Editorial

La apertura de la frontera: cuestión de días

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, acaba de anunciar que la frontera y la aduana comercial de Melilla y Ceuta abrirán en los próximos días. Lo dijo este miércoles desde Marrakech, donde participa en una reunión internacional de la coalición contra el Daesh. Pero, sobre todo, lo dijo, después de haberse reunido por segunda vez en 24 horas con Nasser Bourita, su homólogo marroquí, con quien se dejó fotografiar dando muestras de evidente complicidad.

La noticia nos ha cogido a todos por sorpresa porque el martes, durante el breve encuentro que Albares y Bourita sostuvieron por primera vez, a ambos se les vio tensos, con gesto serio y tras el encuentro, el ministro español se agarró al descenso de la llegada de pateras para darle algo a la prensa, pero la frontera ni la mencionó a pesar de que seguramente sabía qué era ese el tema estrella del que todos querían oírle hablar.

No sólo en Melilla, también a nivel nacional porque sobre las relaciones hispano-marroquíes sobrevuela la crisis del espionaje de Pegasus. Que abra la frontera a pesar de esa crisis, demuestra que las  conversaciones entre los dos países no han encallado o que al menos ambos se esfuerzan por aparentar que las cosas son de otra manera.

Para las ciudades autónomas es una muy buena noticia. Aquí lo estamos esperando como agua de mayo porque la situación es muy difícil para nuestras empresas y familias.  La frontera debe entenderse como algo que nos une y nos permite comunicarnos con nuestros vecinos, no como aquello que nos separa.

Han pasado ya dos años y tres meses desde el cierre por parte de Marruecos y los dos países hemos comprobado cuáles son las ventajas y desventajas de vivir de espaldas al otro. Es hora de regresar a la normalidad que se ha vivido siempre desde que hay frontera en Melilla. Es bueno para la economía, es bueno para la gente y en estos momentos estamos mejor preparados para hacer frente a todo lo que no hicimos bien en el pasado.

La frontera no puede convertirse en motivo de caos, descontrol o preocupación para la ciudadanía. Tenemos que aprender de nuestros errores. Hay que intentar que sea fluida y segura. Pero por encima de todo: que sea lo que es: la frontera sur de Europa.

 

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