La amenaza terrorista ha hecho que el niqab se convierta en una prenda aún más polémica.
Muchos interpretan que el Corán dicta a las mujeres la obligación de cubrirse. Es así. “Las mujeres tienen que taparse el pelo, no pueden llevar ropa ajustada y han de tener los brazos cubiertos”, explica el responsable de la Mezquita Central, Mohamed Mizzian. En este sentido, el llamado hiyab (velo característico con el que las mujeres musulmanas se cubren la cabeza) adquiere numerosas formas y colores. Esta prenda no oculta el rostro y es considerado como un complemento más entre los ciudadanos melillenses. No ocurre lo mismo cuando una mujer pasea por el centro de la ciudad con niqab (velo islámico que oculta el rostro). Despierta la atención de muchos viandantes y en un instante surgen un sinfín de dudas. ¿Se ve algo entre tanta tela?, ¿quién se encuentra bajo el niqab?Podría ser cualquiera, una estudiante, una médica, una veterinaria, una profesora o una ama de casa. Acostumbrados a leer las expresiones faciales, causar primeras impresiones y recoger informaciones a través del físico de una persona, uno parece estar perdido ante un cuerpo cubierto por tela, normalmente de color azul o negro. En Melilla lo llevan una mínima parte de las musulmanas, pero vestirlo genera un vivo debate e incluso un evidente rechazo.
Veto al niqab
El pasado año un colegio de Melilla advirtió de la prohibición del velo integral en su centro. Una medida que crispó las relaciones entre Occidente y el Islam. Hace unas semanas, conocimos que una residencia universitaria marroquí también impidió la entrada de tres chicas por llevar niqab. Según, Mizzian las aulas de la Universidad de El Cairo protagonizaron el pasado octubre una cruzada contra el velo integral. El uso del niqab encuentra, por tanto, detractores en el propio Islam. “No soy partidario del velo integral, pero defiendo la libertad de las mujeres de vestirse como quieren”, dice el responsable de la Mezquita Central. Pero a veces esa libertad queda arrebatada. Existen hombres que se lo imponen a sus mujeres. Su cultura se lo permite ya que en ésta predomina una premisa: “La mujer tiene que obedecer al hombre”, explica Mizzian. “Si el marido quiere que su mujer se cubra al completo ha de hacerlo. Los padres ya no pueden intervenir en esa cuestión”, afirma. Para otras se trata de un gesto de reafirmación de su fe. “Llevar el velo integral es una opción para acercarse a Dios, es un hecho que tenemos que respetar”, explica Dris Mohamed Amar, presidente de la Comunidad Islámica. No obstante, Mohamed Amar resalta lo difícil que es para una mujer llevar el niqab en la actualidad, debido a las connotaciones peyorativas que esta prenda arrastra consigo. “Las mujeres que llevan el velo integral se convierten en el punto de mira de la sociedad. Es un sacrificio añadido. Si decide llevarlo tiene que ser consciente de ello”, señala.
El velo integral, la prenda tabú
El uso del niqab es una práctica poco extendida en la ciudad y cuesta encontrar respuestas sobre cómo lo interpretan las mujeres que lo llevan, cómo lo viven y qué piensan acerca de vestirse con un atuendo que de alguna forma les hace desaparecer. En la calle nadie quiere hablar del asunto. Es un tema tabú. Asisa que regenta una tienda de telas en el emblemático barrio del Rastro, se atreve a hablar y no oculta su deseo de vestirlo: “Me encantaría llevar niqab, pero no lo hago por no montar un follón”, dice. “Han hecho muchas cosas raras con esta prenda, como ocultar explosivos”, lamenta. Asegura que es “ilícito juzgar tan a la ligera” el uso de una prenda tan arraigada a una cultura y a una religión. “Se tiene una imagen muy equivocada. Nuestra religión no dice que debemos matar”, señala. Afirma, que no descarta llevar el niqab en un tiempo. “Quizá en algunas semanas empiece a ponérmelo, pero no con la cara cubierta. “Es como debemos vestir realmente, tal y como lo hacemos ahora es una forma de adaptarnos a la ciudad en la que vivimos”, explica. Llevarlo obliga a increíbles maniobras para comer, beber o tomar un helado, pero Asisa explica que evitan ingerir alimentos en espacios públicos.
El niqab, a detalle
El niqab se ajusta alrededor del óvalo de la cara, asegurándose de cubrir bien todo el cabello, incluso la frente hasta la altura de las cejas. Pero ¿cuántas partes tiene un niqab? Turi, experimentada costurera con taller propio en el barrio de Cabrerizas, explica que consta de tres partes: “Está hecho de una falda larga, una túnica que sobrepasa la rodilla y un velo que normalmente cubre todo el rostro”, explica. “La tela que tapa la cabeza va pegada a la túnica”, aclara. Las más conservadoras insisten en enfundarse guantes y medias. El coste del niqab suele estar entre 30 o 50 euros y según, Beldi, un costurero de calle García Cabrelles, está hecho de una tela que no se arruga. Yamna, una mujer que se encuentra en el taller de Beldi cuenta que el negro filtra más que cualquier otro color y es “la mejor forma de protegerse de los rayos del sol”. Muchas mujeres compran el velo integral en Marruecos, ya que en Melilla no hay tiendas especializadas en esta prenda. Algunos talleres hacen pequeños arreglos, pero no se dedican ni a su venta ni a su fabricación.
La segmentación geográfica no funciona. Compruebe si la geolocalización IP está habilitada en su cuenta…
En la obra pictórica presente en Melilla de escultor y pintor Pepe Gámez (Melilla, 20…
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un asunto que nos interpela, casi en igual medida,…
De Galicia al Mediterráneo Si vemos la imagen de una colonia de percebes (Pollicipes pollicipes)…
Dedicaba el diario El País dos páginas de su publicación dominical del pasado domingo, 4…
Queridísimos; Si algo caracteriza a la señora Díaz Pérez (doña Yolanda, "Yoli", "Yoli O' Trapiño"),…