El parque de La Cañada de Hidum fue inaugurado en 1997 por Ignacio Velázquez y es el parque mejor cuidado de Melilla. El lugar es muy agradable, está muy soleado y situado sobre la rivera del Río de Oro.
Del mantenimiento del parque se encarga ‘la sociedad cooperativa Hidum de Melilla’, que mantiene un contrato con la Consejería de Fomento por un importe de 964.000 € en cuatro años, a razón de 241.000 euros al año, una cantidad que resulta excesiva a todas luces, puesto que otros parques melillenses como el Hernández o el Lobera no han recibido esa cantidad ni sumando los últimos veinte años.
Aldelkarim Mohand, líder y portavoz vecinal durante las pasadas revueltas de octubre es el presidente de la asociación de vecinos del barrio de La Cañada y también el encargado del mantenimiento del Parque, aunque se desconoce cuál es su relación con la empresa que gestiona y cuida de este lugar.
Un funcionario de nivel medio en Melilla necesita diez años para reunir esa cantidad, que esta empresa acumula en sólo uno. Con 241.000 euros al año se podrían contratar a 20 personas al año con un salario medio de mil euros o a diez que cobrasen el salario equivalente al funcionario medio que he puesto como ejemplo.
Sabido este dato, que descubrió en rueda de prensa la pasada semana el secretario general del PSOE de Melilla, Dionisio Muñoz, surgen decenas de preguntas que deben hacerse al Gobierno de Melilla. La primera sería a cuántas personas emplea ‘la sociedad cooperativa Hidum de Melilla’ y qué solvencia legal y técnica ofrece esa empresa para recibir un contrato de mantenimiento tan caro.
Abdelkarim Mohand se reunió la semana pasada con el presidente de Melilla y con el delegado del Gobierno y realizó demandas de mejoras para su barrio que son justas y que tiene derecho a hacer, pero también debe ofrecer explicaciones sobre su relación con esa empresa; si es un empleado de la misma o si es su gerente, porque ese dinero es de todos los melillenses e igual que él pide y está en su derecho, explicaciones, también los melillenses, incluidos sus vecinos, pueden pedírselas a él sobre cómo y de qué manera se administra una cantidad tan grande de dinero.
La Ciudad de Melilla debe explicar porqué se decidió por contratar a esa ‘empresa’ para la gestión del Parque y por qué no toma la iniciativa de crear en La Cañada una ‘unidad de servicios operativos’ con gente del barrio, pero con gestión directa del Municipio, algo que saldría más barato y que crearía empleo fijo y estable en un barrio tan necesitado como éste.
La frontera de Melilla sigue estando en la barriada de ‘Las Palmeras’, punto máximo al que han llegado las oficinas e instalaciones municipales y esa frontera debe cruzarse para integrar a La Cañada dentro del mapa de Melilla. La única manera de que los jóvenes del barrio tengan un futuro es hacerles partícipes del mismo.
La Administración local no puede abanderar iniciativas tan discutibles como ésta, que deja en manos de una ‘entidad difusa’ una iniciativa que debería ser pública y en beneficio de todos, y específicamente de ese barrio.
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