Con la oposición de PSOE y PPL, que auguran que tendrá que ser corregido una vez más, y la abstención de CpM. La Asamblea de la Ciudad aprobó también ayer, con los votos en contra de PPL y PSOE, y la abstención de CpM, el nuevo Reglamento de Farmacias, que permitirá abrir nuevos establecimientos farmacéuticos en Melilla.
El debate al respecto acabó desbarrando en una confrontación de opiniones sobre la potestad de la Ciudad Autónoma para dictar reglamentos, los conflictos que crean las distintas interpretaciones judiciales por nuestro particular rango de Ciudad Autónoma, y la conveniencia de legitimar todos los que se regulen, con carácter previo a su aprobación definitiva, mediante consulta al Consejo de Estado.
Mientras el Gobierno sostuvo que lo que se persigue es “el interés general de los ciudadanos”, la oposición abogó por dejarlo pendiente hasta que se produzcan nuevas sentencias judiciales como las que ya han obligado a reformarlo tras una primera y fallida aprobación..
El portavoz del Gobierno local aseguró que la modificación del nuevo Reglamento de Farmacias ya se ha ajustado a lo dictaminado por los tribunales tras las impugnaciones presentadas por particulares, y concretó que, a consecuencia de las mismas, se ha tenido que admitir que pudieran abrir nuevos establecimientos farmacéuticos tanto quienes ya poseen farmacias en esta ciudad como aquellos que no residan en Melilla.
Debate legal
Conesa reconoció que la intención del Ejecutivo melillense de favorecer a los melillenses y farmacéuticos sin licencia tuvo que ser corregida, pero no admitió que puedan existir otras objeciones derivadas de motivos legales o relacionados con nuestras limitaciones e incapacidad para dictar leyes por nuestra condición de Ciudad Autónoma.
Frente a lo requerido por la oposición, sostuvo que no es preciso acudir al Consejo de Estado, como propuso Muñoz para todo Reglamento que fuera a publicarse.
Tampoco admitió el portavoz del grupo popular las críticas del diputado del PPL, Julio Liarte, que acusó al Ejecutivo melillense de no hacer “las cosas bien”.
Sin estimar las consideraciones de la oposición, que catalogaron de “papel mojado” el nuevo Reglamento, augurando que en breve habrá que corregirlo de nuevo a causa de las “inminentes” sentencias judiciales que se esperan sobre el mismo, el Gobierno desechó dejarlo sobre la mesa y lo aprobó con la mayoría del grupo popular.