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La AUGC pide que se aplique la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en la Guardia Civil

El teniente coronel jefe de la Comandancia de Melilla afirma que la ley que protege a todos los trabajadores en España “no es de aplicación directa a la Guardia Civil”.

El escrito que presentó la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) el 13 de septiembre de 2010 en la Jefatura de la Comandancia de Melilla únicamente solicitaba que se realizara una evaluación del riesgo en las garitas situadas en el Museo Militar y junto al faro del puerto comercial, en el dique norte. Un mes más tarde, el 18 de  octubre de 2010, el teniente coronel jefe de la Comandancia contestaba a los agentes que su petición se fundamentaba en el Real Decreto 486/1997 y éste “no es de aplicación directa a la Guardia Civil” ya que está basado en el artículo 6 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, que igualmente “no es de aplicación directa a la Guardia Civil”.
Según el máximo responsable de los agentes de la Benemérita en Melilla, la norma bajo la que debe realizarse cualquier trabajo en España excluye a “aquellas actividades cuyas particularidades lo impidan en el ámbito de las funciones públicas”, entre las que se citan a diversas funciones asignadas a la Guardia Civil por la Ley 2/1986 de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
La AUGC recurrió esta resolución del teniente coronel jefe de la Comandancia de Melilla ante el general jefe de la IV Zona  de la Guardia Civil (Sevilla). En su escrito los agentes indicaban que los servicios en las garitas no eran ‘excepcionales’ porque se realizaban a diario. Y le recordaban que el Tribunal de Justicia Europeo afirmaba en su sentancia del 12 de enero de 2006  que la normativa a aplicar a la Guardia Civil es la misma que la del resto de trabajadores, salvo en aquellos asuntos que sea imposible su aplicación. En concreto afirma que “la excepción prevista únicamente puede aplicarse en el supuesto de acontecimientos excepcionales en los cuales el correcto desarrollo de las medidas destinadas a garantizar la protección de la población en situaciones de grave riesgo colectivo exige que el personal que tenga que hacer frente a un suceso de este tipo conceda una prioridad absoluta a la finalidad perseguida por tales medidas”. Y además, añade el Tribunal de Justicia Europeo, “incluso en una situación excepcional de esa índole se exige a las autoridades competentes que velen para que la seguridad y la salud de los trabajadores queden aseguradas en la medida de lo posible”. Ni la ‘excepcionalidad’ ni ‘el grave riesgo colectivo para la población’ son circunstancias que se produzcan en el servicio diario de vigilancia en las garitas.

El “benigno” clima de Melilla

En su escrito, la AUGC recordaba al general jefe de la IV Zona de la Guardia Civil las deficiencias que presentaban las garitas y las “condiciones meteorológicas extremas” a las que se enfrentan los agentes tanto en verano como en invierno durante determinados días del año.
En su contestación del 11 de enero de 2011, la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Guardia Civil ya no menciona la Ley de Prevención de Riesgos Laborales ni sentencia alguna del Tribunal de Justicia Europeo. En cambio, sí dedica un párrafo entero al clima de Melilla. Afirma que las inclemencias meteorológicas “extremas” a las que se refiere la AUGC y que la propia Jefatura de la Comandancia de Melilla califica como “muy rigurosas” se deben entender “en el entorno y clima benigno de la citada ciudad, que goza de un clima mediterráneo extraordinariamente suave, ya que por su latitud casi tropical presenta inviernos suaves con temperaturas cercanas a los 13 grados en enero y veranos muy cálidas, con una media de 25 grados en agosto, gracias al beneficio del influjo marino cuya brisa alivia el ambiente, siendo la temperatura media anual de 18 grados”. (Reproducción literal del escrito).
Precisamente, fue el ‘influjo marino’ lo que obligó a acometer las obras en la garita ubicada en el faro del dique norte. Esa zona, según la AUGC, se ve afectada cinco o seis veces al año por un “oleaje extremo” cuando hay temporal, lo que incluso obliga a permanecer amarrados a puerto a los barcos que unen Melilla con la península. Esos días los agentes que tienen asignado ese servicio son retirados.
Antes, cuando los guardias civiles vigilaban a la intemperie y había tormenta, tenían que refugiarse en un aseo hasta que una patrulla pasara a recogerlos. Más tarde se construyó una garita, pero no era capaz de soportar los temporales. La AUGC explica que “acababa destrozada por las olas, que también arrancaban las ventanas”. Por este motivo, hubo que reformarla totalmente, una obra que corrió a cargo de la Autoridad Portuaria. Esta nueva garita se construyó con hormigón para darle mayor estabilidad. Sin embargo, surgieron otros problemas relacionados con el aire acondicionado, la limpieza y el estado de una escalera metálica por la que deben subir a diario los agentes.

