La apertura de Horcas Coloradas para este verano dependerá de los temporales de viento. Así lo anunció en la jornada de ayer el portavoz del Ejecutivo local, Daniel Conesa, quien explicó que en el Consejo de Gobierno se analizó esta cuestión con vistas a aprobar el Plan de Playas de este verano.
En el documento están incluidas las de San Lorenzo, La Hípica, Hipódromo, Los Cárabos, Galápagos, Aguadú, La Alcazaba y Horcas Coloradas. No obstante, que esta última esté disponible o no para los bañistas dependerá de cómo se desarrollen las tareas para limpiar el fondo marino, que está lleno de residuos sólidos inertes derivados de los vertidos de escombros que se realizaban hace años. Para acometer este proyecto de saneamiento, es necesaria la total ausencia de viento para que los desechos depositados no se muevan.
El portavoz gubernamental señaló que el proyecto para regenerar el fondo y estabilizar la parte arenosa ya han sido adjudicados, en concreto a la empresa Ferrovial, y tienen un plazo de ejecución de tres meses. Dependiendo de la climatología, los trabajos podrían concluir antes de que comience la temporada alta de baño, establecida entre el 21 de junio y el 31 de agosto.
Conesa recalcó que está siendo un año con bastantes temporales de viento, sobre todo de levante, lo que perjudica el buen desarrollo de las obras. Asimismo, recordó que la iniciativa salió a concurso por un precio inicial de 600.000 euros y fue licitada por 410.000 euros. “En el momento que finalicen los trabajos, que son bastante complejos, Horcas Coloradas se incorporará de lleno al Plan de Playas de la Ciudad”, añadió. “Creemos que este verano, los melillenses podrán hacer un uso de ella muchísimo más adecuado que en años anteriores”.
Asimismo, recalcó que la creación de esta playa, inaugurada en 2010, durante la última legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, fue un proyecto “mal ejecutado” desde el principio. “Las condiciones de uso eran deplorables, sobre todo por la gran cantidad de elementos peligrosos que hay en el fondo del mar de cuando la zona era un vertedero de escombros”, aseveró. “Esperemos que este año sí se pueda utilizar Horcas Coloradas como el resto de playas de la ciudad”.
De lograr acabar el saneamiento de la zona a tiempo, sería el primer verano que la playa está plenamente operativa. Hay que recordar que, al poco de su inauguración, hubo personas que se lesionaron con los escombros depositados en el fondo marino, entre los que hay hierros de obras y elementos punzantes. Por ello, se prohibió el baño y se advirtió de que era peligroso adentrarse en el agua instalando un cartel en la entrada de la playa. Eso sí, el acceso a la zona de arena era y continúa siendo libre, por lo que muchos melillenses aprovechan el lugar para tomar el sol.
En los últimos años se han planteado diversas iniciativas para quitar los desechos que hay en el agua, pero la Ciudad Autónoma se ha encontrado con varios escollos en esta tarea. A los fuertes temporales de viento, hay que sumar la presencia de una colonia de cien lapas ferrugíneas, especie en peligro de extinción, en la parte norte de la playa, lo que ralentizó la construcción de un dique de contención para evitar la pérdida de arena. Además, años atrás, cuando se comenzaron a retirar los primeros escombros, se descubrió que había muchos más de los previstos y que habían permanecido ocultos bajo la arena del fondo del mar.
El plan definitivo
Por ello, en abril del pasado año, el Gobierno melillense ideó un proyecto para recuperar esta parte del litoral gracias a una inversión aproximada de 12 millones de euros. El plan contempla tres ejes principales. El primero y más urgente es la limpieza del fondo marino, que está actualmente en ejecución. El segundo, la construcción de dos diques para evitar que la playa pierda arena con el viento, iniciativa que se ha visto entorpecida por la presencia de una colonia de lapas ferrugíneas. Por último, se quiere negociar con el Ministerio de Defensa el acceso a la totalidad de esta parte del litoral, pues sobre la zona norte hay un campo de tiro del Ejército que hace imposible abrirla al público.