Cultura y Tradiciones

La Casa de Ceuta en Melilla prepara el Día de la Mochila

La Casa de Ceuta en Melilla vuelve a celebrar un año más el Día de la Mochila, una de las festividades más populares de la ciudad de Ceuta. Como en cada edición, los socios de la entidad van a disfrutar de una comida, que previsiblemente se va a celebrar en los Pinares de Rostrogordo.

Lo que sí es seguro es que se llevará a cabo en una zona campestre, al aire libre, donde se va a elaborar una comida de hermandad para todos los socios que se quieran unir. Según ha explicado a este diario el presidente de la entidad, Ramón de la Cruz, ya se está haciendo acopio de todos los ingredientes necesarios para realizar unas migas artesanales y del material para la organización de este día.

Además, los asistentes también podrán degustar embutidos y platos elaborados por los socios como tortilla de patata, ensaladilla rusa o empanadas. No podía faltar en este día tampoco los frutos secos y las frutas de otoño. 

Tal y como ha explicado de la Cruz, por ahora hay apuntadas cerca de 50 personas aunque aclara que aún es pronto y queda mucho tiempo por delante para que se sumen el resto de integrantes.

Antecedentes de este día

Esta actividad se enmarca dentro del cuadro de actividades que la Casa tiene preparadas para el último trimestre del año. El Día de la Mochila tiene lugar cada 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, y nace y se mantiene de forma totalmente espontánea, sin que ni institución ni asociación alguna intervenga en ella. Esta celebración tan añorada en el calendario de los "caballas" se celebra también por las Casas Regionales de Ceuta que hay repartidas por toda España.

Se tiene conocimiento que se celebra al menos desde finales del siglo XIX y consiste en que, este día jóvenes y mayores salen al campo a comer. En su talega no pueden faltar, aparte de los consabidos bocadillos, frutas ni frutos secos, que muchos amplían con los primeros dulces navideños que anuncian las próximas fiestas con las que concluirá el año.

Hay quien la vincula a la llegada de Málaga en esos días de este último manjar, en las embarcaciones que se llevaban a los trabajadores de la Almadraba, otros dicen que se debe esta tradición tan asentada a que antiguamente los familiares que tenían que llevar flores a sus difuntos, pasaban el día en el campo debido a que el cementerio se encontraba a mucha distancia del núcleo urbano, incluso hay quien dice que tiene algo que ver con la célebre jornada de la Loma de las Mochilas de la Guerra de África.

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