Los empresarios de la zona del Rastro, reunidos en una nueva asociación llamada Cepromel, han decidido unirse a la CEME, la organización patronal que lidera Enrique Alcoba y que, a su vez, pertenece a la mayor representación empresarial de España, la CEOE. La iniciativa adoptada por Cepromel ha sido muy bien acogida por la Confederación de Empresarios, que logra así ampliar sus apoyos y con ello fortalecerse aún más ante sus interlocutores más directos, entre los que se encuentra el Gobierno de la Ciudad Autónoma.
A estas alturas de la película y al menos desde el punto de vista público e institucional, el presidente Imbroda y Alcoba parecen haber normalizado sus relaciones, muy deterioradas hace años como consecuencia de la manifestación que el segundo le montó al primero por la Avenida Juan Carlos I con aquella pancarta de “Melilla se muere”, que tanto daño hizo al Ejecutivo local de entonces.
Ahora las aguas parecen haber vuelto a su cauce entre el Gobierno y la CEME, que sigue reforzándose con organizaciones como Cepromel, que se dio a conocer, sin embargo, a través de los contactos con el consejero de Seguridad Ciudadana, Daniel Ventura, al que reclaman más seguridad para el Rastro y conseguir que García Cabrelles y General Margallo se conviertan en una prolongación del centro de la ciudad también en cuanto a la limpieza de las calles.
No fue hasta varias semanas después cuando estos empresarios se entrevistaron con la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, para darse a conocer oficialmente y tratar asuntos de primer orden, como el futuro de la aduana comercial, el régimen de viajeros y la derogación del 50% de la cuota patronal a la Seguridad Social.
La incorporación de Cepromel a la CEME en principio es una buena medida sobre todo desde el punto de vista de la estrategia de los empresarios del Rastro. Esta unión va a permitir que las reivindicaciones de los recién llegados se escuchen más y mejor, si bien es cierto, además, que existe una coincidencia entre los planteamientos de unos y otros, objetivos comunes que ahora tienen mayor respaldo entre los empresarios. Esas metas se corresponden punto por punto con lo expresado por Cepromel a la delegada con lo cual tampoco es que se haya aportado novedad en la postura empresarial sobre esos asuntos.
Alcoba está convencido de que si todos reman en la misma dirección, las cosas se consiguen. Y, lógicamente, la incorporación de la nueva asociación a la CEME puede contribuir en ese sentido y en otro quizás menos confesable públicamente: aumentar su propia proyección a nivel interno dentro de la organización y tener más fuerza en cuantos asuntos se le pongan por delante, sean del ámbito que sean.
No obstante, siempre resulta positivo que la sociedad se articule en torno a organizaciones potentes que defiendan sus distintos intereses ante la monstruosa estructura montada por la Administración Pública y ahí viene la parte buena porque tener una misma voz siempre hará más fácil alcanzar objetivos.