La aduana era “la única vía”

LA Oficina Económica y Comercial de España en Rabat, que depende de la Secretaría de Estado de Comercio, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, da por perdida la aduana de Melilla, cerrada “unilateralmente” por Marruecos el 31 de agosto de 2018.

Cuando se refieren a ella, conjugan el verbo en pasado para explicar que “era la única vía de mantener un comercio sostenible en el medio y largo plazo con Marruecos”. Así lo recoge un fragmento del informe publicado en exclusiva por el periodista Ignacio Cembrero, en El Confidencial, y al que ha tenido acceso El Faro.

La Oficina Económica y Comercial de España en Rabat se encarga, en esencia de impulsar la competitividad de las empresas españolas en Marruecos. De ahí la importancia de este análisis en el que hablan de decisión “unilateral” y “soberana” tomada “supuestamente para favorecer el tráfico en el vecino puerto de Nador”.

Además, afirma categóricamente que esta resolución de Marruecos “afecta a todo el comercio formal” de Melilla, si bien admite que la mayoría del comercio que hoy por hoy utiliza el paso de Beni Enzar es “atípico (no formal)”.

El informe aporta sólo datos de exportación-importación correspondientes a 2016 y 2017, dejando fuera las cifras del intercambio comercial entre Melilla y Marruecos del año pasado, que recogerían el impacto de la medida tomada por el país vecino.

Según la Oficina Económica de España en Rabat, en 2016 nuestro país exportó a Marruecos de forma documentada 36 millones de euros, frente a los 47 de 2017. El crecimiento se explica en que justo en julio de 2017 comenzó la “reorganización del comercio atípico” del exdelegado del Gobierno Abdelmalik El Barkani.

Llama la atención que también crecieron en ese periodo (2016-2017) las importaciones, que pasaron de 1,5 millones a 2 millones y que previsiblemente no se han visto afectadas con el cierre de la Aduana de Beni Enzar porque Marruecos cerró, pero España mantiene la frontera abierta a la entrada de fruta, pescado y áridos.

El informe da por hecho que el cierre de la Aduana de Melilla “probablemente tenga mayores efectos en términos dinámicos que estáticos”. O sea su influencia se notará más en el crecimiento del intercambio comercial a largo plazo que en la variación de la situación actual.

La Oficina Económica de España en Rabat justifica el lastre que el cierre de la Aduana representa para el crecimiento del intercambio comercial a través de Melilla alegando que “dada la situación del comercio atípico (cada vez con mayores restricciones), el comercio formal era la única vía de mantener un comercio sostenible en el medio y largo plazo con Marruecos”, dice textualmente.

Asimismo el informe hace referencia a las conversaciones entre los dos países para abordar el tema de la Aduana y a que el Ministerio de Fomento ha sido generoso con el país vecino en negociaciones como la del Transporte Internacional entre ambos, teniendo en cuenta que se estaba jugando la reapertura de la aduana de Melilla.

Fuentes a las que ha tenido acceso El Faro aseguran que detrás del cierre unilateral de la Aduana de Beni Enzar no sólo está el deseo de un país soberano de desarrollar el puerto de Nador, sino también la sospecha de que por esta vía se estaría cometiendo algún tipo de supuesto fraude fiscal que permitiría a los defraudadores ahorrarse dinero en el pago de impuestos en este país.

Como Marruecos no reconoce a Melilla no ha solicitado a las autoridades aduaneras de la ciudad documentos que ayuden a confirmar sus sospechas. En lugar de aumentar la comunicación entre las partes, ha cortado por lo sano.

Las negociaciones que se han desarrollado hasta la fecha el 13 de septiembre en Rabat y el 11 de diciembre en Málaga, irían encaminadas a tender la mano a la aduana marroquí para que tenga acceso a información que le permita detectar posibles fraudes.

Se han hecho esfuerzos, pero es evidente que no han sido suficientes. El Rey Felipe VI ha estado esta semana en Marruecos acompañado de empresarios españoles y en la delegación no se incluyó a nadie de Melilla, pese a que es una de las partes interesadas en definir cómo será el negocio del futuro con el país vecino. Este punto nos interesa especialmente después de que autoridades marroquíes hayan planteado la posibilidad de cortar el comercio atípico con la ciudad autónoma en el plazo de diez años haciéndolo de forma gradual.

En esta negociación salimos perdiendo. España se ha cuidado de disgustar a Marruecos, su principal socio comercial en África.

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