Las lluvias arrastrarían una vez más la gran cantidad de residuos de la parte marroquí. Aunque el riesgo de lluvia es escaso para el día de hoy y la semana venidera, la situación en el cauce del Río Nano, a la altura del barranco por el que circunda en las proximidades de Melilla, augura una avalancha de basuras sobre el Río de Oro en caso de fuertes precipitaciones.
Las fotos que ilustran este artículo dan muestras de la acumulación descontrolada de plásticos y otros desechos inorgánicos en la confluencia con la frontera de Mariguari, próxima al barrio de la Cañada de Hidúm.
El Barranco del Nano desemboca en uno de los cauces del Río de Oro. Es, sobre todo, una zona agreste marcada por la caída desde las alturas de la meseta de Rostrogordo -que llega a ser de 123 metros-, hasta el valle del Río de Oro, de sólo 30 metros.
Aunque durante décadas en la parte que trascurre por Melilla logró escapar a la influencia negativa del ser humano -por ser terrenos de utilización militar excluidos de la circulación de personas y vehículos-, su degradación en los últimos años también ha sido notable en su trecho melillense, a consecuencia de la construcción de la carretera de circunvalación, del ‘Pantano de las Adelfas’, la valla antiinmigración o las carreras de todo terrenos y de motos deportivas, así como por el arrojo incontrolado de escombros y basuras, o las repoblaciones previa eliminación de la flora autóctona.
No obstante, es una zona protegida por la Red Natura 2000 o, lo que es lo mismo, considerada de interés comunitario por parte de la Unión Europea. De hecho, se está sometiendo a obras de regeneración mediante un convenio entre la Ciudad Autónoma y la Administración central.
Las nuevas obras están actuando sobre el sendero creado por los ecologistas de Guelaya hace dos años gracias un acuerdo con el anterior Ministerio de Medio Ambiente. Ahora, en el marco del convenio de regeneración por su condición de zona LIC o lugar de Interés Comunitario, el sendero ha sido ampliado y prolongado no sin dejar de suscitar la crítica de los ecologistas melillenses, que censuran las obras por su excesiva intervención humana sobre el entorno natural.
Las fotos que ilustran este artículo demuestran, sin embargo, que cualquier iniciativa de regeneración del Barranco del Nano en su trecho por Melilla es insuficiente si no se coordina con una actuación complementaria en la zona aledaña de Marruecos, donde el descontrol en el vertido de desechos ya cubre todo el lecho del mismo barranco.
Las fotos que publicamos han sido tomadas por un colaborador de ‘El Faro’ a su paso por Mariguari, zona marroquí fronteriza con el barrio de la Cañada de Hidúm.