La acusación del caso a un militar por un delito de “abusos sexuales continuados” contra la hija de su expareja cuando ésta tenía entre 7 y 8 años dice estar “satisfecha” con la sentencia emitida. En ella, se condena a F. S. S. a 13 años y seis meses de prisión, además de a pagar una indemnización de 40.000 euros a la niña a causa de los daños ocasionados por dicho comportamiento.
Del mismo modo, en declaraciones a El Faro, la letrada que ha llevado el caso asegura que los hechos suponen un daño “irreparable” para la víctima y habla de “sufrimiento constante como madre” de la denunciante.
“Como abogada me he implicado mucho en este asunto tanto en el ámbito profesional como personal, empatizo mucho con estos temas”, apunta la representante legal de la expareja del condenado a este diario.
Hay que recordar que, durante el juico, celebrado los pasados 15 y 21 de febrero, el acusado de estos hechos achacó las acusaciones de la niña a una ‘vendetta’ por parte de su expareja.
Relación complicada
Sobre este asunto, el procesado rechazó las declaraciones de la menor, diciendo que se debían a la “deteriorada” convivencia entre él y su madre. Una relación, según consta el la sentencia a la que ha tenido acceso este diario, “caracterizada por numerosas rupturas y denuncias por malos tratos”, lo que, a juicio del condenado, supondrían “un testimonio inveraz por móviles de odio, resentimiento o venganza”.
Sin embargo, según la citada sentencia, aunque ambos reconocen las “malas relaciones de la pareja” y consta que la menor “presenció algún incidente violento durante el cual el acusado maltrató físicamente a la madre”, “no puede considerarse que existe resentimiento o enemistad cuando estos sentimientos deriven o tengan su origen precisamente en las agresiones que haya padecido la víctima por el comportamiento delictivo del procesado”.
Asimismo, apunta que la denuncia que ocupa dicho caso surge de “manera espontánea”. Según publicó El Faro, la víctima no confesó a la madre los hechos, sino que se lo dijo a otra menor, que a su vez lo expuso a sus progenitores, que se lo dijeron a la expareja del condenado.
Por todo ello, la Audiencia Provincial considera que el testimonio de la perjudicada pueda deberse a una animadversión hacia el procesado, y descarta la versión de F. S. S.
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