Escalera oxidada

En su escrito del 13 de septiembre, la AUGC advertía de que los agentes que realizaban este servicio tenían que acceder a su puesto “a través de escaleras de caracol oxidadas e inseguras. Muchos de los anclajes no existen o están desprendidos de la pared, con el consiguiente peligro”. Y recordaba que la instalación carecía de aire acondicionado.
El teniente coronel jefe de la Comandancia de Melilla contestó a ese escrito indicando que se estaban “realizando gestiones con la Autoridad Portuaria para la reparación de la escalera a fin de evitar un posible riesgo de caída. Y se mantienen conversaciones para la instalación de un aparato de climatización en la misma con cargo a fondos de esta Comandancia”. También aprovechaba su escrito el teniente coronel jefe de la Comandancia para reprochar a la AUGC que “en su instancia simplemente se limite a señalar lo que, a su juicio, supone una situación de riesgo, sin aportar sugerencia o propuesta de mejora”.

“De uno en uno y sin empujar”

Posteriormente, tras presentar la AUGC el correspondiente recurso ante el general jefe de la IV Zona de la Guardia Civil, la DAO reiteraba que se estaban realizando gestiones con la Autoridad Portuaria para la reparación de la escalera, “que, aunque presenta algunas deficiencias (deterioro por oxidación y le faltan algunos elementos) es fiable y segura su utilización”. Sin embargo, a pesar de ser “fiable y segura”, hace un año aproximadamente apareció un escrito colocado en esas instalaciones con recomendaciones para que su uso no supusiera ningún riesgo. Aconsejaba a los guardias civiles “subir de uno en uno, sin empujar y agarrados a la barandilla. Cuando lo vimos, pensamos que se trataba de una broma de algún compañero. Pero era un escrito de la Comandancia”, relata un agente a El Faro.

Ciudad y Autoridad Portuaria

Finalmente, la AUGC logró el compromiso personal del presidente de la ciudad, Juan José Imbroda, de encargarse del problema de las escaleras y de la limpieza de los restos de basura que el viento acumulaba en esas instalaciones. La solución llegó de la mano del Gobierno local y de la Autoridad Portuaria, según los agentes.
En cuanto al aire acondicionado, la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Guardia Civil informaba de que se había solicitado autorización a la Autoridad Portuaria para su instalación y se había obtenido, pero no se contaba con asignación presupuestaria para la adquisición del aparato. No obstante, anunciaba que “en próximas fechas el equipo de mantenimiento de la Comandancia procederá a la desinstalación de un aparato de otro lugar e instalación en la garita”.
En la actualidad, la garita dispone de aire acondicionado, aunque la AUGC desconoce de dónde ha salido el aparato. Los agentes no tienen constancia de si ha llegado alguna partida presupuestaria para su adquisición o si ha sido retirado del alguna otra dependencia.

Ofrecimiento de Imbroda al coronel jefe de la Comandancia

En verano del año pasado, el 26 de agosto de 2010, el presidente Juan José Imbroda remitió un escrito al coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil que, según la AUGC, ha quedado sin ningún efecto debido a que el Gobierno de la ciudad estaba en manos del PP y el PSOE se encontraba al frente del Ejecutivo central, del que depende la Guardia Civil.
En su carta el presidente ofrecía su ayuda al coronel jefe de la Comandancia. “Como quiera que las relaciones entre las instituciones suponen una garantía para quienes representan, los ciudadanos, quiero ofrecerte la posibilidad, si así lo estimas oportuno, de colaborar en la mejora de algunas de las infraestructuras que la dotación bajo tu mando necesita y utiliza para el desarrollo de su función. Especialmente, por su estratégica ubicación, las que corresponden a puestos de vigilancia. Toda vez que siempre estamos receptivos a cualquier sugerencia y petición que determines, quedo a la espera de tus noticias”, escribía el presidente de la ciudad.
Sin embargo, la AUGC afirma que el ofrecimiento ha quedado en nada debido a la discrepancias entre los partidos políticos de los que depende cada institución.
En cambio, la AUGC sí atribuye a la gestión del presidente Juan José Imbroda la solución al problema de la garita situada en el faro.  Afirma que la Autoridad Portuaria se ocupó de la limpieza de las instalaciones y de la reparación y acondicionamiento de escalera a raíz del compromiso personal que el presidente de la ciudad había asumido con los agentes de la AUGC.

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