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Sucedió en 2013 en la Residencia Marroquí y a la acusada le imputan un delito continuado contra la integridad moral
Una docente se enfrenta a dos años de prisión tras haber sido acusada por un alumno de golpearlo en diferentes ocasiones “con una manguera” cuando éste se encontraba con otros compañeros haciendo cola en el patio para entrar en clase. Según el menor, esta conducta también la sufrían otros compañeros del centro educativo, que es la Residencia de Estudiantes Marroquíes.
La acusada, de iniciales N. A., ejercía como jefa de estudios del colegio cuando ocurrieron los hechos, en 2013. En ese año, el niño cursaba 6º de Primaria.
La inculpada fue la primera en declarar en el juicio, celebrado ayer en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla. A preguntas del Ministerio Fiscal, declaró que el niño era “famoso por su mal comportamiento”, aunque en un principio no pudo “precisar” su conducta, ya que no le daba clase. “Se ponía los cascos” en el aula, dijo a continuación.
Niega que le pegara
La acusación pública le preguntó si lo golpeó con una manguera en el patio, algo que la acusada negó. También dijo desconocer por qué el estudiante “dejó el colegio” el año de los hechos.
En el turno de preguntas de la defensa, N. A. dijo a su abogado que no daba clase en el colegio “desde 2007”, al estar ejerciendo desde entonces cargos administrativos. El letrado basó su estrategia en que su defendida no coincidía con el menor en ningún momento, pues, en el patio, son los propios profesores quienes controlan a sus alumnos.
Testigo perjudicado
A continuación testificó el menor, de iniciales M. E. La fiscal le preguntó por su experiencia en el centro educativo. “No estaba contento, porque me pegaban cada dos por tres”, afirmó. El chico indicó que era “ella”, en referencia a la acusada, quien le golpeaba “con palos y las manos”.
La acusación pública precisó si lo hacía con una manguera, a lo que el menor respondió afirmativamente. Aparte, dijo que, aunque no tenía el mismo horario que la acusada, si coincidió “por las tardes” con ella “cinco o diez veces” en un año.
En el mismo año, el menor que supuestamente sufrió maltrato por parte de la jefa de estudios grabó con su móvil a otro profesor pegando a un alumno, una noticia publicada por El Faro en marzo de 2013 y de la que se hicieron eco medios nacionales.
El padre de M. E., que fue el siguiente en declarar, indicó que no fue consciente de “lo que pasaba” en el centro hasta que vio esas imágenes. Asimismo, señaló que después de ello, su hijo dejó el colegio y lo cambiaron, tiempo más tarde, al Leopoldo Queipo.
Acto seguido, prestó testimonio la madre del menor, quien refirió que su hijo le había dicho que la jefa de estudios le pegaba “en el patio del colegio”. Asimismo, aseveró que ella había visto a esa mujer pegando “a otros niños”, aunque no al suyo, con la “manguera del patio”.
“Ha llegado a ir al psiquiatra”
Esta testigo afirmó que su hijo “ha llegado a ir al psiquiatra” como consecuencia de estas supuestas agresiones. “Lo que ha sufrido en este colegio lo estamos pagando”, dijo.
El abogado de la defensa le preguntó si había visto a su cliente pegando a niños “por la mañana o por la tarde”. Aunque en un principio dudó, la madre del menor señaló que las dos cosas.
Después declaró la que era tutora de M. E. cuando ocurrieron los hechos enjuiciados ayer. Indicó que en alguna ocasión llamó a los padres de éste “porque el niño fumaba” y exculpó a la acusada de cualquier agresión porque era jefa de estudios y quienes ejercen este cargo “no están en clase” y “en el recreo, quienes vigilan son los profesores”. De esta forma, negaba que N. A. y M. E. pudieran coincidir en algún momento.
Una alumna que fue llamada como testigo, que fue compañera del chico supuestamente agredido, confirmó que la acusada no coincidía en clase con los estudiantes y que no se ocupaba de vigilarlos en las horas de recreo. No obstante, admitió que era posible que N. A. y M. E. coincidieran en algún momento. Por ejemplo, si el menor pasaba ante la oficina de ella.
Conclusiones de las partes
El Ministerio Fiscal da credibilidad a la versión del menor y pide para N. A. dos años de cárcel por un delito continuado contra la integridad moral. No obstante, el abogado de la defensa resaltó que no hay prueba alguna de que su cliente sea la autora de esa conducta.