Editorial

La ambigüedad marroquí

El Gobierno español no ha protestado, al menos públicamente, por la inclusión de Ceuta y Melilla como parte del territorio marroquí, en el mapa que la embajada de Marruecos en Madrid tiene en su página web.

Ahora, tras la supuesta distensión de las relaciones bilaterales hispano-marroquíes la agencia oficialista MAP incluye "las entradas a las fronteras de Ceuta y Melilla" entre los 17 puntos de acogida a los pasajeros de la Operación Paso del Estrecho.

Luego, aclaran que en el extranjero se prestará esa misma asistencia en los puertos de Motril y Almería, en España.

Es cierto que no se refieren a Melilla y Ceuta como ciudades ocupadas, pero juegan al despiste para incluir el nombre de las ciudades autónomas españolas en la lista de puntos operativos dentro de Marruecos. ¿No habría sido más fácil referirse a esos puntos diciendo que están Beni Enzar y Castillejos?

Marruecos sigue haciendo equilibrios peligrosos para seguir mostrando, ahora con perfil bajo, su interés por Ceuta y Melilla. De ahí la importancia de que nuestra ciudad abandone la indefinición y dé el paso hacia una mayor integración en la Unión Europea.

La semana pasada, representantes de Melilla y Ceuta estuvieron en Bruselas para asistir a la presentación del informe "Ceuta y Melilla: más España, más Europa", promovido por el eurodiputado de Ciudadanos, Jordi Cañas.

En la presentación del trabajo de investigación, que ha hecho la consultora Ernst&Young, se habló de los pros y los contra de una mayor integración en Europa. Allí quedó claro que Ceuta tiene un objetivo fijado, pero Melilla no.

Nuestra ciudad ha adoptado una posición ambigua que parte de la necesidad de no renunciar a ninguna de las ventajas fiscales que tenemos consolidadas, pese a que la práctica ha demostrado que no solucionan los problemas estructurales de esta tierra. En todo caso, nadie puede demostrarnos que eliminando las bonificaciones estaremos mejor dentro de la Unión Aduanera.

En muchas ocasiones se ha defendido una solución conjunta para Melilla y Ceuta pese a que la situación en una y otra ciudad no es la misma. Melilla está mucho más aislada, para bien y para mal. Quizás por eso en mayo del año pasado, Marruecos pudo meter hasta 10.000 migrantes irregulares en Ceuta y las entradas en Melilla, aunque se produjeron fueron minoritarias.

No somos los mismo, pero formamos parte del mismo problema. Si de verdad queremos pararle los pies a Marruecos hay que plantar una bandera europea en Beni Enzar para que recuerden que no se trata un pulso bilateral sino multilateral. Tienen que saber que no estamos solos y también, que la prosperidad compartida es posible.

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