Según un informe de ONGs, la Guardia Civil fue el Cuerpo que recibió más denuncias de tortura en Melilla en 2014.
El informe ‘La Tortura en el Estado Español en 2014’ de la Coordinadora para la Prevención y Denuncia de la Tortura (CPDT) presentado el viernes pone de manifiesto que, el pasado año, la Guardia Civil fue el Cuerpo que más denuncias de malos tratos registró, en concreto, el 52% del total de las registradas en Melilla. Según el documento, esto se debe a la labor que ejercen los agentes de la Benemérita en la ciudad, dado que deben desempeñar funciones de seguridad en el perímetro fronterizo y actuar en casos de saltos a la valla de Melilla.
Por lo tanto, según dicho informe, todos los casos de denuncia por malos tratos contra el Instituto Armado están relacionados con la inmigración y con el “control de la frontera sur”, concretamente vigilando la valla.
Policía Nacional
En segundo lugar en este listado se encuentra el Cuerpo Nacional de Policía, que congrega el 46% del total de las denuncias recogidas por las ONGs que han elaborado el informe. De este porcentaje, el 88% responde a casos de inmigración, por las labores de control de este Cuerpo en las fronteras y en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes.
A nivel nacional, sin embargo, el caso es distinto, dado que es la Policía la que recoge mayor número de denuncias, seguida por la Benemérita. Además, en el conjunto del Estado entra en el ranking otra categoría, los funcionarios de prisiones, que en el caso de Melilla no ostentan ninguna advertencia.
Asimismo, en nuestra ciudad, la Policía Local, en el año 2014, sólamente registra una denuncia por este caso.
El CETI tortura por las condiciones de vida
El informe ‘La Tortura en el Estado Español en 2014’ hace una mención especial al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. En concreto, la Coordinadora para la Prevención y Denuncia de la Tortura (CPDT), organización formada por varias ONGs, como la Coordinadora de Barrios o la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), apunta que lejos del concepto inicial del centro, que es planteado como un paso temporal en el viaje de los migrantes, “se configura como un espacio más de vulneración de derechos y de falta de garantías”.
Además, dicho documento recoge también que los casos frecuentes de “sobreocupación, precariedad de las instalaciones, inexistencia de módulos familiares o de atención psicológica deficiente” hacen que la estancia en el CETI de migrantes y potenciales solicitantes de asilo no sea buena.
“Si bien en el CETI no existe privación de libertad, consideramos que las situaciones resultan asimilables por no constituir la libertad ambulatoria en este caso una libertad real y eficiente de ejercicio de su autonomía”, sentencian.
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