A más de 6 meses del comienzo de las obras de la calle General García Margallo, que se vienen ejecutando dentro del conjunto de reformas que la Ciudad Autónoma ideó para el barrio del Rastro, el primer tramo de esta vía ya se ha abierto al tráfico rodado.
La apertura y la demanda de poder aparcar en esta calle ha sido una de las reivindicaciones habituales de los comerciantes que, sin embargo, se han visto muy perjudicados por estos trabajos y por su extensión en el tiempo.
Los empresarios afectados por estos trabajos claman por una línea de ayudas, que desde la Sociedad Pública Proyecto Melilla (Promesa) ya aprobaron las bases reguladoras y las trasladaron a la Consejería de Economía para su convocatoria.
El Faro se ha trasladado a García Margallo para preguntar a los comerciantes su balance de las obras y de la apertura al tráfico de esta calle, así como su opinión respecto a las futuras líneas de ayudas.
Los comerciantes que conversaron con este medio coincidieron en destacar cuanto les han afectado las obras, además de denunciar que la posibilidad de aparcamiento no estaba beneficiando a sus negocios.
Hakin, propietario de una tienda de ultramarinos denunció que entre unos y otros "se han cargado la calle Margallo". Pese a afirmar que tras las obras ha quedado una calle "perfecta", este comerciante lamentó que se ha acabado con los negocios de la misma. Además, cargó contra los plazos de unas obras de las que dijo, "van camino de 7 meses y todavía no han acabado. Empezaron la obra 20 trabajadores y a los 3 días ya quedaban 4".
Pese a que la imposibilidad de aparcar frente a los comercios siempre ha sido una queja de los empresarios durante los trabajos, Hakin no se mostró nada conforme con la situación actual.
"Se puede aparcar delante de las tiendas, pero hay que reventarse para maniobrar con el coche. Tendrían que haber abierto el tramo que baja a las calles de abajo".
A pesar de asegurar que todo lo que sea mejorar la ciudad es bienvenido, llamó a hacer los trabajos" dentro de un orden" y sin perjudicar a los trabajadores. Asimismo, llamó a que se consultase a los comerciantes para que estos expusieran sus quejas, en lugar de llevar a cabo iniciativas de otro tipo por el barrio. Hakin Lleva varios meses en pérdidas y clama por una mayor atención. "Si no hay tránsito de personas se perjudica a la calle y al comercio. Esta situación es muy perjudicial para nosotros".
Por su parte, Mohamed, trabajador del negocio La Casa del Zapato, realizó un balance negativo de estos últimos meses. Este negocio registra pérdidas de hasta el 75 % y la clientela que se mantienen se da porque conoce este negocio, según alegó.
Aunque el primer tramo ha concluido, lamentó que hasta que no finalicen los trabajos en la bajada de Comisario Valero no se podrá circular con normalidad en la calle. Esta bajada, denunció, está paralizada debido a problemas con una tubería. "La obra debería haber terminado hace meses y aún tiene para rato".
En cuanto al aparcamiento, Mohamed afirmó que los residentes y los clientes son los que menos aparcan en esta calle. "La gente va en coche a comprar".
Mohamed insistió en mostrar su desasosiego por la situación actual en García Margallo.
"Aguantaremos hasta donde podamos, pero esto es lamentable. Quien conocía esta calle sabe que la situación actual no tiene nada que ver con la que era antes".
Por otro lado, Mohamed, dueño del establecimiento de perfumes BK Fragancias, afirmó que los trabajos se están haciendo "muy pesados". Este comerciante dijo no ver cercano el final de unas obras, las cuales denunció, se pensaron para 4 meses y ya van para 7. Aún así, Mohamed se definió como "un privilegiado" entre sus vecinos, pues al contrario que la mayoría, no registra pérdidas, aunque tampoco ganancias. "Me alcanza sólo para cubrir gastos fijos".
Respecto a la situación actual en el primer tramo de García Margallo, consideró que se debería haber abierto el cruce con Comisario Valero antes de abrir la calle al tráfico. "Es un quiero y no puedo. Estamos como estábamos, sólo que tenemos plazas de aparcamiento". También lamentó que los coches que aparcaban en esta vía no eran residentes ni clientes, aunque sostuvo que entendía esta situación, debido a los problemas de falta de aparcamiento en la ciudad.
"El cliente quiere aparcar, comprar e irse y eso ahora sólo lo ofrece el centro comercial. Aquí hay que dar 18 vueltas hasta encontrar un sitio para dejar el coche y eso genera rechazo".
Este negocio abrió sus puertas en el mes de junio y cuando se disponían a iniciar la campaña de Navidad, comenzaron unos trabajos que, dijo, se alargaron más de lo esperado.
Mohamed consideró que las obras eran necesarias, pues esta calle afirmó, necesitaba una reforma así como una revitalización. No obstante cargó contra los retrasos ocasionados y el momento de comenzar las obras.
"Entiendo que pueda haber retrasos en las obras, pero dentro de un tiempo prudencial. No se pueden proyectar unas obras para 4 meses y que a 7 no haya avances. Si se licitó en marzo del año pasado, porque empezaron en septiembre y no en verano, cuando podemos permitirnos el lujo de cerrar y no cuando empieza de nuevo el tránsito de personas tras el final de verano. Al final te haces el cuerpo a que todavía quedan meses por delante".
La llegada de turistas por Semana Santa, manifestó, no se verá reflejada en esta calle al no ser atractiva para comprar e insistió en que el deseo de los comerciantes es que vuelva la vida a García Margallo.
