Manuel Ángel Quevedo lleva diez años al frente del Real Club Marítimo de Melilla. En este tiempo han sido muchos los cambios que ha experimentado la entidad, tanto en su aspecto físico como en el interno.
El Real Club Marítimo es toda una institución en Melilla. Su aportación al mundo deportivo, especialmente a la náutica, es innegable y además el eje de su fundación. Sin embargo, también ha jugado un papel importante en el desarrollo de otros deportes, caso del Pádel, con equipos que compiten en la liga nacional y está inmerso ahora en el Baloncesto o la Natación, sus dos proyectos más inmediatos.
Pero junto a ello hay otras aportaciones, en esta caso más de carácter social –exposiciones, conferencias, lugar de encuentro de familias o visitantes e incluso en el campo del empleo, con más de 70 puestos de trabajo en época estival– que convierten al Real Club en una institución diferente a cuantas existen en el resto de España.
Buena parte de culpa la tiene su actual presidente, Manuel Ángel Quevedo, que el pasado mes de octubre cumplió diez años al frente del Club, aunque lleva vinculado a éste casi diez años más como directivo. Los cambios que Quevedo han infundido se aprecian tanto en el aspecto de infraestructuras como en el de régimen interno.
-¿Cómo llega y por qué a la presidencia del Club?
-Yo ya llevo siendo directivo desde el 93, ocho años antes de ser presidente. Primero como vocal de Obras y después, a partir del 96, sume la Vicepresidencia y la Tesorería, siendo presidente Carlos Rivas. El desempeño de esos cargos te hace conocer mejor la trastienda. La Tesorería te enseña mucho del funcionamiento y de todos los aspectos internos que maneja el Club.
Por tanto, era algo natural, en el 2001, presentarme a la Presidencia y el pasado 7 de octubre se cumplieron diez años ocupando el cargo. Me quedan dos más de mandato por delante y cumplir así mi tercera legislatura.
-¿Se han cumplido todos los objetivos que se marcó en un principio?
-Presentamos un programa denso. No quisimos hacer sólo lo que sabíamos que podíamos, sino que fuimos un poco más allá, tanto en mejoras de las instalaciones y de la sociedad, como en otros aspectos de distintos ámbitos.
Entre los proyectos que hemos cumplido, al margen de los que más se ven, caso de las obras y mejoras, hay otros aspectos sociales que para nosotros eran importantes, como por ejemplo que nos dieran el título de Real, que creíamos que por el número de socios y por la historia ya se merecía tener el Club.
Otro tema importante para nosotros, sin ser físico, era dejar de estar aislados. Si los Clubes, de por si, en general, cada uno se relaciona con su autoridad portuaria y su ayuntamiento, el de Melilla más, porque tenemos 200 kilómetros hasta al punto más cercano de la península. Por ello era significativo pertenecer a la Asociación Eespañola de Clubes Náuticos.
En el aspecto no material, también era importante para el Club que la ciudad reconociera un poco las aportaciones que hacemos. Antiguamente tenía fama de elitista, de cerrado. Nosotros entendíamos que no era así y se aportaban muchas cosas. Lógicamente es un club que tiene unos socios que pagan, y por tanto deben tener unos servicios exclusivos que no se pueden abrir a todo el mundo; pero hay muchísimas cosas en el club que están abiertas. Hemos fomentado mucho el tema de las exposiciones, cuya sala se cede gratuitamente, al igual que la sala de conferencias, amén de todas las actividades que hacemos, sociales, culturales y por su puesto las deportivas, que están abiertas a toda la ciudad. Nuestros equipos de vela los conforman, en la mayor parte, no socios. Sin embargo el club les deja barcos en las mismas condiciones que si fueran socios y les ponen entrenadores gratuitamente.
Yo creo que sí se va entendiendo, poco a poco, que la aportación del club a la sociedad de Melilla es de cierta importancia. El club está abierto para apoyar a la ciudad en todo , ya sea en el ámbito turístico, cultural o social.
Esa es la parte no física. En la física, ha sido tremendo el trabajo constante de estos diez años. Si ahora hiciéramos una foto de lo que era el club en el año 2001 la gente diría ¿cómo es posible? Desde la cafetería, que fue el primer proyecto que hicimos; el gimnasio nuevo; toda la zona náutica, el pantalán flotante; los nuevos espacios de sala de estar, multiusos, conferencias y exposiciones; los vestuarios de arriba; las pistas de pádel, que ampliamos en una más y las hicimos todas de cristal; el edificio nuevo de portería- secretaría, que estamos rematando a falta de luces o la ampliación de la zona de baño.
-¿De qué proyecto se siente más satisfecho?
-Realmente es complicado decirlo, porque cada uno tiene su importancia. El gimnasio ha sido muy importante, que es el antiguo hangar de embarcaciones de los años 60, y al cambiarlo de ubicación hemos podido ampliar la sala de exposiciones. También la cafetería, que es la más visible y la primera que se hizo; pero no sabría quedarme con uno.
-Y de todos ellos, ¿el más costoso?
