La Casa de Ceuta en Melilla celebra el Día de la Mochila con un rotundo éxito

Un año más y cumpliendo con el cuadro de actividades para este último trimestre del año, la Casa Regional de Ceuta en Melilla celebró una de las festividades más populares de Ceuta, el Día de la Mochila, siguiendo uno de sus puntos fijos de la institución ceutí el de celebrar y mostrar las fiestas tradicionales ceutíes a la usanza de la patria chica, en este caso la celebración de esta actividad tan añorada en el calendario de los "caballas".

Este año, como segundo año consecutivo, el colegio del Buen Consejo, el colegio de las Monjas como cariñosamente se conoce, se ha unido a esta actividad que cada año organiza la Casa regional de Ceuta en Melilla. Al ser un colegio cristiano y no celebrar Halloween, es una buena forma de acercar esta bonita y curiosa tradición y que conozcan esta actividad de la ciudad hermana de Ceuta que enriquece aun más si cabe el evento programado. El presidente de la entidad, Ramón de la Cruz, ha querido agradecer tanto al equipo directivo como al AMPA del centro escolar el ser participe de esta tradición caballa y acercar a los más pequeños esta celebración disfrutando de un día de hermandad al aire libre en uno de los pulmones de la ciudad.

El lugar de la celebración de la Mochila ha sido como el año pasado en el interior del Fuerte de Rostrogordo, en la zona de acampada con unas condiciones muy acordes para el buen desarrollo de la actividad. El presidente de la Casa regional de Ceuta en Melilla, Ramón de la Cruz, agradeció en repetidas ocasiones al consejero de deportes Miguel Ángel Buenameson por el préstamo de este espacio para la actividad.

La actividad comenzó alrededor de las 11 de la mañana con una caminata saludable desde el colegio Buen Consejo hasta el Fuerte de Rostrogordo y en la que han participado tanto directivos del AMPA como alumnos del centro escolar.

La Casa regional de Ceuta en Melilla hizo entrega de unas mochilas con el escudo de la institución ceutí a cada uno de sus asociados con el escudo de la ciudad autónoma de Ceuta y con la leyenda: ...Mi mochila, no se la come el gallo ni la gallina... Canción típica de Ceuta cantada por los "caballas" en esta curiosa actividad.

Estas mochilas también fueron repartidas por los directivos a todos los simpatizantes que asistieron a esta actividad. Las mochilas venían cargadas en su interior de frutos secos propios de otoño y frutas carnosas (castañas, nueces, almendras, pistachos, cacahuetes, pan de higo, dátiles y frutas como granadas, mandarinas, plátanos, uvas, etc.), que fueron degustadas gratuitamente entre el jolgorio y la alegría de los simpatizantes "caballas" con los que cuenta la casa.

Según el presidente de la entidad, Ramón de la Cruz, niños, jóvenes y mayores de la Casa celebraron este día como se hace en Ceuta en una zona campestre. Se realizó una perola de unas riquísimas "Migas de San Antonio" condimentadas con productos ibéricos. Asimismo, algunos de los asociados tuvieron la gentileza de traer cada uno de ellos algunas viandas y platos de comida casera para degustarlos como aperitivos. En este sentido, todos compartieron la comida de todos, empanadas, tortillas, pimientos fritos, langostinos, embutidos y otros suculentos platos que las mujeres y hombres de esta activa casa regional cocinaron con esmero. Ya entrada la tarde se ofreció café y dulces que fueron degustados por los asistentes mientras algunos recordaban como vivían la mochila en Ceuta en sus tiempos mozos.

Origen de la tradición

La historia dice que se tiene conocimiento de la celebración del llamado "día de la mochila", el 1 de noviembre, desde, al menos, finales del siglo XIX y consiste en que en esa jornada, jóvenes y mayores salen al campo a comer y en su "talega o mochila" no pueden faltar las frutas de la temporada ni los frutos secos.

También hay quien la vincula a la llegada de Málaga en esos días de este último manjar, en las embarcaciones que se llevaban a los trabajadores de la Almadraba. Otros dicen que esta tradición se debe a los familiares que tenían que llevar flores a sus difuntos pasaban el día en el campo debido a que el cementerio se encontraba a mucha distancia del núcleo urbano.

Hay incluso quien dice que tiene algo que ver con la célebre jornada de la Loma de las Mochilas de la Guerra de África, pero su potenciación se debe a los grupos de Exploradores que hicieron de ella una fiesta en los albores del siglo XX. Los Ceutíes se trasladan de la ciudad al campo, llevando bolsas de frutos secos propios de otoño.