acusaciones por presuntos delitos electorales y falsedad documental contra cepemistas y socialistas están debidamente formalizadas por el juez instructor de la causa y que existe una exhaustiva investigación que viene a evidenciar que el voto fue manipulado en 2008 al servicio de un manejo espurio y partidista de los Planes de Empleo Públicos de la Delegación del Gobierno.
Teniendo en cuenta que este es el único antecedente real y judicial que está prosperando en imputaciones formales contra políticos locales que, precisamente, no son del PP, cómo es posible que Yasin Puertas se atreva a hablar de lo ocurrido en el 2007 y obvie el proceso judicial en curso por las Generales de hace tres años.
Cómo es posible también que se vuelva de nuevo sobre los mismos comicios de hace cuatro años, cuando CpM llegó incluso a impugnarlos formalmente y no logró más consecuencia con ello que un perjuicio claro para Melilla, como fue el retraso estéril de la constitución de nuestra Asamblea por espacio de más de un mes.
Tampoco entiendo que la CIM aproveche una manifestación que dice tenía previsto realizar con anterioridad a las elecciones del pasado domingo, para de paso protestar por lo que ha calificado de “pucherazo” electoral en estas últimas elecciones por parte de lo que llama el ‘Imbroda System’.
La Comisión Islámica está trasgrediendo sobradamente el papel que le corresponde como asociación religiosa para comportarse abiertamente como un partido político en forma de versión bis de Coalición por Melilla.
Su intrusión en la política local es además especialmente dañina para el presente y futuro de la ciudad, porque se basa en una supuesta trasgresión de los derechos de los musulmanes melillenses que, sencillamente, no es capaz de explicar en qué sentido se produce y en qué se hace palpable.
Hasta ahora sabemos que la CIM está abiertamente enfrentada al Gobierno local, con el que inicialmente decidió romper relaciones de forma unilateral. También que el Gobierno saliente de la Ciudad se cerró en banda ante la nueva representación religiosa de los musulmanes melillenses, tras constatar su abierta manipulación y control por parte de CpM. No obstante, las diferencias entre los gobernantes de nuestra principal institución local y una entidad religiosa no pueden ni deben interpretarse como una agresión contra los derechos de los musulmanes melillenses.
La igualdad jurídica y política formal de todos los melillenses ya se consiguió en la década de los 80, gracias a un movimiento en el que no participó ni Mustafa Aberchán ni muchos de los principales dirigentes actuales de la CIM.
La consecución de una igualdad real tampoco se va a conseguir a costa de generar cismas peligrosos en el conjunto de la población, a partir de actitudes tan antidemocráticas y totalitaristas como la negación del resultado mayoritario de los últimos comicios.
La única vía de futuro posible para Melilla es el diálogo y la convivencia, pero nada de esto será viable si la dirección de CpM y su brazo religioso de la CIM insisten en no admitir los resultados electorales.
Por demás, resulta bochornoso que la única respuesta de los cepemistas sean las amenazas de denuncias que, por cierto, finalmente nunca presentan. En contra de lo que no quieren admitir, son muchos los testimonios de fuentes muy diversas que señalan a algunos de sus activistas como los promotores de los disturbios recientes en el entorno de la Cañada o carretera de Hidum.
Los propios vecinos del barrio, a través de sus dos asociaciones vecinales, se han desmarcado de esos disturbios y han señalado claramente la necesidad de llevar a cabo una política correctora de desequilibrios sociales que equipare la Cañada en mayor medida al nivel de vida del resto de la ciudad.
Estoy totalmente de acuerdo con que esto debe hacerse y creo que los compromisos del presidente Imbroda a fin de conseguirlo han sido claros y públicos en esta última campaña electoral. Trabajemos por tanto desde el conocimiento de nuestra realidad por una causa común y dejémonos ya de intentar reventar Melilla. Me cuesta creer que los 7.394 votos que ha recibido CpM se le hayan otorgado para que rompa la convivencia en nuestra ciudad.
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