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La caseta El Capirote presume de ser una de las más antiguas de la Feria

Este mediodía, El Faro ha estado en la caseta El Capirote en el recinto ferial. Loli, una de las cocineras de esta caseta y de las más veteranas, explicó a este diario que lleva media vida trabajando en ella, algo más de treinta años. El Capirote presume de ser una de las casetas más antiguas de la Feria de Melilla, tal y como comentó la cocinera.

Gracias a esto, muchas familias la eligen para reunirse con su familia. Es lo que ocurre con Carmen. Ella decidió hacer una comida familiar, en la que se han juntado todos los hermanos con su padre. "No se puede pedir más", reconoció.

"La hemos elegido porque es una caseta que siempre ha estado en la feria, desde que estaba en el parque siempre ha estado ahí", explicó esta melillense.

Además, es un plus para ella que los trabajadores de la caseta sean gente de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. "Nosotros somos de la cofradía, y antes de ir a otro lado venimos aquí", dijo Carmen.

En esta caseta se puede degustar todo tipo de comida casera, pero hoy no ha podido faltar la paella. Loli, cocinera, explicó que su paella llevaba algo más de 10 kilos de arroz y casi no ha sobrado nada.

De flamenca no podía vestir Loli para trabajar, pero no ha dudado en ponerse el mejor delantal que tenía, propio para el día de hoy. Lo compró en Málaga, dijo, con motivos florales y tres flamencas, que la hacen estar lista para la feria. Aunque a ella le tocará trabajar, como a algunos melillenses, disfrutará a su manera de estas fiestas patronales.

"Está mucho más animada", comentó Loli. Después de la pandemia, se ve que los melillenses han cogido con muchas más ganas la feria y llenan las casetas. "Muchas reservas y mucho ambiente, estamos muy contentos", dijo. No se puede quejar, añadió.

Y esto se muestra también entre sus clientes. "Después de tres años lo hemos cogido con muchas ganas" dijo Rosa, una melillense que ha decidido comer hoy en esta caseta. Tanto es así que han comenzado bebiendo manzanilla y seguirán "con algún cacharrito" y quien sabe si montándose en alguna atracción. "Nos vamos a desarmar", reconoció.

La caseta El Capirote estaba llena a la hora de comer, algunos hermanos de la cofradía no dudaban en hacer de este, su punto de encuentro. Es el caso de Jaime, él es músico de la banda de esta hermandad y junto con otros de sus compañeros acuden siempre a El Capirote.

Son ya 8 años los que llevan yendo a la misma caseta. "Después de la comida vamos a bailar lo que encarte, sevillanas, un perreo, da igual", comentó este músico.

Como estos hermanos, muchos otros melillenses se acercaban a la caseta, el ambiente de feria en El Capirote estaba muy animado. Las flores en el pelo, los lunares y los abanicos se veían por todos los rincones e iban acorde con la decoración de la caseta, que estaba llena de farolillos. Todo en color azul, como no podía de ser otra manera y presidida por las imágenes de los titulares de la hermandad.

 

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