-Económicamente, sin duda, la nueva portería-secretaria, que cumplen la finalidad de embellecer la fachada a la Plaza de España, que es un sitio bastante privilegiado. Además, es el corazón de todas las instalaciones del Club. Ahí va todo el nuevo cuadro eléctrico general –se han cambiado todas las líneas–, el nuevo rat de telecomunicaciones, toda la centralización informática, y aunque no se ve, ha habido que abrir canalizaciones por el club hasta el edificio de cafetería. Muchas cosas que no se ven y cosas sensibles. Es mucho más de lo que se ve a priori.
-¿Qué cambios sociales se han producido también en este tiempo?
-Evidentemente se está apostando enormemente por el tema de la vela, más que nunca. Ya el anterior presidente consiguió una cosa importante, que fue el espacio de la zona del antiguo varadero. También estamos abriéndonos mucho a nuevos deportes. El Pádel prácticamente lo iniciamos nosotros en Melilla, y nuestro equipo masculino está en la Primera División Nacional entre los ocho mejores de España. Ahora estamos metidos en otras disciplinas y lo más reciente es la creación de un equipo de Baloncesto para que la ciudad pueda tener más equipos que compitan entre sí.
En aspectos sociales ha habido cosas importantes. Creo que hemos tenido un cierto acierto desde principio con el tema de la restauración. Nada más entrar contamos con nuevos concesionarios en el chiringuito y en la cafetería, que se han estabilizado y llevan 10 años siendo los mismos. El restaurante, sin embargo, no, ha tenido cambios.
Igualmente, cada día estamos subiendo en número de actividades culturales.
Otro tema que igualmente ha sufrido un cambio de cierta profundidad, desde el punto de vista interno, es el reglamento y estatutos.
Hace ya muchos años se reconocieron los mismos derechos a las parejas de hecho y a las de hecho homosexuales, antes incluso de que existiera un registro en la ciudad o la nueva ley del matrimonio sexual. Estos aspectos se han recogido en los estatutos.
También hemos puesto negro sobre blanco un reglamento de régimen interno donde se regulan muchas cosas, desde la admisión de socios hasta el reglamento del gimnasio, para que estas cosas no queden al albur de cualquier junta o presidente. Son necesarias unas normas de convivencia.
Otro asunto, por ejemplo, es que antes había que ser socio de número para ser presidente y ahora el cónyuge de un socio puede serlo.
-¿El Real Club Marítimo es un referente en la sociedad melillense?
Creo que si, hay muchos aspectos donde el Club lleva ya muchos años haciendo las cosas bien. Y en ese sentido, en una sociedad donde por las circunstancias tan especiales de Melilla, la carga de la administración es tan grande y casi todo depende de ella y de subvenciones, el hecho de que el Club trabaje casi en su totalidad con medios propios, apueste por la cultura, el deporte, aspectos sociales o de convivencia, por todo ello, me parece que sí podemos considerarnos un poco punto de referencia.
Otro aspecto que destacaría es que en el Club, en verano, hay 70 puestos de trabajo, una cifra importante que no es desdeñable. Este incremento de personal se debe a que en verano, por ejemplo, damos pases a los familiares y amigos de socios y hay muchas personas que vienen a Melilla también en relación a esos pases. Desde el 15 de junio hasta el 15 de septiembre hay una media diaria de 200 personas con pase del Club Marítimo. Son nietos, sobrinos o hijos de socios que vuelven a Melilla para ver a sus padres con sus hijos durante esos días. Creo que en ese sentido también ayudamos un poco a ese turismo interior, pues esas familias que vienen se encuentra con que tienen unas instalaciones de las que hacer uso por un precio muy razonable.
Entendemos que uno de los yacimientos de empleo en Melilla es el turismo, y además, nos sirve para darnos a conocer al exterior.
El Club aporta igualmente su experiencia y dentro de las otras entidades náuticas están valorados muchos de sus aspectos, desde el número de socios que tenemos –hay algunos con más, pero no tantos–, hasta toda las actividades sociales.
También hacemos de embajadores de Melilla en todos los campos y especialmente en las actividades náuticas. No es fácil enviar a niños y barcos a la península a regatear 20 veces. Es costoso y complicado. No es lo mismo ir de Gijón a Santander que de Melilla a Santander y creo que en todas estas regatas se cuenta siempre con que Melilla va a participar.
-Hablando de eventos deportivos ¿qué opina de la Semana Náutica?
-La Semana Náutica es un proyecto de imagen importante de la ciudad. Evidentemente tiene sus críticas, que nosotros podemos comprender, pero yo creo que cada vez se va haciendo mejor y desde que Paco Robles abrió el tema de la clase club, yo creo que ha supuesto también que Melilla tenga una repercusión en el exterior y también esos días la ciudad se llene de personas y la ocupación hotelera experimente un notable aumento.
El club siempre ha estado colaborando, aportando personal y embarcaciones y lógicamente, cualquier proyecto que tenga que ver con la náutica en Melilla nosotros estamos obligados porque nuestro fin fundacional es promocionar los deportes náuticos. Así pues, si desde la Ciudad se apuesta por un proyecto en este campo, nosotros tenemos que estar allí.
Además, la Semana Náutica, en el ambiente de los Clubes, es una prueba reconocida y desde luego es la más social que existe. No hay una prueba tan abierta a los ciudadanos, con un barco golondrina que te acerca al campo de regatas, donde estén abiertos los barcos para que los pueda tocar cualquiera, como la Semana Náutica de Melilla.
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