En el supermercado kosher, mostraron su satisfacción por como había quedado el primer tramo de la calle tras estos trabajos. Sin embargo, al mismo tiempo lamentaron que las obras les habían ocasionados severas pérdidas.
"La calle ha quedado muy bonita, pero las consecuencias son las que son. Los clientes se han ido a otros autoservicios".
Ibrahim, dueño de el establecimiento Don Zapato, fue categórico al afirmar que no creía que estas obras fueran necesarias, al lamentar que aparte de pérdidas también han generado suciedad.
Este comerciante secundó las críticas de sus vecinos al denunciar que la gente que aparcaba no eran residentes, sino ciudadanos que aprovechaban estas plazas y no compraban.
En lo económico, Ibrahim no sólo registra pérdidas desde que se inició la obra, sino que en la actualidad no cubre ni los gastos.
Desde Promesa, se puso en marcha la tramitación de las ayudas para los comercios afectados por las obras en el barrio del Rastro. El Consejo de Administración de la sociedad pública trasladó a la Consejería de Economía todo este paquete de ayudas.
En algunos negocios, sus trabajadores dijeron desconocer en qué consistirán estas ayudas y quien se verá beneficiado de las mismas, como manifestaron en La Casa del Zapato o el autoservicio kosher.
En Don Zapato, Ibrahim confió en que la convocatoria se diera para los comercios de García Margallo."Llevamos casi 7 meses y hace falta".
En lo relativo a esta línea de ayudas, el propietario de Bk Fragancias lamentó que pese a los continuos anuncios no dejan de dilatarse en el tiempo, no creía que estas se distribuyeran hasta antes del verano. Además, demandó que estas ayudas también se destinaran a García Margallo, pues dijo, hay que tener en cuenta que aquí también se ha doblado el plazo marcado de las obras.
La Asociación de Comerciantes, Empresarios y Profesionales de Melilla (Cepromel), viene reivindicando en los últimos tiempos una línea de ayudas para los afectados por las obras en este barrio melillense. Algo a lo que se han unido distintas formaciones políticas de nuestra ciudad.
Pese a que se realizó un estudio para minimizar las molestias, las obras en General Margallo han provocado numerosas consecuencias negativas para los comerciantes.
Es necesario recordar la situación de los más de 60 comerciantes ambulantes que estaban instalados en dicha calle, una ubicación que fue adjudicada por la antigua Consejería de Medio Ambiente para hacer frente a las necesidades demandadas por la cooperativa del mercadillo y los propios comerciantes.
En la actualidad, el mercadillo dispone de dos nuevas ubicaciones en la ciudad, la calle García Cabrelles, los martes y jueves y la explanada junto al estadio Álvarez Claro en lunes y miércoles. Esta situación se mantendrán en principio hasta que las obras de General Margallo concluyan y se abra al público.
Asimismo, estos trabajos se enfrentaron a las críticas de las asociaciones ecologistas como el caso de Guelaya, quienes recogieron las quejas de comerciantes y vecinos para criticar la ausencia de árboles en el proyecto de las obras. Finalmente, la Consejería accedió y ha situado numerosos alcorques para una futura plantación de árboles en esta vía del barrio del Rastro.
La Consejería de Medio Ambiente tiene previsto plantar hasta 89 árboles en General Margallo. Las seis especies arbóreas que se proyectan sembrar son una combinación de árboles en forma piramidal y otros de forma redondeada de bajo porte, que son las más indicadas para Melilla al evitar molestias en las construcciones de las calles.
Las obras de García Margallo comenzaron el pasado 15 de septiembre. La Consejería de Medio Ambiente y Naturaleza llevó a cabo para este proyecto un estudio detallado para, según dijeron, producir las mínimas molestias tanto a vecinos como a los ciudadanos que transitan por esta calle.
Estos trabajos se planificaron para acometerlos en cinco fases, con una duración máxima de cuatro meses para cada una. La Administración trató de retrasar estas obras. No obstante, el ex consejero, Manuel Ángel Quevedo manifestó la imposibilidad del aplazamiento, debido a que los Fondos Europeos obligaban a invertir los 3,2 millones de euros que se destinaron a estos trabajos. Quevedo afirmó que de no haberse comenzado los trabajos, habría que haber devuelto esta suma, con la consiguiente indemnización al contratista.
La segunda fase, ubicada entre el cruce con las calles Comisario Valero y Alférez Sanz, comenzó el pasado mes de febrero. Para las próximas fases, se irán avanzando los trabajos a lo largo de esta vía.
Por su parte, el consejero de Fomento, Miguel Marín, anunció que la tercera fase de las obras del Rastro, que dará comienzo en breve, finalizará en unos dos meses, mientras que los trabajos de la plazoleta del Rastro estarán terminados en un plazo de entre 10 y 15 días.
Una vez finalicen estos trabajos, el objetivo es que General García Margallo luzca completamente distinta y se muestre de forma similar al centro de nuestra ciudad. Desde la Consejería se ha pensado que las aceras sean más amplias, haya pasos elevados para los peatones y mejore la recogida de aguas fecales y pluviales.
La portavoz del Gobierno, Fadela Mohatar, ya declaró que estos trabajos unidos a los de Garcia Cabrelles, harán que el barrio del Rastro se modernice en sintonía con los planes que la Ciudad Autónoma tiene para la zona. La intención definitiva es regenerar el Rastro y convertirlo en un barrio patrimonial, según afirmó.
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