Categorías: Medio ambiente

La Asamblea aprueba los Planes de Organización de Espacios Naturales

Recibieron el visto bueno de todos los grupos políticos, al igual que ocurrió en Comisión. El barranco del río Nano, el del Quemadero y los alrededores de Aguadú pasan a ser consideradas Zonas de Especial Conservación para la Unión Europea.

La Asamblea local aprobó ayer en Pleno los dos Planes de Organización de Espacios Naturales de Melilla. Ambos documentos recibieron el visto bueno de todos los grupos políticos por asentimiento, manteniendo el acuerdo al que se llegó en Comisión. Así pues, la sesión plenaria fue un mero trámite y no duró más de cinco minutos. Al concluir, el consejero de Medio Ambiente, José Ángel Pérez Calabuig, compareció ante los medios de comunicación para explicar las trazas generales de dichos planes, uno de los cuales corresponde al Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) terrestre, que comprende el barranco del río Nano y el otro al marino, que se extiende por los acantilados de Aguadú y el barranco del Quemadero.
El consejero resaltó que la redacción de estos documentos se inició hace seis años, aproximadamente, cumpliendo con lo exigido en el Acuerdo Marco de la Unión Europea (UE), en el que se demanda a las autonomías que realizaran estudios minuciosos de sus entornos de interés  ecológico para que éstos pasaran de ser considerados LIC a Zonas de Especial Conservación (ZEC) o de Especial Protección de Aves (ZEPA). En el caso de Melilla, ambos espacios verdes han sido considerados ZEC, según precisó Calabuig.
Asimismo, resaltó que la fecha límite para tener tramitados ambos planes era el 15 de julio, y que si no hubieran visto luz verde antes Melilla podría haber sido sancionada por la UE. “En la que más hemos tardado ha sido en la LIC de Aguadú, ya que la del Nano estaba redactada desde el año pasado”, subrayó, “el tener que aguardar los dictámenes del Ministerio y de la Dirección General de Costas para actuar sobre la superficie marina, no hemos demorado un poco, pero finalmente ambos planes han quedado aprobados antes del día fijado”. Además, celebró que ambos recibieran el visto bueno de todos los grupos de la Asamblea.
Por otro lado, recalcó que se presentaron una serie de alegaciones a los mismos, todas ellas de la asociación Guelaya-Ecologistas en Acción. En lo que se refiere a la LIC terrestre plantearon nueve, de las cuales fueron admitidas a trámite dos, mientras que en lo que respecta a la marina se aceptaron tres de once alegaciones.
“Todas ellas versaban sobre temas muy similares. Hemos intentado satisfacerles en todos los puntos que hemos podido”, aseguró Calabuig. En este sentido, apuntó que algunas “no eran posibles de llevar a cabo ahora mismo”, como la ampliación de las zonas protegidas. Otra presentaba quejas sobre la ausencia de un órgano consultivo y otro gestor para su aprobación, lo cual “no venía planteado” en la elaboración de los planes pero podría llevarse a cabo ahora que están redactados.
También plantearon una actualización de los inventarios de flora y fauna de ambas LIC. Sobre este aspecto, el consejero subrayó que se trata de “entornos vivos” que están en constante cambio y que se agregarán de manera progresiva aquellas nuevas especies que se detecten. “No nos hemos negado a casi nada”, agregó.
El consejero se mostró consciente de que las relaciones con la asociación ecologista no atraviesan su mejor momento. Así, no dudó en tender la mano a los dirigentes de Guelaya para trabajar juntos en beneficio de la ciudad autónoma. “Desde que comenzó esta legislatura hemos dialogado y también discutido. Nos queda colaborar de manera conjunta y yo estoy dispuesto”, destacó. Además, señaló que muchos de enfrentamientos han estado protagonizados por la asociación y el ex viceconsejero de Medio Ambiente, Guillermo Merino, que dimitió del cargo el pasado mes de mayo. Desde este modo, Calabuig consideró que Guelaya tiene ahora menos excusas que nunca para no sentarse a trabajar con el Gobierno local.

La patella ferrugíena se reproduce en Melilla sin ayuda del hombre.

Al hilo de sus declaraciones sobre la fauna de los espacios protegidos, el consejero de Medio Ambiente subrayó que Melilla cuenta con una población de 23.000 patella ferrugínea, una especie de lapa gigante que se encuentra en peligro de extinción. La colonia de la ciudad autónoma representa el 22% del total localizado en el litoral español.
Calabuig explicó que la patella ha conseguido reproducirse sin que la mano del hombre intervenga en ello en la zona anexa al vertedero de residuos sólidos inertes, en las infraestructuras que se construyeron para el cerramiento de la carretera. “Se ha regenerado sola, sin que para ello haya sido necesario intervenir”, subrayó.

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